Sabina Puértolas. Soprano

“Soy muy disfrutona, nunca he buscado ni ansiado nada”

Sabina Puértolas, junto a un retrato de Ismael Jordi, en el jerezano Teatro Villamarta.

Sabina Puértolas, junto a un retrato de Ismael Jordi, en el jerezano Teatro Villamarta. / Manuel Aranda (Jerez)

–Debuta el papel de Manon, los días 28 y 30 de enero, en el Teatro Villamarta de Jerez. Su casa, ha dicho en varias ocasiones.

–Sí, la verdad es que es un teatro donde se trabaja muy bien, es muy familiar, cercano. Bueno, y es que también me gusta mucho la ciudad, el sol, la luz, su comida, la gente...

–¿Cómo le llegó esta ópera?

–Llegó a mí no sé cómo porque yo no conocía esta ópera, no había cantado ni tan siquiera ninguna de sus arias, de las cuales dos son de las más conocidas. Sabía de ella pero no me había puesto a investigar si era indicada para mí. Llegó a mí la idea de debutarla en Jerez para luego volver a hacerla en otros teatros. Y ha llegado el día de estrenarla.

–¿Cómo ha sido el trabajo de sumergirse en ella?

–Es una ópera muy, muy compleja. Al ser de corte francesa, me va muy bien a mi tipo de vocalidad y a mi modo de cantar. Eso no ha sido una gran dificultad. Pero sí que es un papel tremendamente largo y exigente en el tema dramático, de la dramaturgia de escena, de sentimiento, de personaje. Es un personaje que está en todos los actos, no sale del escenario, así que la dificultad es llegar hasta el final con las fuerzas suficientes, con la inteligencia de dosificarlas. Que llegues bien y disfrutando hasta el final. La parte escénica es muy interesante y me ha encantado conocer a su director, Alfonso Romero. Su propuesta me gusta muchísimo. Siempre ayuda que todos rememos en una misma dirección ya que este personaje era tan complicado, su pensamiento y su mundo, que ha sido un descubrimiento, la verdad.

–Bueno, y además con la compañía en el escenario del tenor jerezano Ismael Jordi, que interpreta el papel del caballero Des Grieux.

–¡Ay, sí, con mi querido Ismael! ¡Es que lo quiero mucho! Estoy feliz por muchos motivos, pero el que está encima de la pirámide es volver a trabajar con él. Me encuentro muy a gusto con él, sólo con mirarnos ya sabemos por dónde tenemos que tirar. Él, que también es un experto en música francesa, tiene una forma de cantar muy parecida a la mía. La verdad es que estamos disfrutando mucho de los ensayos. Todo es muy de color de rosa por ahora.

–Los dos sois además muy de dejaros llevar por las emociones.

–Pues no sé, porque ya cuando estaba estudiando en casa lloraba en los pasajes de Manon, y ahora con la propuesta escénica de Alfonso incluso antes (ríe). Lo estamos disfrutando muchísimo. Hay tanta melodía bonita, que te transporta. Es también muy interesante la labor de orquesta del maestro Carlos Aragón, que ayuda mucho a que todo esté cuadrado y bonito. Nosotros ponemos la voz y el corazón. Está siendo un trabajo redondo, un grupo redondo, que nos está enriqueciendo a todos.

–¿A qué otros lugares viajará con Manon?

–Voy a Chile, por ahora. Las otras plazas no se han hecho públicas aún.

–¿Cómo ha ido viviendo la pandemia?

–No me puedo quejar, he trabajado mucho. Pero estos dos años me han cambiado en el sentido en que he vuelto a disfrutar de mi casa, de mi familia. Ya no me dejo llevar por el trajín de nuestro trabajo sino que disfruto de mi gente, de mi casa y de la cocina, y es que ahora soy una experta panadera. Me lo paso realmente bien. Yo decía que tenía dos patas: mi música y la familia. Ahora añado disfrutar mis momentos en casa. Eso me ha cambiado.

–Precisamente usted siempre ha sido más de disfrutar el momento.

–Sí, sí. Disfruto de cada sitio al que voy. Con esta pandemia he encontrado algo que es mío que es mi casa. Y que no sabía que me gustaba cocinar, y lo disfruto muchísimo. Ahora soy una experta en cocina, pero antes lo era en comprar comida preparada (ríe).

–Y los demás también disfrutan, ¿no?

–Buenooo, ¡es famoso mi pan en el vecindario!

–El arte, en general, también ha venido a distraernos un poco de esta pandemia.

–Sí, hace que por unos minutos dejemos de pensar en los problemas que todos tenemos. Hace falta pensar en otra cosa. Nuestra cultura es lo que nos define y nos da un poco de aire. Hay que consumirla. Nos lleva a lugares donde no hay problemas económicos ni sanitarios.

–¿Qué otros proyectos tiene a la vista?

–Pues ahora voy a Málaga, al Teatro Cervantes, con Rigoletto. Tengo zarzuela, conciertos, una grabación de un disco en Granada sobre obras de Arrieta... Los debuts no me dan miedo porque llevo varios años haciéndolos. Los cojo con ganas. Lo que llega es porque tiene que llegar y lo que no, pues no le doy más vueltas para nos frustrarme. La pandemia me ha quitado un contrato para debutar en el Metropolitan de Nueva York. No me voy a frustrar por si me reubicarán o no. Soy feliz. Tengo la suerte de trabajar, tener salud y gente que me quiere y apoya. Lo que llegue, llegó. Estoy en el mejor momento para ello. No tengo prisa ni afán por nada.

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