David Callejo. Médico anestesista.

"En medicina hay pocos 'siempres' y 'nuncas'"

David Callejo.

David Callejo. / Héctor Vila.

David Callejo es médico especialista en Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor y trabaja en el servicio de Anestesiología Pediátrica del hospital Gregorio Marañón de Madrid. Forma parte del equipo de anestesia cardíaca infantil. Es profesor de Medicina en la Universidad Complutense y compagina su labor médica con la divulgación, lo que le ha valido el premio al Mejor Divulgador de 2020 por el portal web de referencia #SaludsinBulos.

-"Tu objetivo como anestesista es que el paciente no se acuerde de tu nombre". ¿Sois los grandes olvidados de la medicina?

-No sé si los grandes olvidados pero sí los grandes desconocidos. La gente no sabe muy bien cuál es nuestra función y eso hace que, cuando las cosas van bien, piensen que ha sido mérito de otro y, cuando van mal, se plantean que puede ser culpa de alguien y ahí suele aparecer el nombre del anestesista.

-Lo primero, la vida (Planeta) repasa tus vivencias. ¿Qué historia te ha marcado especialmente?

-Todas las que están tienen importancia pero la del trasplante de mi madre hizo cambiar mi forma de actuar.

-¿Cómo te conviertes en un influencer sanitario?

-Después de seis años de carrera, cuatro de especialidad, la tesis, ahora mi madre me dice "si te llaman influencer es que algo estás haciendo mal". Bueno, ha sido una cuestión de azar. A mí me gusta mucho la comunicación. Mis alumnos en la academia me decían que por qué no me abría una red social en la que tratara los temas de la forma divertida en que lo hacía en clase y me animé con Instagram. Cuando empezó la pandemia, la gente necesitaba mucha información y ésta había que darla no para personal sanitario, sino para el público general. Así empezó todo. Ahora, cansado del virus, intento hablar de todo tipo de temas de divulgación médica o científica.

-¿Deben tener los médicos una faceta divulgativa?

-Claramente tenemos una carencia de comunicación a nivel educativa. Cuando estudiaba nos enseñaban mucha teoría, de anatomía, biología, bioquímica... pero muchas de esas cosas quizás no las he vuelto a utilizar tras el examen. Sin embargo, no nos enseñaban nada de comunicar, de empatizar con los pacientes. Creo que es algo fundamental.

-¿Seguimos confundidos con la pandemia? ¿Cómo se lucha contra los bulos en este ámbito?

-Nos intentan confundir. Hay muchos bulos pero no hay demonizar a las redes sociales. Éstas son un instrumento muy fuerte para desmentirlos. En esta pandemia se ha demostrado que en España el nivel de la divulgación, y de divulgación en medicina, es altísimo.

-Muchas veces se culpa al mensajero pero, ¿están contribuyendo los políticos a la desinformación en esta crisis sanitaria?

-Los políticos y los periodistas no tenéis mucha formación sanitaria y muchas veces se dicen cosas como dogmas o como siempres y nuncas y en medicina hay pocos siempres y nuncas. No me gustaría tener el papel de ningún político en esta pandemia, es algo nuevo que exige tomar decisiones rápidas sin saber cuál es la adecuada. No creo que haya sido una labor fácil. Aún así, echando la vista atrás, claramente se han tomado y se siguen tomando decisiones equivocadas. Con ómicron se volvió a imponer la mascarilla en exteriores cuando sabemos que no es una medida que sirva de mucho.

-En España tenemos un gran sistema sanitario público pero la sensación es que, pandemia aparte, se deteriora. ¿Qué falla?

-Tenemos un gran sistema público que tenemos que cuidar entre todos: los pacientes, haciendo un uso coherente de él; los políticos, protegiendo este sistema: no puede ser que la atención primaria esté completamente saturada y no se haga nada; y los profesionales sanitarios, que tenemos que estar al pie del cañón. Si una enseñanza nos deja el Covid es que no se puede recortar en sanidad.

"A diario utilizamos fármacos sin estudios en miles de pacientes de entre 5 y 12 años como la vacuna"

-También aborda la salud mental. ¿La pandemia ha puesto aún más de manifiesto su importancia?

-Ya llevábamos mucho tiempo en el que hablábamos en España con más fluidez de salud mental. La pandemia ha puesto de manifiesto todas las personas que tienen problemas con la salud mental. Hemos vivido el año con más muertes por suicidio, ha sido muy complicado en cuanto a salud mental y sigue siéndolo. Hemos de darle la importancia que tiene y recordar que no es malo ir al psicólogo, no es malo ir al psiquiatra, no es malo tomar medicación si tenemos algún problema.

-"Ahora se habla mucho de los riesgos de las vacunas pero ojalá los fármacos que a veces tenemos que usar con niños tuvieran ensayos clínicos tan amplios". ¿Por qué este recelo?

-Todo lo que es nuevo da miedo y hay que explicarlo bien. Yo utilizo todos los días como anestesista pediátrico fármacos que no tienen estudios en miles de pacientes entre 5 y 12 años como tiene la vacuna, ojalá. Esto no está en la opinión pública. La vacuna ha abierto informativos durante meses. Ante algo nuevo tan mediático es normal que la gente busque información. Es fenomenal que tengamos visión crítica pero las vacunas son seguras, eficaces y nos están sacando de ésta.

-El papel de los sanitarios en esta crisis ha tenido dos caras: héroes y/o acosados.

-Hemos ido oscilando de forma muy curiosa: en marzo de 2020 había aplausos a las ocho y ahora hay pintadas de "sanitarios asesinos" o "sanitarios cómplices" en los centros de salud. Soy de esos médicos a los que llegaron a molestar los aplausos porque entendí que era parte de esta polarización de la opinión que íbamos a tener. En parte el libro está escrito por eso, para mostrar que en medicina no es todo blanco o negro, hay una escala de grises muy importante. Hay veces que los médicos ponemos tratamientos o fármacos sin saber si las cosas van a ir bien, sin tenerlo todo claro, y es bueno decírselo a los pacientes. Asumiendo esto, probablemente se entiendan mejor las vacunas y las incertidumbres que tenemos.

-¿Una predicción sobre la pandemia?

-No tengo cartas del tarot ni nada similar, ojalá lo supiera... Todos los pronósticos hasta ahora han fomentado que la gente esté más cansada y frustrada. Estamos más cerca del final, estamos mejor, pero tenemos que ser muy pacientes y cautos.=

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