España

Crisis migratoria entre Brasil y España

  • Ambos países han endurecido las condiciones de admisión. Una joven brasileña lleva tres días en Barajas pese a tener toda la documentación en regla.

El sueño de Janaina Agostinho de visitar España y conocer el país de su novio se frustró de forma abrupta en el aeropuerto internacional de Madrid-Barajas. En un nuevo capítulo de la crisis migratoria entre España y Brasil, convertida ya en asunto de alta diplomacia, la joven brasileña denunció que lleva tres días retenida en el aeródromo madrileño, pese a estar convencida de tener en regla todos los documentos para entrar en el país.

Desesperada, Janaina, de 27 años, relató que pese a tener el pasaporte en vigor y contar con 500 euros en efectivo, además de las reservas de hotel y su billete de vuelta, las autoridades migratorias la rechazaron en el aeropuerto y decidieron expulsarla.

Para ello, sin embargo, deberá esperar hasta el próximo domingo, ya que la línea aérea con la que viajó no tiene vuelo de regreso hasta entonces. Esto significaría estar toda una semana encerrada en la llamada sala 3 del aeropuerto, una tierra de nadie en la que han de permanecer viajeros rechazados y solicitantes de asilo.

"Esto es una vergüenza. Yo venía contenta de vacaciones para conocer a la familia de mi novio. Ahora me tienen aquí y nadie me explica nada. Los policías son muy groseros. Es muy humillante. Nunca pensé que me fuese a pasar esto", se quejó Janaina. Su novio no ha logrado hacer nada por ella.

La misma o similar suerte que Janaina ya la corrieron en lo que va de año unos 800 brasileños, una cifra que se ha disparado en comparación con otros años. Así, los brasileños fueron el segundo colectivo con más rechazados -un total de 2.764- en el aeropuerto de Madrid en 2007, superados sólo por los bolivianos (3.357).

Los ciudadanos de Brasil no necesitan visa para entrar en España. Es un privilegio que comparten con otros países latinoamericanos como Argentina, Costa Rica, Chile, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Pero eso no los libra de tener que cumplir con ciertas condiciones, como disponer de dinero suficiente para costear la estancia o poseer un pasaje de vuelta, entre otros.

"Como llegan más brasileños, se rechazan más. Es algo tan simple como eso", manifestó el comisario jefe de la policía en el aeropuerto de Madrid-Barajas, Carlos Salamanca.

En sus palabras, "todas las inadmisiones se ajustan completamente a la ley", ya que los brasileños que fueron rechazados "no cumplían con los requisitos de entrada" como tener un mínimo de 540 euros y una carta oficial de invitación. Este último es un documento que la persona que invita debe solicitar en la Policía Nacional en España, en un engorroso trámite para el que hay que aportar toda un serie de papeles y desembolsar 101 euros.

Según las autoridades españolas, se está produciendo un auténtico 'boom’ de brasileños que entran en el país como turistas y luego se quedan de forma ilegal. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores argumentan que simplemente se están aplicando las normas que exige la Unión Europea (UE) y a las que España está ‘atada’.

No obstante, las expulsiones están causando un gran malestar en Brasil, sobre todo después de que algunos de los rechazados acusaran de atropellos a las autoridades españolas. Así, un sociólogo que hizo escala en Madrid cuando se dirigía con su compañera a un congreso en Lisboa y tuvo problemas con los agentes, contó que preguntó a uno de ellos: "¿Por qué nos tratan como a perros?". El policía, según su relato, le contestó: "Porque ustedes no son más que perros".

Brasil, donde España es el segundo país extranjero con más inversiones, aporta grandes beneficios a las empresas españolas allí radicadas y su presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, ya anunció que abordará el asunto en una conversación telefónica con el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ganador de las elecciones del pasado domingo.

Además está prevista a finales de mes una reunión entre los ministros de Exteriores de ambos países, Miguel Ángel Moratinos y Celso Amorim.

Por lo pronto, las autoridades brasileñas, que no quieren hablar de represalias, aplican la reciprocidad y ya han rechazado la entrada en el país a varios españoles, lo que en España generó críticas del Partido Popular, que durante la campaña electoral había pedido mano dura con la inmigración.

De hecho, el Ministerio de Asuntos Exteriores español ha advertido a los viajeros rumbo a Brasil que el país suramericano está "aplicando con mayor rigor los controles de inmigración".

"Las autoridades brasileñas están aplicando con mayor rigor los controles de inmigración en los aeropuertos internacionales brasileños", advierte en su página web, aconsejando a los eventuales viajeros "informarse en la Embajada y Consulados Generales de ese país en España sobre los requisitos necesarios para entrar en territorio brasileño". "Las autoridades españolas están haciendo gestiones para tratar de restablecer la situación anterior", concluye la advertencia.

Algo similar a lo que ocurre ahora con los ciudadanos brasileños sucedió meses atrás con los de Uruguay. De hecho, el presidente de ese país, Tabaré Vázquez, se quejó ante Zapatero por las expulsiones de sus compatriotas cuando visitó España en septiembre de 2007.

En todo caso, se trata de un tema espinoso entre los países latinoamericanos y España como antigua potencia colonizadora. Cuando el visado se hizo obligatorio para los colombianos años atrás, el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, apoyado luego por el escritor mexicano Carlos Fuentes, recordó que los españoles en su día fueron a América Latina "sin visa ni permiso de trabajo". En señal de protesta, durante años Gabo no quiso pisar suelo español.

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