David Monthiel | Escritor

“Mágico González tiene una novela y el Cádiz, un novelón”

David Monthiel.

David Monthiel. / Juan Carlos Muñoz

La tercera novela del gaditanísimo detective Bechiarelli, Nuestra Señora de la Esperanza (Roca Editorial), lo encumbró con el Premio LH Confidential de novela negra. David Monthiel (Cádiz, 1976) es maestro de música, pero no ejerce, y se dedica mayormente a la literatura. Desterró –“lo exhumé”– el Franco de su primer apellido y al segundo le añadió la hache, pero no por distinguirse de Saritísima. Debate con pasión por dibujar a sus personajes con los vocablos y las expresiones de la Baja Andalucía, aunque entiende que apabulle.

–Su libro, Nuestra Señora de la Esperanza, aborda la política municipal y un asesinato en el Ayuntamiento de Cádiz. ¿Se lo ha firmado al alcalde, José María González, Kichi, o ha sido al revés?

–No pudo presentarlo por problemas de agenda. Trato tres temas en la trilogía del detective Bechiarelli: el primero era el Carnaval, el segundo el verano y el turismo y en éste, la política. Es una alcaldesa en vez de un alcalde, he usado elementos de la primera legislatura de Kichi para la novela y muere el concejal de Vivienda.

–Montero Glez o Lorenzo Silva han ambientado sus novelas policíacas en la provincia, pero no se atreven con Cadi-Cadi...

–Es que Cádiz es difícil. Intento que no sólo sea un decorado, que el lenguaje y la idiosincrasia cotidiana entren en la trama. Mi detective es muy de Cadi-Cadi. En el segundo libro el levante era fundamental: hace viento, por tanto, no se puede investigar.

–Aunque usted tiene una magnífica relación con Martínez Ares, ¿no es su detective más de chirigota que de comparsa?

–Más de cuarteto, pero de tres. Martínez Ares se portó muy bien conmigo, dijo cosas muy bonitas de la novela, me dio una frase promocional, pero Bechiarelli tiene ese pulso de cuartetero. Es buen detective porque sabe estar atento cuando hay una oportunidad, un tangazo, sabe leer muy bien la realidad.

–Escribió en 2011 Yuri Gagarin que estás en los cielos. Usted conoce bien a Podemos desde el 15-M. ¿Llegará a conquistarlo Pablo Iglesias o está ya asaltado al ser vicepresidente del Gobierno?

–Ya ha tocado pelo con una Vicepresidencia, aunque han repartido muchas.

–¿Pondría la mano en el fuego por que Podemos cambiará España estando en el Gobierno?

–En Cádiz se han cambiado muchas cosas: el tema de los proveedores, la gestión en general del Ayuntamiento y el talante y la legitimidad del alcalde son brutales. En el Gobierno central lo veo bastante complicado por la agresividad que hay, se está exagerando mucho:¡Qué viene el lobo! Ni tampoco hay tanta posibilidad de asaltar el cielo, yo lo veo todo más socialdemócrata.

–¿Ve a Kichi como líder andaluz o de la Tacita de Plata no se menea?

–No, no. Tengo entendido que acaba este mandato y regresará a las aulas e incluso al Carnaval. No dará el salto a nivel andaluz.

–¿Los sevillanos nos hemos cargado el Carnaval?

–Dicen que desde Alcalá de Guadaíra van a venir en tropel, pero este año han bajado las agrupaciones. El Carnaval está extendiéndose de manera depredadora, como el cangrejo rojo. Pero cuando una agrupación cae bien en el Falla, sea de donde sea, Cádiz es muy agradecida. El teatro muere.

–Algunos critican el gaditanismo hablado de sus novelas. Diga dos o tres vocablos que igualen el término cambembo.

–Hay muchos. La explicación del bastinazo puede ser desde la más soez a la más suave. Con mis amigos debatimos si es petao o empetao. Petao es que la caña se empeta, que está muy llena o muy fuerte. Me gusta mucho enchampelao, que es cuando vienen dos anzuelos juntos. Un detective de Cádiz tiene que hablar así. La estandarización de muchas formas narrativas pierden la esencia de los sitios. Si mi detective fuera de Estocolmo, sería completamente diferente.

–¿Teme un colapso aún mayor de las playas gaditanas tras quitar el peaje?

–Sí. Los sitios de moda van a estarlo más aún y el Carnaval romperá más. Decía Juan Carlos Aragón que Cádiz es como una mezquita y que hay que cuidar una serie de elementos constitutivos de la ciudad. No puedes ir al puente Canal como si fuera una piscina de Casteldefels, porque hay gente que considera la Caleta como un sujeto, no como un objeto. Nos va a caer una gorda sin el peaje. También es verdad que podemos emigrar y exiliarnos más fácilmente...

–Lleva a sus editores al bar Los Camino. ¿Está conchabado con los camareros para emborracharlos?

–También me gusta La Parra del Veedor, el más antiguo de Cádiz, de 1791. En Los Camino paran muchos músicos y yo, que quise serlo;es un sitio al que voy y me insultan, me encanta. Se come muy bien, nada de reducción al Pedro Ximénez, y mucha, hay mucha guasa de Cádiz.

–¿Quién encaja más en una novela negra: Mágico González o Camarón?

–Vaya par. No sé si fabularía con un encuentro entre ambos. Las peripecias nocturnas de Mágico González tienen una novela: fumar, pasar las noches por ahí, sus hijos secretos, el golferío.... Y juegas con la idea de que la magia puede suceder. Te encuentras con algo que no te lo esperas y te provoca la carcajada con arte y gracia. Eso le pasaba a Mágico. Ese tipo de arte le gusta a Cádiz, una ciudad artística a reventar, es muy difícil ser artista porque la autoexigencia es grande. Y ese Mágico recién levantado, sin entrenar, hace una jugada y marca un gol... O casi, con eso vale. Elegiría antes a Mágico. Y el Cádiz tiene un novelón impresionante, sobre todo el de Segunda B.

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