David Canal | Ornitólogo

"Los pájaros ponen muchísimo los cuernos"

David Canal, ornitólogo.

David Canal, ornitólogo. / Juan Carlos Muñoz

Centrado en el estudio de los procesos evolutivos en las aves, David Canal (Madrid, 1980) ha coordinado un reciente estudio que concluye, para la sorpresa del común, que las aves más atractivas no se reproducen con más éxito. Este ornitólogo sevillano de adopción forma parte actualmente de la plantilla del Centro de Investigación Ecológica de Vácrátót (Hungría) después de haber trabajado diez años en la Estación Biológica de Doñana. Entre sus indagaciones, destaca cómo las preferencias sexuales de los pájaros han ido moldeando las características de los individuos, generación tras generación, de acuerdo a las condiciones ambientales.

–¿A cuento de qué la simpatía que despiertan los pájaros?

–Supongo que por la capacidad de volar que tanto envidiamos, por los coloridos plumajes y los cantos melódicos. Particularmente, a mí me apasiona conocer qué factores hacen que unos individuos tengan más éxito que otros y todas las triquiñuelas que hacen para conseguirlo.

–¿Es el vuelo el arma evolutiva más ventajosa del planeta?

–Es muy ventajosa, pero tiene sus costes. En la naturaleza no existe el arma evolutiva perfecta. Lo que es ventajoso en un entorno puede no serlo en otro, igual que lo más ventajoso hoy puede no serlo mañana si las condiciones cambian. Es la base de la teoría de la evolución de Darwin, que los seres vivos mejor adaptados al entorno tengan más posibilidades de sobrevivir, reproducirse y pasar sus genes a la siguiente generación.

–Tengo un amigo que se pregunta por qué el ser humano no desarrolló alas como hizo un mamífero como el murciélago.

–Las circunstancias de nuestros antepasados hicieron que la evolución nos llevara por otro camino, desarrollando el cerebro, un lenguaje complejo y unas manos que permiten realizar trabajos de precisión. No podemos volar, pero, para alegría de su amigo, ese otro camino nos permite desarrollar todo tipo de aparatos voladores o experimentar la sensación de volar mediante la realidad virtual.

–Usted investiga las relaciones extramatrimoniales de las aves. ¿También ponen los cuernos?

–¡Muchísimo! El 80% de las aves que forman parejas sociales procrean fuera de la pareja. La paternidad fuera de la pareja social tampoco es rara en los mamíferos. Afortunadamente para nosotros, los humanos estamos muy atrás en esa clasificación. La tasa de hijos que no son biológicamente del padre social está en torno al 1% y al 2%.

–¿Hay especies más proclives a la infidelidad?

–En algunas especies, la relación con el sexo opuesto dura, como dice Joaquín Sabina, "lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks". En cualquier caso, la reproducción animal se mueve por intereses, por los beneficios y costes que cada estrategia tiene para cada sexo, en este caso, poner o no poner los cuernos.

–¿Cuáles son los beneficios de la infidelidad?

–La selección natural favorece la formación de parejas sociales cuando los cuidados que proporcionan ambos progenitores aumentan la supervivencia de su descendencia. Sin embargo, teóricamente, y debido a que las hembras suelen hacer una mayor inversión reproductiva, los machos deben intentar reproducirse con tantas hembras como sea posible mientras que las hembras deben hacerlo con el mejor macho posible. Ahí es donde la monogamia crea fricciones y la infidelidad ofrece una solución, por decirlo que algún modo. Con ella, los machos aumentan el número de descendientes sin invertir además en su cuidado parental, mientras que las hembras, una vez asegurado el cuidado parental con una pareja social, pueden aumentar la calidad genética de su prole o prevenir una posible infertilidad de su pareja, copulando con otros machos de mayor calidad.

–¿Y los costes? 

–Pasar tiempo buscando otras hembras aumenta las posibilidades de que la hembra social copule con otros machos, por lo que no es raro que las parejas se vigilen durante el periodo fértil o copulen repetidamente para asegurar la paternidad. Copular con otras parejas aumenta también el riesgo de adquirir patógenos de transmisión sexual, de ser depredado y de que los machos puedan reducir el cuidado parental si perciben que han sido engañados. En la batalla entre los sexos cada uno juega sus cartas.

–¿Cómo afecta el ruido a las aves?

–Igual que a los humanos. La contaminación acústica causa estrés. Aparte provoca cambios en los patrones de búsqueda de alimento o de comunicación para evitar las horas o las zonas más ruidosas.

–Y a la reproducción, ¿cómo le afecta?

–El canto es clave en la reproducción de las aves e insonorizarlo puede hacer imposible la reproducción. Muchos estudios han comparado a las aves urbanas con sus iguales rurales y han comprobado que algunas aves cantan más fuerte o cambian las horas del canto para evitar ser anulados por el ruido ambiente.

–¿Conoce alguna especie que haya tenido que cambiar de hábitos por el ruido urbano?

–Si, por ejemplo, colegas de la Universidad de Sevilla han observado que el gorrión doméstico y el estornino han adelantado el canto para evitar el ruido del tráfico de la hora punta.

–Como en algunos humanos, las aves también necesitan un cortejo previo a los encuentros sexuales, ¿verdad?

–Así es y, como en los humanos, algunas se lo curran mucho, con cortejos que incluyen bailes y cantos que no tienen nada que envidiar a los concursos de la tele y que aprobarían ante el mismísimo Risto Mejide.

–Ha estudiado en un centro de investigación de Hungría. ¿Cantan diferente los pájaros húngaros que sus hermanos españoles?

–Sí, del mismo modo que un andaluz no habla español igual que un gallego, las aves de la misma especie pero de distintos lugares tienen un acento particular. Además, como sucede en los humanos, las aves tienen vocablos, es decir, notas propias de cada zona.

–¿Aprenden los pájaros de los cantos de otras especies?

–Algunas especies son maestras de la imitación, copian e incorporan melodías de otras especies o incluso sonidos ambientales. Los cantos tienen en mayor o menor medida un componente heredado y otro aprendido o innovado. Si ves que tu vecino es la sensación del barrio con una nueva melodía, ¿por qué no intentar copiarla?

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