Economía

España logra eludir la congelación de fondos europeos por incumplir el déficit

  • Bruselas considera que el país ha tomado "medidas efectivas" para reducir el desvío de este año y no suspenderá los 1.200 millones que estaban en juego

  • Reclama más ajustes para 2017

Después de conseguir evitar en verano una multa millonaria, España logró ayer eludir también la congelación de parte de los fondos europeos que se le asignarán en 2017, la segunda pena que se le podría haber impuesto por incumplir el año pasado sus compromisos de reducción del déficit.

A la vista de las medidas "efectivas" adoptadas por España para reducir este año su desvío, Bruselas optó por "dejar en suspensión" la decisión de congelar de fondos, es decir, por no dar el paso de proponer una congelación. "No habrá propuesta, no vamos a proponer suspender estos fondos", anunció el comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici.

La Comisión Europea (CE) consiguió sorprender y, a la vez, hacer lo previsto con una decisión que no había sido nunca mencionada entre las opciones disponibles, y que contenta al Gobierno español y al Parlamento Europeo. "Sé que se esperaba y son obviamente buenas noticias para el país, donde los fondos europeos juegan un papel importante para respaldar la inversión", dijo Moscovici.

De facto, supone que España se libra de que se le congelen parte de los compromisos de los fondos de inversión y estructurales para 2017, lo que se estimaba que podría afectar a unos 1.200 millones de euros, una amenaza que se cernía sobre el país por no haber respetado en 2015, año electoral, sus compromisos de disciplina fiscal.

El argumento es que España ha tomado "las medidas necesarias para que consideremos que ha habido medidas efectivas en 2016" para reducir el déficit, en palabras de Moscovici, y que se referían al cierre temprano del presupuesto y al pago a cuenta adelantado del Impuesto de Sociedades con el que se han recaudado 8.000 millones extra. "En este contexto, habría que ser masoquistas o formalistas para decidir una congelación de los fondos o una congelación para luego elevarla", defendió Moscovici.

La opción de dejar en suspensión el proceso y dar carpetazo por el momento a la congelación de los fondos está "en el marco de las reglas", según el comisario, aunque anteriormente desde la Comisión no se había evocado en ningún momento como una posibilidad.

No obstante, España debe ahora adoptar medidas para cumplir con sus objetivos de déficit, de manera que reduzca su desvío por debajo del tope europeo del 3% en 2018 a más tardar.

Precisamente, la Comisión también advirtió ayer que el presupuesto prorrogado enviado por el Gobierno español cuando estaba en funciones pone al país en riesgo de no cumplir con sus metas para el año próximo o, lo que es lo mismo, que si España no asume nuevas medidas para reducir el gasto o aumentar los ingresos, no cumplirá con el 3,1% exigido en 2017.

Bruselas espera ahora que el Ejecutivo de Rajoy envíe un presupuesto completo en el que se reflejen estos esfuerzos, que, según las previsiones de la Comisión, deberán incluir iniciativas que reduzcan el déficit el año próximo en un 0,7% del PIB, lo que equivale a unos 7.700 millones de euros.

Los cálculos que maneja el Gobierno son más optimistas, ya que por el momento espera que el desvío alcance, sin nuevas medidas, el 3,6% -lo que exigiría medidas por un 0,5% o 5.500 millones- y puesto que prevé apoyarse en un mayor crecimiento de lo esperado para reducir el desvío. Pero antes es necesario que España cumpla este año con el objetivo de reducir su déficit al 4,6%.

Por otra parte, la CE pidió ayer a los países de la Eurozona -que son quienes deberán dar luz verde a sus planes- que el próximo año emprendan un estímulo fiscal adicional de unos 50.000 millones, un 0,5% de su PIB, para impulsar el crecimiento y apoyar la política monetaria expansiva del Banco Central Europeo. "Es la primera vez que recomendamos una contribución presupuestaria global positiva", dijo Moscovici al destacar el "paso" que supone abandonar la política fiscal restrictiva adoptada tras la crisis para abrazar una orientación expansiva.

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