Roberto Santiago | Escritor, director de cine y creador de 'Los Futbolísimos'

"La primera clave del éxito es no buscarlo"

"La primera clave del éxito es no buscarlo"

"La primera clave del éxito es no buscarlo" / javier albiñana

Sin saberlo, su primera novela fue un libro infantil. De eso hace más de dos décadas y no ha querido abandonar el género entre proyectos de cine, televisión y teatro. Ha dado vida y aventuras a Pakete, Helena, Camuña, Angustias y Toni durante 14 entregas y pronto, en primavera, lanzará un nuevo libro de Los Futbolísimos. En los encuentros que realiza con escolares de la mano de la editorial SM, como el celebrado en el colegio Los Olivos, Roberto Santiago se alimenta. Las preguntas y explicaciones de los niños les hacen tomar el pulso del presente y ponerlo en conexión con su propia infancia.

-Escribe novela juvenil, para adultos, teatro, guiones de cine, de televisión, dirige… ¿cuál es el denominador común?

-Empecé escribiendo mi primera novela infantil El ladrón de mentiras, que se publicó hace 22 años, y desde entonces he escrito mucho. Todo tiene en común que se trata de contar historias y soy un afortunado, porque me gano la vida con ello, contando historias con lenguajes muy diferentes.

"La literatura infantil fue un descubrimiento, un vehículo para contar historias muy personales"

-¿En qué formato se siente más cómodo?

-No puedo elegir, la verdad. Últimamente escribo más novelas, durante una época escribí más guiones de cine… Depende de muchas circunstancias… pero creo que donde realmente está el germen de la creación es en la escritura.

-En sentarse solo frente al folio en blanco…

-Sí, al final la escritura es un trabajo muy solitario, tú con tu historia, tus personajes, con tus ideas, tratando de darle forma. La escritura también tiene mucho de físico, no es tanto mental. El que escribe no es el que tiene ideas, es el que las escribe y eso supone una conexión con lo físico. También con lo emocional. Como con la música.

-¿Por qué empezó con la literatura infantil?

-Pues fue sin darme cuenta. En mi primera novela el narrador y protagonista era un niño de 10 años al que le pasaban muchas cosas con su padre, pero cuando empecé a escribirla no sabía que era una novela para niños. Un editor y crítico literario, Constantino Bértolo, cuando leyó el primer borrador me dijo que era una novela estupenda que a los niños le iba a encantar. Para mí fue un descubrimiento, porque resultó un vehículo maravilloso para contar historias que son muy personales. Después de eso he escrito 40 más y pienso seguir haciéndolo porque lo disfruto muchísimo.

-¿Cuál es la clave de éxitos editoriales como Los Futbolísimos?

-Por suerte no hay fórmulas y eso se demuestra cuando otros intentan copiarla y no funciona. La escritura al final es algo tan personal que si no escribes con el corazón no sirve. Si a mí no me apasionara el fútbol, si no me volvieran locos las historias de misterio, si no hubiera leído de pequeño Los Cinco, de Enid Blyton, si no me hubieran pasado un montón de cosas no hubiera escrito Los Futbolísimos. Si lo haces pensando en el éxito seguro no vendrá. La primera clave es no buscarlo, escribir de lo que apasiona.

-Se han vendido dos millones de libros de esta serie. ¿Cómo se atrapa al público juvenil?

-El fútbol y el misterio hasta Los Futbolísimos no se habían juntado en una colección y eso ha sido muy buena idea, pero creo que lo que más les engancha es que se sienten muy identificados con lo que se cuenta y con los personajes. Se sienten muy reflejados.

-Es bonito que los niños de hoy se sientan identificados con las vivencias infantiles de generaciones mayores…

-La tecnología ha avanzado una barbaridad, la manera de relacionarnos con las historias y el conocimiento ha cambiado muchísimo, pero la amistad, las relaciones con los padres, los profesores, la esencia, sigue siendo la misma. Yo me conecto con el niño que fui para escribirlo y los lectores conectan con los personajes. También hay que estar muy vivo y despierto y los encuentros que hago con los escolares me alimentan muchísimo.

-¿Libro versus consolas?

-Las pantallas tecnológicas no se pueden ver como enemigos, sino como aliados. La tecnología tiene ser un vehículo para que disfruten y jueguen, pero también para que aprendan y amplíen su conocimiento. Las encuestas dicen que los niños de hoy en día leen más libros que nunca y eso me da mucha esperanza. Se pueden compartir las consolas con el libro de papel, que les sigue interesando.

-En cuanto al cine, ¿cómo ve su salud desde dentro?

-He escrito diez películas de las que he dirigido seis. Algunas han sido grandes éxitos, como El penalti más largo del mundo, y otras no han funcionado. El cine es cultura y tiene que tener el apoyo de las instituciones públicas, sin duda. Y aunque no sé muy bien en qué medida, sí es verdad que con respecto a otros países de Europa tiene mucho menos apoyo en España. Y ha dado igual el color del Gobierno.

-¿Y eso en qué repercute?

-Pues es una pena porque la cultura es la base. Si apoyamos esto construiremos una sociedad mejor.

-También aquí el público consume mucho menos cine propio que, por ejemplo, en Francia.

-Allí tienen una cuota de mercado del cine francés como del 50%. Aquí cuando llegamos al 16% ya es un milagro. Los españoles para eso somos terribles, siempre infravaloramos lo nuestro. El chovinismo francés tiene una parte muy positiva, les gusta mucho lo suyo. En Argentina o en Francia no concebirían no apoyar su cine. Aquí nos encanta tirar piedras sobre nuestro tejado.

-¿Qué tendría que pasar para que esto cambiase?

-Lo que hay que hacer por nuestra parte son buenas historias. Y el público que elija lo que quiera.

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