Stay Homas | Grupo de música

“Nunca hubiéramos pensado que lo íbamos a petar con la guitarra y el cubo de fregar”

  • La banda catalana se prepara para grabar su disco con Sony en otoño

  • Este domingo clausuran el Festival de Málaga con un concierto en el Teatro Cervantes

Rai, Klaus y Gillem, las tres patas de Stay Homas.

Rai, Klaus y Gillem, las tres patas de Stay Homas.

Stay Homas son Klaus, Guillem y Rai, tres músicos profesionales que comparten el mismo apartamento en Barcelona, al que se mudaron dos meses antes de la irrupción del Covid-19. Lo que empezó como una necesidad se transformó en un proyecto ilusionante que ha sido fichado por Sony. Ya tienen gira prevista para 2021, cuando su disco ya esté en el mercado y con la que pasarán por Sevilla, Granada y Málaga. Antes de eso, han sido los elegidos para clausurar el Festival de Málaga y hacer de las tablas del Cervantes su propia terraza.

–¿De dónde parte Stay Homas?

–Somos músicos, los tres hemos estudiado en el Conservatorio Superior, teníamos otras bandas, proyectos en común pero esporádicos. Por distintos caminos con encontramos y terminamos viviendo juntos los tres y, de repente, nos enganchó la pandemia.

–¿Qué ha pasado, cómo se han convertido en este fenómeno desde un piso de Barcelona?

–Al cabo de un mes de vivir juntos nos encerraron. Una de las maneras de pasar el rato era coger la guitarra y tocar, el primer día de confinamiento empezamos a hacer una bossa nova en portugués, que no tenemos ni idea de cantar en portugués, nos tiramos de cabeza e hicimos un tema. Stay Homas nació ese día. Nos lo habíamos pasado bien, lo colgamos en Instagram y había ido muy bien el vídeo. Hicimos un segundo, que fue todavía más heavy, empezó a compartirse por cadenas y cadenas de whatsapp nos llegaron mensajes de todo el mundo. Ahí dijimos que esto estaba funcionando, que la gente se lo estaba pasando bien y nosotros más.

–¿Qué pensaron cuando se decretó el confinamiento?

–Teníamos la moral muy baja, nuestras bandas se paralizaban, yo tenía 40 conciertos programados que se fueron al garete. La cultura fue lo primero en paralizarse y sabíamos que sería lo último en volver a retomar la actividad. Nos quedamos tocados, teníamos mucha incertidumbre.

–Cómo ha cambiado todo desde marzo, ¿no?

–Pues ya ves, muchísimo. No había banda y ahora hay banda. Ha ido todo a un ritmo agigantado, cuando habíamos asimilado una cosa pasaba otra. Ahora estamos preparando un disco, muy loco todo.

–Han utilizado instrumentos de andar por casa...

–Sí, empezamos y seguimos con lo que teníamos por casa. Hacíamos temas con un cubo de fregar, con botes de pimienta, con un bol y una espátula de barbacoa o con una tapa de olla. Íbamos probando cacharros. Empezábamos por una idea, un concepto, sacábamos unos acordes, Rai tocaba en su guitarra y a partir construíamos una canción. Al principio hablábamos muy concretamente de la situación, de la pandemia, de todo lo que estaba ocurriendo pero llegó un momento en el que cambiamos el chip, estábamos ya cansados de hablar del tema y tampoco puedes explicar lo mismo de 50 maneras distintas. Teníamos la intención de que durara más allá del confinamiento, cambiar la temática para no rallarnos.

–¿Cuántos temas han compuesto?

–Hasta ahora mismo 30.

–¿Cómo surgieron colaboraciones con gente como Silvia Pérez Cruz, Manu Chao o Pablo Alborán?

–Tampoco lo sabemos nosotros. Escribíamos por Instagram a la gente y de repente nos decían que sí. También hubo gente que se nos acercó. También es que lo pusimos fácil, solo queríamos que se grabaran cantando a capella lo que quisieran. Aún así la gente se subía al carro, éramos unos mindundis y estábamos hablando con El Kanka, con Pablo Alborán. Nos preguntábamos a diario cómo podía estar pasando esto.

"Esto tiene el toque humano que te acerca mucho más a la gente que si haces algo procesado y frío”

–¿En qué punto están?

–Ahora hemos frenado de hacer canciones, cuando nos dejaron salir lo primero que quisimos fue descansar. Llevábamos tres meses de curro intenso, no habíamos trabajado en la vida tanto como esos días, y necesitábamos dejarnos un poco de espacio, ir a ver a familias y amigos y hacer un poco de vida normal. Hemos seguido haciendo canciones en la terraza, hemos hecho tres, pero a otro ritmo. Nos pusimos a grabar una mix tape para Spotify y nos llevó mucho tiempo y ahora encaramos un disco en otoño. No queremos olvidar las canciones en la terraza, pero compaginándolo con todo lo demás, con una vida de grupo estándar.

–¿Sin coronavirus hubieran llegado a tener 16 millones de visualizaciones?

–No, creo que no. Durante el confinamiento la gente ha estado muy aburrida, todo el día pegada al móvil. Fueron una suma de muchos factores, de la situación, de que nosotros estábamos hablando del tema, de que no teníamos nada que hacer. Creo que se alienaron los astros y eso empezó a correr como la pólvora. En una situación normal ni siquiera nosotros lo hubiéramos intentado pensando que lo íbamos a petar con la guitarra y el cubo de fregar. Lo que nos ha pasado es algo muy poco habitual. He estado 15 años estudiando el trombón y de repente lo peto tocando un cubo de fregar.

–¿Esto demuestra que hay otra manera de hacer las cosas y llegar al público?

–Estamos en un momento en el que todo tiene que ser perfecto, todo está afinado, todo suena en su sitio con el autotune, se graba y suena a la perfección. Gente que no sabe cantar graba discos. Esto tiene el toque humano que te acerca mucho más a la gente que si haces algo procesado y frío.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios