Javier Barnes. Catedrático de Derecho Administrativo.

"La excesiva endogamia es un mal de la universidad"

"La excesiva endogamia es un mal de la universidad"

"La excesiva endogamia es un mal de la universidad" / josué correa

-¿Cómo un jurista se hace experto en globalización?

-El jurista es como el músico. Hay un intérprete, que es el jurista que va a los pleitos porque es el que hace que se cumpla la ley, y luego está el compositor, el que crea cosas nuevas. La investigación busca componer y ver, ante problemas nuevos, cómo situar el Derecho a la altura de las circunstancias. Eso es el derecho, componer.

-Para que la pieza se interprete hace falta una batuta independiente...

-Yo creo que el poder judicial sí es independiente. Tiene otros males que pueden afectar a su buen hacer, como la sobrecarga de trabajo. La falta de tiempo es el peor aliado para una buena sentencia, el peor enemigo de la Justicia. Si se trabaja a destajo no se pueden hacer bien las cosas. Si se aborda un asunto a cuatro años vista, deshacerlo es algo que cuesta mucho.

-¿La crisis ha hecho mucho daño?

-El periodo de crisis ha hecho un tipo de Derecho, de Justicia y de instituciones más superficial. La sociedad no ha aprendido en valores, no ha ido a las razones de fondo. La crisis se ha visto como una cuestión técnica o como un error de unos pocos, pero es mucho más que eso, es una sociedad en la que hemos puesto unos valores por encima de otros y no hemos aprendido suficientemente y los recortes no se han hecho siempre con el verdadero sentido de justicia, se ha ido a lo superficial, no a lo importante.

-¿Y los escándalos de los últimos tiempos?

-Cualquier forma de corrupción hace daño a las instituciones. Yo creo sin embargo que el peor daño no es el que sale a la prensa, no es el que sale a la luz, que al final es penalizado, hay otras formas de corrupción.

-¿Por ejemplo?

-Las que se acaban viendo como normales. Eso hace más daño a la sociedad.

-Acaba de recibir el Premio Premio Internacional de Investigación de la Fundación Humboldt, ¿hay que salir fuera para ser reconocido?

-Aquí se reconoce el trabajo bien hecho, pero lo que ocurre en la universidad es que padece un mal que afecta a su productividad. Hay un exceso de proteccionismo local, cada universidad arropa a sus investigadores y no hay libre circulación y eso provoca que la promoción se produzca sólo en el seno de una universidad y eso es un mal, la excesiva endogamia de la universidad.

-El mayor reconocimiento alemán para la trayectoria de un andaluz...

-Es un orgullo para todos, para la universidad española, para el mundo académico, para mí... Un honor.

-Eso le llevará de nuevo fuera del país, ¿no?

-Sí, lleva aparejado iniciar una estancia de un año en la universidad alemana y dirigir un proyecto con ellos, que después tendrá seguimiento aquí. Ellos buscan puentes con el mundo del investigador premiado.

-En su trayectoria, ¿a quién ha tenido como modelo?

-Emular es parte de la educación, es un motor. Yo tenía profesores a los que emular, algunos con nombre y otros estaban en mi imaginación. A lo largo del camino he encontrado muchos profesores a los que emular. Me han acompañado siempre y ahora también.

-¿Cómo ve un alemán a los andaluces?

-Mezclar a un alemán con su seriedad y a un andaluz es tenerlo todo, dicen. Piensan y afirman con cierto humor que somos los alemanes del Mediterráneo.

-El término globalización parece abstracto, pero usted lleva más de una década investigándolo, ¿lo concreta?

-Lo primero que hay que tener en cuenta es que ha existido siempre, desde el Paleolítico, pero ha cambiado la escala. Antes era más allá de la ciudad, luego, más allá de la provincia, y ahora va más allá del Estado. Hay que entenderla como una necesidad mutua. Ningún Estado es capaz de arreglar la situación económica, los flujos migratorios, los problemas de medio ambiente, nos necesitamos, eso es globalización, interdependencia. Nos necesitamos en todos los ámbitos de la vida. Lo importante es saber qué clase de globalización queremos y cómo gobernarla.

-Y ahí entra el Estado.

-Hasta ahora el Estado tenía resortes para gestionarlo, pero cuando ya salen de su ámbito, empiezan a actuar por su cuenta y hay que domesticarla.

-¿Es posible?

-Vivimos en una época en la que necesitamos al sector privado, tenemos que conseguir que asuma responsabilidades y no sea actor secundario, que incorpore tradiciones de Derecho Público, que motive sus decisiones, que asuma las responsabilidades que le incumben.

-¿Habla de colaboración público-privada?

-Lo privado aún no se siente protagonista cuando regula buena parte de la sociedad, aunque vigilado por el Estado. Es todo un reto porque podemos decir que en dos décadas el mundo ha cambiado más que en 200 años, y el Estado ha cambiado más que en 200 años, y la sociedad, y la Administración también.

-Y el jurista debe escribir la partitura...

-Debe dar solución a dos revoluciones, la globalización y la transferencia de responsabilidades al sector privado.

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