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El encanto de la Casa del Guarda en la Punta del Sebo

  • En los fines de semana la bella marquesina se llenaba de veladores

  • Se servían refrigerios a los visitantes del Monumento a Colón y a los bañistas de la zona

La casa del guarda que se encontraba en la Punta del Sebo.

La casa del guarda que se encontraba en la Punta del Sebo. / Postal de Roisin · Archivo Sugrañes

La Punta del Sebo fue siempre un lugar con encanto. La ventana abierta desde Huelva a La Rábida, con esa desembocadura inmensa del río Tinto que penetra hacia el estero Domingo Rubio y que se encuentra con el ríoOdiel para formar la gran Ría de Huelva, que va buscando el océano Atlántico.

Una mirada, sin lugar a dudas, que pudieron observar muchos onubenses gracias al paseo marítimo que se construyó a principios del siglo XX como un lugar de esparcimiento de la ciudad que tiene como remate el muelle embarcadero de la Punta del Sebo, que en los años veinte del siglo pasado surcaban las aguas para acercar aún más La Rábida a Huelva, no siendo necesario para ese encuentro el largo rodeo por San Juan del Puerto hacia Moguer y Palos.

La Punta del Sebo tuvo un encanto especial a partir de 1929 cuando se levanta el Monumento a Colón. Hay incluso quienes recuerdan con gran lucidez a su 92 años todo este entorno, como Josefa Hernández Cabeza, que nos habla de ello. María que vivía en una de las cinco casas situadas de vigilancia a lo largo del paseo, nos habla de esta fotografía del chalé que se encontraba en la Punta del Sebo.

Era la casa de Juan el guarda del Puerto que aprovechaba los fines de semana cuando más personas acudían a este entorno único para poder despachar algunos refrigerios, en los veladores que improvisadamente colocaba en la marquesina.

Un tiempo completamente distinto pero igualmente encantador. La Punta del Sebo ha sido siempre ese lugar cercano. En los primeros años, al amparo del Monumento a Colón se dispone de una playa artificial que hará las delicias de los onubenses hasta que en los principios de los años setenta tiene que optar por marchar a las playas de la costa porque la contaminación de las aguas no lo aconsejaban.

La nueva expansión industrial de Huelva hacia la zona de Torre Arenilla lleva consigo la construcción del nuevo puente sobre el río Tinto, que se lleva por delante no solo este hermoso chalé sino, igualmente, el muelle embarcadero. Nos acercamos con más rapidez a La Rábida pero perdimos una de las construcciones emblemáticas de este lugar tan ideal.

Aquí también se levantó en su día el balneario municipal, hoy puesto de la Cruz Roja, junto al que se encuentra las instalaciones del restaurante. Todo se espera que ahora cambie para mejor con el Puerto de Huelva.

Un azulejo con la Virgen de la Cinta

El chalé del guarda del Puerto en la Punta del Sebo era una construcción muy singular. Sencilla pero con bastante encanto, con su porche con marquesina, su fachada de chinos pintada de rojo y rematada con un azulejo de la Virgen de la Cinta. Todo rodeada de un bello jardín y al amparo de los eucaliptos que hoy constituyen una gran pantalla vegetal que protege de la zona industrial.

Un lugar para el descanso junto a la Ría

La zona ha cambiado, ya no está la caseta del guarda. Sin embargo la Punta del Sebo, a pesar de los avatares, sigue siendo un lugar muy especial que está en el corazón de los onubenses. Tan cerca de Colón y de La Rábida, cerca de América. Sus aguas nos evaden para hacernos permanentes descubridores de emociones. Siempre hay una ocasión para ir hasta la Punta del Sebo, que ahora pone más bonita el Puerto de Huelva.

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