Crónica de un día

Fran Barquilla

fbarquilla@grupojoly.com

El elevator pitch de Pedro Sánchez en Davos

Todos esperamos que el discurso de Sánchez ante empresas como Intel, Qualcomm, Micron y Cisco para vender el Perte de microchips haya sido impactante y haya calado entre los inversores

Entre Consejo de Ministros y Consejo de Gobierno (andaluz) hoy miramos también al Consejo Económico que se celebra en Davos.

En el mundo de las startups un elevator pitch es un discurso breve, ágil y bien hilado para convencer a los inversores de que inviertan en tu empresa.

Suponemos que el presidente del Gobierno habrá tenido mucho más que el escaso tiempo de un elevator pitch frente a los representantes de Intel, Qualcomm, Micron o Cisco para 'venderles' las virtudes del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (Perte, habrán oído hoy hasta la saciedad) que pretende situar a España a la vanguardia en la creación de microchips y semiconductores.

Ni más ni menos que algunos de los elementos esenciales para la producción de electrodomésticos, dispositivos electrónicos o vehículos, y de los que sufrimos una carestía galopante desde que se desató la pandemia del coronavirus.

El Perte de Microchips es "el más ambicioso" hasta la fecha por su cuantía (podría superar los 12.000 millones de euros), su potencial impacto transformador y su posible contribución a la autonomía tecnológica de España y de la Unión Europea.

Al tiempo que Sánchez se reunía en Davos con los 'inversores', su vicepresidenta, Nadia Calviño, con la mejor de sus sonrisas, daba cuenta de la aprobación en el Consejo de Ministros del Perte de Microchips, cuya dotación pública supera al de las energías renovables, los vehículos eléctricos y el resto de los otros nueve proyectos aprobados. Rien ne va plus.

Lo cierto es que es un importantísimo proyecto que de cuajar, colocaría a nuestro país en una inmejorable posición en un contexto en el que las rupturas de las cadenas de suministros que hemos visto durante la pandemia o la Guerra de Ucrania, generan cuellos de botella que repercuten en la producción de aparatos de uso médico, coches, ordenadores, electrodomésticos y dispositivos móviles, entre muchos otros, y a todo el resto de industrias que requieren de ellos para fabricar sus productos.

El problema es que pinta tan bien, que uno se acuerda de que estamos en año preelectoral (otro de los anuncios del día del Gobierno: 44.787 plazas de empleo público), de las ocasiones anteriores en las que también pintó muy bien y acabó en agua de borrajas, que no nos queda otra que (des)confiar.

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