Isabel Franco. Candidata de Podemos al Congreso de los Diputados por Huelva.

"Creo en la gente y en ella se respira la remontada"

  • "Estamos en el punto de no retorno: o seguimos como hasta ahora o empezamos a hacer cosas distintas", aclara.

  Ser la candidata más joven de la provincia de Huelva sin ser siquiera onubense no arredra a Isabel Franco Carmona (Sevilla, 1985). Bendecida por Podemos Huelva, se siente cualificada para defender en el Congreso los intereses de una provincia en la que percibe también "la remontada" que, a su juicio, trae bajo el brazo el cambio.

-¿Sabe cómo se llaman las Fiestas Populares de Huelva?

-Sí, las de los colonos... ¿no? (duda varios segundos)...¡Ah! ¡Las Colombinas! Claro.

-¿Entiende que su designación por Huelva causase extrañeza?

-Lo entiendo lo que pasa es que, en primer lugar, no estamos de acuerdo con las circunscripciones provinciales ya que la ley D'Hondt favorece así a los grandes partidos y apostamos por circunscripciones más amplias. Para las primarias apostamos por una circunscripción única pero respetando la cultura de cada territorio y, por eso, todos los que nos presentamos por Andalucía somos andaluces. En segundo lugar, lo primero que hice cuando vi que me tocaba venir fue hablar con la secretaria general, Pepa Gallardo, y le pregunté qué le parecía y que sondease a los compañeros, si creía que iba a poder defender sus ideas y la respuesta fue que sí, que aquí a lo que venimos es a hacer leyes estatales, un proyecto de país y que soy bienvenida, y más siendo andaluza. Pero es que, además, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, es onubense y, sin embargo, lo único que ha logrado su política de empleo y la reforma laboral es que Celulosa se acoja a un ERE modificado por ella para despedir a mucha gente. ¿Qué ha hecho por los onubenses?

-¿Un onubense hubiese podido encabezar la lista por Sevilla?

-Claro. Si por ejemplo Kichi no se hubiese presentado a alcalde de Cádiz sino a las elecciones generales y no hubiese podido entrar por su provincia, yo hubiese estado encantada de que lo hiciese por la mía. Es un valor y todos defendemos un proyecto conjunto.

-¿Por qué por Huelva?

-Porque tocó Huelva. Lo consultamos y el partido acordó que fuera Huelva. Además, de pequeña tenía una casa en Aljaraque que mi familia tuvo que vender. Me conozco bien la provincia.

-David Bravo se postulaba como cabeza de lista por Huelva pero finalmente se decantó por Almería. ¿Se siente agraviada?

-Las listas que votamos en primeras no tenían circunscripción, no sabíamos por dónde íbamos a ir, solo que íbamos por Andalucía pero no la provincia. La decisión de por qué David va por Almería no la sé, no sé si tienes vínculos con esa provincia, pero no me siento agraviada. Todos trabajamos por el mismo proyecto, somos un equipo.

-Es usted la candidata concurrente más joven en Huelva. ¿No cree que le puede pesar?

-La juventud, siempre que estemos preparados, no debe ser un lastre. La experiencia no la da que te hagas profesional de la política. De hecho, en nuestro código ético va que queremos personas normales haciendo política y eso se ve en el parlamento europeo. Estamos cambiando la forma de hacer política en este país: los debates son a cuatro en vez de a dos, se remangan la camisa...ya hemos conseguido parte del cambio. Soy joven pero tengo una carrera, me he formado y sé lo que es la precariedad laboral. Llevo trabajando desde los 17 años y mi madre fue quien me tuvo que firmar mi primer contrato. Lo que me diferencia es que no tengo mochila de favores ni tengo interés en hacer carrera profesional de la política. Además, sólo hay que ver los resultados de la política que se ha hecho hasta ahora: se demuestra que esa experiencia tampoco ha servido de mucho.

-Hay quienes los acusan de ser demasiado utópicos o irreales.

-No es cuestión de utopía o cosas irrealizables sino de voluntad política, de criterios técnicos, de intentarlo hasta que lo consigues o buscas alternativas, que es lo que hace Carmena en Madrid. Cuando algo ya está firmado no se rompe, sino que buscamos alternativas.

-Ordéneme por necesidad las principales carencias que ha detectado en la provincia.

-No puedo clasificar porque es una provincia con muchas necesidades e históricamente olvidada. En cuanto a las comunicaciones, cuesta la misma vida ir de un municipio a otro o salir fuera. No hacen falta infraestructuras mastodónticas. Una de las demandas es el ramal de la autovía a Badajoz para poder dar salida a las mercancías del Puerto y no estancar la economía. Sólo hay tres trenes y no me atrevo a cogerlos porque es casi como tirar un dado y que te salga el cinco. Llegas más rápido en bus. Hay que mejorar la frecuencia. Otro frente es el desempleo, es horroroso. Que una de cada tres personas esté en paro lo dice todo y es incomprensible que el sector secundario, el que más empleo y de calidad genera, esté como está siendo Huelva uno de los últimos reductos industriales de Andalucía. El empleo es una de las prioridades, hay que derogar las dos reformas laborales anteriores y volver al modelo de negociación colectiva que proteja a los trabajadores y potenciar los contratos indefinidos frente a los temporales porque Huelva sabe mucho de eso, de temporalidad y estacionalidad. Y, en tercer lugar, el medio ambiente. No tiene sentido que estemos intentando equilibrar medio ambiente e industria y tengamos esa montaña de fosfoyeso casi como la ciudad de grande, por no hablar de que Huelva es la provincia con mayor incidencia de cáncer de pulmón y de sangre.

-Lo de las infraestructuras y fosfoyeyos ¿es fruto de la desidia local? ¿Es concebible en otro sitio?

-Huelva no puede depender de que todo pase por Sevilla, para ir a Cádiz, a Badajoz... Y los fosfoyesos están calificados por la Comisión Europea como uno de los mayores desastres de contaminación industrial. Es una barbaridad porque crea un caos medioambiental y de salud pública importante. No se puede decir que la salud esté mal solo por su culpa pero hay sospechas importantes de lo que afecta a la salud. Hay que hacer cumplir la sentencia de la Audiencia Nacional, que sea una retirada real; no vale echar una capa de tierra encima y que se vuelva a filtrar.

-Los sondeos dicen que lo tendrán difícil para lograr el escaño.

-Me pasaron otra encuesta que decía que seguro seguro sacábamos uno y que el que había que pelear era el segundo, pero las encuestas no me las creo ni cuando dice que sacamos ni cuando no. Creo en la gente y en la gente se respira remontada. El boom de la ilusión ha vuelto, las ganas de cambio, y están para quedarse.

-¿Cómo se quedó cuando Pablo Iglesias confundió con un movimiento de autodeterminación la manifestación del 4D de 1977 por la autonomía andaluza?

-Gracias a esa demanda del derecho a decidir se logró el estatuto de autonomía. No es exactamente lo mismo pero no se entendió bien porque lo que defendía Pablo es que los andaluces salieron a la calle porque querían decidir lo que hacer con su comunidad.

-¿Qué opina de que esté a favor de un referéndum en Cataluña?

-Ni Pablo ni Podemos han defendido nunca la independencia sino que la gente pueda decidir y vote quedarse en España. Queremos que Cataluña siga en España y el referéndum es una cuestión de salud democrática. Si decimos constantemente que no se puede hacer pasa como a Rajoy, que es la mayor fábrica de independentistas. Hay que ofrecerles un proyecto en que se sientan a gusto, un proyecto común en el que estemos a gusto y nos reconozcamos todos pero cada uno con su diversidad.

-¿Cómo catalogaría estos comicios en la historia democrática?

-Serán como una segunda transición casi. La Constitución se ha quedado un poco estancada y proponemos su revisión para que sea más garantista. Ahora hay otras necesidades. Parecían ya consolidados, la gente ya no tiene miedo en la calle, aceptamos nuestras ideas políticas y los derechos civiles pero los sociales se van usando y desusando a conveniencia y hay que blindarlos. La gente ha dicho que ya está bien, desde el 15M cada vez hay más conciencia, se discuten más las cosas. Se ha llegado a un punto de no retorno: o seguimos como antes, con los mismos engaños y promesas, o empezamos a hacer las cosas distintas y para eso hay que elegir distinto.

-¿Por qué Podemos?

-No podemos olvidar lo que ha pasado hasta ahora. Hay que empezar a hacer las cosas distintas. No prometemos sino que nos comprometemos y es tal el compromiso que si estamos incumpliendo el programa a los dos años de legislatura pondremos el Gobierno a disposición de la gente para que lo pueda revocar con un referéndum.

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