Pedro Tabernero | Editor y director gráfico

"Me gusta acercarme al límite"

Pedro Tabernero.

Pedro Tabernero. / Pepe Morán

Más de cinco décadas en el oficio de la edición y la dirección gráfica otorgan a Pedro Tabernero (Sevilla, 1951) la vitola de voz de autorizada en la materia. Hombre muy vinculado al cómic, su trayectoria cultural está jalonada de obras cuyo fin jamás fue el filón comercial de la cultura. "El día que publique un best-seller podré decir que me he equivocado", dijo en estas páginas hace unos años. Con La Andalucía de... redescubre nuestra tierra a través de 30 personajes históricos.

–Más de 50 años como editor y creador de "libros locos". ¿Está en sus cabales?

–Si no lo estuviera, la aventura no habría durado tanto tiempo. Muchas veces llamamos locura a esos componentes sorprendentes: la imaginación y la creatividad.

–¿Cómo ve el mercado editorial alguien que se rige por su criterio y capricho, que no sucumbe a las modas?

–El criterio es fundamental, garantiza la calidad, aunque cada cual puede tener su gusto y optar por esa oferta o elegir otra. Cuando alguien sube a bordo de un barco que podríamos llamar catálogo, lo que quiere es que al timonel no le tiemble el pulso, y que el piloto sepa adónde va. Hay que ser cuidadoso con los cambios de rumbo.

–Su nueva obra hace un repaso por la fértil historia de Andalucía a través del legado de 30 importantes personajes, desde Hércules o San Isidoro a Velázquez o Rafael El Gallo, pero sólo aparece una mujer, Mariana Pineda. ¿Queda pendiente una colección con más presencia femenina?

–Ya me gustaría que hubiese más mujeres, y que se conocieran, en lugares destacados de nuestra historia. Habría que hacer una recopilación de grandes mujeres andaluzas, aunque esta colección está cerrada y es la que es.

–Velázquez, Picasso, Falla, Lorca, Cernuda... No es por ser chovinistas, pero Andalucía ha dado hombres muy grandes.

–Así es. Para mí es un orgullo llevar fuera de Andalucía a las grandes figuras de nuestra tierra, aunque no haya que dormirse en los laureles.

–Aquí es una ilustradora checa, Jitka Nemecková, la que interpreta estos episodios andaluces. En sus libros se dan siempre alianzas insospechadas, lecturas que escapan de lo predecible.

–No me fijo en procedencias, sexo u otros accidentes, sino en la calidad. Es ésta la que me guía. Hago libros impredecibles para lectores que esperan lo inesperado.

–Haciendo ediciones tan cuidadas, joyas para coleccionistas, lo del libro electrónico ni se lo planteará.

–No, y el tiempo me ha dado la razón. El libro físico ha sobrevivido perfectamente ante el digital, y de hecho sus ventas crecen por encima de las de éste, por no hablar de la muy superior riqueza de la experiencia para el lector.

–Ha dicho usted que "la tecnología degrada la profesión de dibujante". De hecho, muchos autores están volviendo al papel.

–Sí, y esto además se explica porque permite dobles ingresos: los de reproducción y los de la venta de la obra plástica. No es lo mismo vender un lienzo, un dibujo, que un mapa de bits.

–Dirige la colección Poetas y ciudades, por la que ha asomado la Buenos Aires de Borges o la Málaga de Aleixandre. A Pedro Tabernero, ¿qué ciudad le parece más lírica? ¿Y en qué destino no encontró belleza?

–Siempre la más poética es aquella en la que no se ha estado. Por su sonoridad y ecos, Samarcanda. Y por lo demás, siempre, "las vueltas dan mucha vida".

"El libro físico ha sobrevivido ante el digital y sus ventas crecen por encima de las de éste"

–Asesoró en el diseño gráfico y la mascota de la Expo y coordinó una serie de álbumes sobre el Descubrimiento de América. El 92 y los años previos debieron ser un tiempo muy emocionante. ¿Lo recuerda así?

–Sí. Aquella colección cubrió todo un continente incontenible que, mezclando espacio y tiempo, abarcó desde los orígenes hasta Alaska. Hoy hay una polémica sobre aquel encuentro de dos mundos, pero le aseguro que viajando de Veracruz hasta la Ciudad de México me acordé de Cortés y de otros como él. Se puede creer en ellos o no, pero lo que hicieron fue insólito.

–Usted dedicó, entre otros, un libro a Aute. Se adelantó a todos los homenajes que han venido ahora.

–Fue un homenaje en vida, cómo a mí me gustan que sean los homenajes. Hice uno a Leonard Cohen y Aute prologó el libro. Ahí surgió la idea de dedicarle otro a él.

–Hace cerca de cinco décadas comisarió la primera exposición dedicada al cómic en España, que cerraron las autoridades por incitar al erotismo de los jóvenes. ¿Estamos retrocediendo en derechos y libertades con tanto populismo y dogmatismo?

–Afortunadamente, aquella exposición llegó hasta el día 25 de los 28 que iba a durar. Vistas hoy, las imágenes parecen cándidas. Y sí, cada época tiene sus inquisiciones. Ésta no es una excepción.

–Tabernero de la Linde son sus apellidos. ¿Nunca se le ocurrió abrir un bar en Rosal de la Frontera?

–Me considero un editor fronterizo. Me gusta acercarme al límite, e incluso internarme en tierra de nadie.

–Químico de formación y editor de profesión, ¿no ve anticuada la dicotomía, aún vigente en los planes de estudios, ciencias/letras?

–Lo ideal es aunar ambas. El rigor de las ciencias y la creatividad de las letras. ¿Por qué renunciar a una si se puede disfrutar de las dos?

–¿Qué utilidad tiene en estos tiempos de memoria frágil saberse de carrerilla la tabla periódica de los elementos químicos?

–No me la sé de memoria. Citar las cosas de carrerilla es no ir muy lejos.

–Estuvo en el comité que eligió mascota de la Expo 92 a Curro. Confiese: ¿quién cambió el agua de las botellitas de la reunión por alguna sustancia psicotrópica?

–Curro fue muy exitoso, y más en una tierra y en unos tiempos no habituados a ese tipo de mascotas. Gustó en el mundo, y aquí caló, y mucho. No me negará que fue un buen viaje...

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