Bernabé Mohedano | Escritor

"Nos cruzamos con pocas personas monocromáticas"

"Nos cruzamos con pocas personas monocromáticas"

"Nos cruzamos con pocas personas monocromáticas" / m. g.

El guerrero andalusí Omar Ibn Hafsún (850-917 d. C.) fue un incansable azote del poder de varios emires de la Córdoba omeya. Sobre su poliédrica personalidad y sus motivaciones rebeldes ha indagado Bernabé Mohedano (Madrid, 1979), quien ha profundizado en la figura histórica de un caudillo que pudo haber cambiado la historia de España: El señor de Bobastro (La Esfera de los Libros). Mitad héroe y mitad mercenario, Ibn Hafsún protagonizó la secuencia de una época, la oscura Alta Edad Media, representada por las complejas relaciones entre los reinos cristianos y musulmanes... dos siglos antes que El Cid.

-¿Cantaban los juglares de Al-Ándalus las gestas y los desaires de Ibn Hafsún como en los reinos de Castilla y León entonaban los de El Cid?

-¡Seguro! Es más que factible que las hazañas de un paisano enfrentado al poder árabe protagonizara las reuniones y los cantos hispanos.

A Ibn Hafsún le faltó poco para cambiar para siempre el destino de los reinos peninsulares del Medievo"

-Ambos personajes son, con los ojos de hoy, a ratos mercenarios y a ratos héroes.

-O siempre ambas cosas a la vez. Una de las razones de escribir El Señor de Bobastro en primera persona, a través de Alfonso, su lugarteniente, era por tratar de situar al lector en una mentalidad del siglo IX, alejado de los prejuicios actuales y centrándome en los grandes temas: amor, amistad, fidelidad, honor…

-Mercenarios y héroes, ruines y sublimes. Pura condición humana...

-Huyo de los personajes monocromáticos, pues personas así nos cruzamos con pocas. Creo que una de las riquezas del libro es precisamente pintar al héroe con los colores de un oportunista. O al contrario.

-La Alta Edad Media escasea en testimonios. ¿Escribir sobre Omar ibn Hafsún estuvo motivado por el más difícil todavía?

-Fue un reto que me atrajo desde el primer día y encontrar documentación válida ha sido una de las fases del libro que más he disfrutado. Toparme con un personaje de esta dimensión histórica casi desconocido supuso el empujón definitivo. La pepita de oro en el río.

-Como le sucede a El Cid, las crónicas de aquella época hablan de Ibn Hafsún como de un caudillo que le plantó cara al poder establecido.

-Fue relativamente frecuente. Los reinos y los emiratos no tenían el poder y el control de los estados actuales. Ibn Hafsún no fue un caso único, pero quizás fue quien más lejos llevara el desafío contra los Omeya, en tiempo y en intensidad. Poco le faltó para ganar la partida y cambiar para siempre el destino de los reinos peninsulares.

-¿Cuántos Cid o Ibn Hafsún habría de quienes nada quedó registrado?

-No sé si habría muchos tan grandes como ellos, como Viriato o como Pelayo. Es difícil borrar rastros como ésos.

-Ibn Hafsún tenía el don de la palabra: supo reclutar a varios ejércitos en distintos periodos de su vida y levantó en armas a comunidades y caudillos vecinos. ¿Hoy sería político o estrella televisiva?

-Estrella de la televisión o influencer en las redes sociales. Viendo a los políticos actuales, no lo reconozco, salvo por el oportunismo de alguno.

-¿Fue oportunista la conversión de Ibn Hafsún al cristianismo?

-Mi teoría es que probablemente tuviera más que ver con el oportunismo político que con sus creencias personales. Quiso estrechar vínculos con los cristianos, aunque quizás no fue la mejor decisión. Muchos de sus aliados musulmanes lo utilizaron para declararle la guerra santa.

-Ibn Hafsún campeó durante el Emirato de Córdoba y El Cid, durante las taifas. ¿En el desorden sobresalen quienes viven del mejor postor?

-A río revuelto, ganancia de pescadores. Ambos eran claramente de los que volvían con el cesto repleto de truchas.

-Está la novela de Pérez Reverte y está la suya. ¿Es coincidencia que se publiquen dos novelas de guerreros rebeldes o hay en el aire ganas de soltar las llaves del sepulcro que quisieron echar los regeneracionistas?

-Ganas no nos faltan de arrojar luz sobre los personajes, pero me temo que ha sido pura coincidencia.

-En su novela hay aventuras y amoríos. ¿Tuvo tiempo para amar un culo inquieto como Ibn Hafsún?

-Seguro que sí, no se si un amor con mayúsculas, idealizado y eterno, pues dudo que lo tuviera por algo más que su persona y por sus objetivos, pero sí tuvo tiempo al menos para el pasajero arrebato.

-¿Por cuánto aceptaría vender los derechos de su novela para que se rodara una serie?

-Estaría encantado siempre que respetara cierto rigor histórico y el alma de la novela. Al escribir, no pensaba más que en divulgar la historia y hoy es más fácil encontrar a quien ve capítulos que a quien los lee.

-En la historia caben múltiples géneros. La búsqueda de El Dorado podría haber sido un western, así como la Edad Media peninsular. ¿Lo de ahora es comedia, drama o absurdo?

-Espero que lo que vemos como un drama sea una mala comedia para nuestros nietos. Y no al revés.

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