RECREATIVO

Un problema mayúsculo

  • Rubén Gálvez se expone a una dura sanción si el comité estima que hubo amenazas tras su expulsión La redacción del acta lo expone a un castigo de al menos cinco partidos

Humillación histórica y lo que está por venir. La derrota cosechada por el Recreativo en El Ejido dolerá mucho tiempo y se recordará siempre. El marcador, la forma y la humillante inferioridad ante un recién ascendido de Tercera no se olvidan fácilmente. Pero el balón no deja de rodar y el próximo rival espera. Tiene el Decano la fortuna de disfrutar de una reválida en poco más de 72 horas. Pero el choque estará muy condicionado por el duelo del Santo Domingo. El recreativismo exige un respuesta. Las redes sociales clamaron por ello y la calle está encendida. El Decano vive la resaca de uno de los días más negros de su historia.

El Recre se enfrenta a una dura sanción de Rubén Gálvez. Según lo expresado por el colegiado en el acta del encuentro le podrían caer al menos cuatro partidos más el que acarrea su expulsión. En las próximas 24 horas se conocerá. Esto genera un problema mayúsculo. Obligará al Decano a jugar prácticamente un mes con el canterano Arturo como único portero. Si la sanción pasa de esos cuatro encuentros casi diría adiós a lo que queda de año ya que quedan seis partidos en 2016. En sí ya es un problema, pero ante cualquier eventualidad en la portería la situación se puede volver dramática. Más allá de lo que decida el Comité, el de Aracena tendrá que responder en el régimen interno. No es normal que lo echen por doble amonestación en 45 minutos por protestar. Consciente de ello ayer pidió disculpas, pero el daño está hecho. Se pierde seguro el choque de La Roda y si el Comité estima que hubo amenazas a un colegiado la sanción podría elevarse hasta los cinco encuentros. Los artículos 95 y 96 del Código Disciplinario hablan de sanciones de entre cuatro y doce partidos, aunque en su caso no es reincidente. A los que le caigan se sumará el de la expulsión.

Tras una de las mayores humillaciones de la historia se avecinan cambios y decisiones drásticas. Pavón meterá el bisturí. El Recre es demasiado blando, juega a destellos y sin identidad. Urge darle sentido como equipo a su juego.

La línea que con más urgencia requiere de la intervención del técnico es la defensa. La banda derecha fue un coladero. La izquierda mejoró algo, aunque tampoco estuvo Iván Robles al nivel exigible. La vuelta de Javi Cantero es un hecho. No puede esperar más. Mientras se recupera Mario Marín tendrá que buscar una alternativa por la derecha. El problema es que no hay más. Juan Manuel Pavón no confía en Luzardo a tenor de sus decisiones y lo que tiene no le da para más. Es una línea de zagueros blanda, sin la contundencia necesaria para ciertos escenarios.

Si quedaba alguna duda sobre las necesidades que tiene la plantilla, la humillación en El Ejido lo dejó muy claro. En el mercado invernal deben llegar defensas experimentados y con peso de verdad y un portero que sea una alternativa real. Además, el bochorno histórico reabre el debate de los objetivos. En la semana en la que Manolo Toledano pidió al equipo que se meta entre los cuatro primeros este respondió de forma sonrojante. Urge poner los pies en el suelo y asumir la realidad sobre las posibilidades deportivas de una plantilla cuya capacidad está en entredicho.

Pero no quedan ahí los cambios. En situaciones semejantes los entrenadores tienden a no tocar mucho el equipo por esas leyes no escritas del juego que indican que los mismos deben dar la cara y arreglarlo. No está para eso el Recre. Tiene que meter la mano el técnico en todas sus líneas. El centro del campo no se quedará atrás. Toca decidir si quiere una zona media de control y construcción o de músculo. Si opta por la tierra de nadie ya vio en el municipal de Santo Domingo lo que supone. Igual que las bandas, donde la falta de frescura y desborde fue alarmante. Miguelito debe volver.

La grada exige una respuesta, una reacción. Ante La Roda habrá 7.000 aficionados expectantes. Un triunfo no hará olvidar la vergüenza sufrida, si bien al menos paliará el dolor.

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