El encuentro de ayer entre Kevin Anderson y el estadounidense John Isner, primera semifinal de Wimbledon, saldado con victoria del surafricano por 7-6 (6), 6-7 (5), 6-7 (9), 6-4 y 26-24 en seis horas y 36 minutos, se convirtió en la semifinal más larga de la historia del Grand Slam.
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