Copa davis

La remontada de Ferrer da el segundo punto a España en la final

  • El español gana a Radek Stepanek por 1-6, 2-6, 6-4, 6-4, 8-6.

La magia del Palau Sant Jordi, engendrada por los más de 16.000 aficionados en las gradas, propició la resurrección de David Ferrer, abocado a la derrota ante Radek Stepanek hasta que el hechizo brotó en el entorno.

El eco de los cerca de 1.600 checos presentes había sonado con más ímpetu en el arranque del segundo duelo de la final. Advertidos por su indumentaria blanca, resguardados por sus banderas tricolor, jalearon el despegue de su principal jugador, encaminado a equilibrar el enfrentamiento, torcido con la victoria previa de Rafael Nadal frente a Tomas Berdych.

Apenas tuvieron ocasión los centroeuropeos de ensayar durante el choque de apertura. Fue tan abrumadora la superioridad del balear que apenas disfrutaron de protagonismo.

Expusieron toda su fuerza en el segundo envite. Con Ferrer desarbolado. Con Stepanek en su cenit. Jaleados por el propio jugador, cargado de expresividad y lleno de aspavientos en cada una de sus intervenciones en la pista.

La mejoría de Ferrer, en el arranque del tercer set demandó la proyección del público español. La trompeta empezó a tocar con frecuencia compases tradicionales. Y los globos 'aplaudidores' del personal a sonar después de cada punto.

El tenista español emergía y los gritos de 'este partido lo vamos a ganar' terminaron por revitalizar al jugador, agigantado y físicamente, en apariencia, fresco. '¡España, España! y el 'A por ellos!', se convirtieron en gritos de guerra en el Sant Jordi, donde el banquillo español ejerció de plataforma al aliento.

Liderados por Rafael Nadal, que había solventado con autoridad su compromiso. Siempre de pie. Motivando a su compañero. Igual que Feliciano López, Fernando Verdasco y el quinto hombre Juan Carlos Ferrero. Más los técnicos de cada uno de los componentes. Cada vez más metidos en la empresa. Más centrados en el empeño.

En plena euforia y disfrute por la respuesta del jugador el gentío reclamó su atención con la ejecución de la 'ola', que agitó el decorado de un escenario definitivamente entregado con la gesta de su jugador. Stepanek echó el resto fuera de la línea de fondo. Y Ferrer se desplomó al suelo. Se abrazó con su adversario. Dedicó el triunfo a Juan Carlos Ferrero y fue agasajado por sus compañeros.

Luego marchó hacia el centro de la pista y agradeció al público su auxilio. "Sin ellos no lo hubiera conseguido". Después de más de cuatro horas y cuarto de partido.

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