Entrevista con Ángel Manuel Ruiz

"La Iglesia necesita lectores jóvenes"

Ángel Manuel Ruiz durante uno de sus cursos.

Ángel Manuel Ruiz durante uno de sus cursos. / M. G.

Hace un año y medio aproximadamente, a Ángel Manuel Pérez Vázquez (Madrid, 1959) se le ocurrió ofrecer cursos de lectura en las parroquias. Eso le está llevando a recorrerse España como se de una gira se tratase. Sobre todo, en Andalucía, donde está consiguiendo que los sacerdotes confíen en sus dotes de locutor para enseñar a los feligreses.

-¿El locutor nace o se hace?

-Se hace, pero con vocación porque te guste leer en voz alta y ese tipo de cosas.

-Pero hay voces que suenan peor que otras.

-Sí, pero con trabajo se pasa de una voz aflautada a una más grave. Además, cuando trabajamos usamos técnica pura y dura. Yo no hablo así en mi día a día. Cierto es que hay voces con más calidad que otra. Pero eso no es un impedimento. Dos ejemplos son el juez Garzón y Alejo Vidal-Quadras. Todo el mundo se oye horrible la primera vez que se escucha. Es porque no estamos acostumbrados. No es lo mismo escucharse a través de tus huesos que en desde el exterior.

-¿Cuándo comenzó su vocación locutora?

-Muy pequeño, con 7 u 8 años. En mi casa me ponía a imitar a los de Radio Nacional de España de los sesenta. Todo empezó por mi padre, que era muy leído y me metió el veneno de la lectura. Empecé en la radio con 19 años hasta hace 15 años. Entré en otra etapa, las locuciones. Trabajé poco en Sevilla y me viene a Madrid. Ahora trabajamos online, pero antes había que estar en Madrid para hacerlo. Aún sigo, aunque ahora hay poco trabajo. Lo de las parroquias lo hago los fines de semana.

-¿Los jóvenes leen peor que los mayores?

-Totalmente. Una cosa es leer para tus adentros y otra en voz alta. Los jóvenes, en general, leen mal porque no hay práctica. La gente mayor lee mejor porque en el colegio les obligaron en voz alta. A los alumnos en los cursos siempre les digo que deben practicar 5 o 10 minutos todos los días en voz alta. Ayuda muchísimo.

-¿Cómo se le ocurrió lo de dar cursos de leer en misa?

-Al ir a misa y comprobar que ni oía ni entendía. Aún me sigue pasando igual. Las megafonías de las parroquias suelen ser malas, pero el problema está en el lector. Aparte, de que en el momento en que leemos en el ambón hay una serie de normas muy básicas que no se cumplen. Por ejemplo, lo que está escrito en rojo no se lee. Lo de salmo responsorial no se dice. Fundamentalmente, me metí en este tinglado porque no entendía nada.

-¿Nota la mejoría?

-Sí. Yo no hago milagros, pero la gente se va convenciendo. Cuando termino el curso monto un grupo de WhatsApp para enviar lecturas semanalmente y dar consejos para seguir mejorando. Les mando las lecturas leídas por mí y les pido que me imiten. La idea es que proclamen, no lean. Y que se esfuercen. No puedes llegar a misa sin haber leído lo que vas a leer. Además, estos cursos valen para conferenciantes, profesores o cualquier persona que tenga que comunicar con la voz.

-¿La Iglesia es consciente de la falta de buenos lectores que tiene?

-Lo reconoce. Estoy empezando a conocer la iglesia por dentro y me doy cuenta de la situación. El papa lo dijo hace un año: necesitamos buenos lectores. No puede salir cualquiera. Para la iglesia es una preocupación total. Si no hay relevo generacional, pues me dirás qué hacemos. Desde Juan Pablo II se viene viendo esto. Por eso creó la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

-¿Y se interesa porque los haya?

-En las hermandades hay especial interés por este asunto. He hecho decenas de cursos en cofradías ya.

-¿El acento es un problema para estas lecturas?

-Leed con vuestro acento. No hay que imitar hablas de otros puntos de España.

-Y del mito de que en España hay buen doblaje, ¿qué me dice?

-Hay una calidad magnífica en doblaje. Los que me gustan están la mayoría muertos, aunque ahora haya alguno buenísimos como Ramón Langa. Mi favorito es Rogelio Hernández, que murió hace años. Fue la voz de Paul Newman. Tenía un don especial. También su mujer, Rosa Guiñón, era buenísima. Yo lo conocí y lo traté. Era un tío estupendo.

-¿En qué producciones trabajó?

-Doblé al protagonista de Montoyas y Tarantos. También en Bola de Dragón hice cosas y series americanas en los años 80. Pero, fundamentalmente, anuncios, cuñas de radio y documentales.

-Tiene una magnífica voz y es cofrade, ¿no le tienta dar un pregón?

-Nunca me he planteado hacer uno. Algunas veces falla que alguien escribe magníficamente bien y no lo comunica igual de bien. Y al revés, otros defienden maravillosamente textos regulares.

-¿Dónde se ve en los próximos años?

-Quiero seguir haciendo esto, pues en España hay 23.000 parroquias (risas). Está siendo como católico una experiencia muy gratificante. Se lo digo al Señor y a la Virgen en cada rosario que rezo. Los debo tener mareados ya (risas). Esto ha sido un regalo del Señor. Después de tantos años de profesión, esto es muy importante para mí.

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