A punto de coger un vuelo en el aeropuerto de Sevilla, Paula Moreno nos atiende a la espera de facturar. Con tan sólo 19 años puede presumir de que el avión que la trasporta en su corta carrera deportiva sólo conoce el ascenso hasta este momento. Y, tal y como algunos vaticinan, la estratosfera con ella al mando no supone ningún límite.

Tras ascender con el Betis Féminas la pasada temporada, en este inicio de curso el calendario muestra una exigencia brutal para un grupo novato.

Sin embargo, a pesar de enfrentarse a Valencia, Atlético de Madrid, Levante o Granadilla, las chicas de Marta Pry han empezado con ritmo en la competición. "No lo estamos afrontando mal, estamos compitiendo; esperemos seguir así", explica Moreno, en referencia a las primeras jornadas.

Pero no basta con competir. La permanencia es el principal objetivo del conjunto verdiblanco y los goles de su delantera son una de sus mayores bazas.

De momento, acumula seis dianas, imprescindibles para aminorar el impacto del nuevo escalón. Tras un ascenso que costó sangre, sudor y lágrimas, el pasaporte de la máxima categoría salió demasiado caro como para no renovarlo de primeras.

El año pasado fue la máxima goleadora del equipo y una de las artífices del ansiado ascenso. Un hito que recuerda como si hubiese sido ayer. "Tengo muy buenos recuerdos porque teníamos la espina clavada del año anterior. O subíamos o subíamos, no quedaba otra", recuerda.

La ariete no olvida la imagen del árbitro pitando el final en la ciudad deportiva del Betis. Aquel sonido significaba que su sueño, aquel por el que había trabajado durante años, se había hecho realidad.

Bética desde la cuna, actualmente es la jugadora que más goles ha marcado en la historia de la sección femenina del club. Un récord que, cuando apenas veía a sus ídolos por televisión, ni lo hubiese podido imaginar: "Siempre había soñado con jugar con la camiseta verdiblanca. Si meter un gol ya fue increíble, esto ni lo había soñado".

A Paula Moreno no la asustan los retos. Nunca tuvo miedo a subir al siguiente escalón, ni siquiera cuando en sus inicios se vio obligada a jugar con chicos en la escuela de fútbol de Marchena, anécdota que recuerda con cariño a pesar de que apenas tenía once años. "Me gustaba porque me sentía bastante cómoda, ya que siempre lo hice desde mis inicios. Siempre jugué con niños y me trataban como a uno más", recuerda Paula.

Ahora, en una nueva categoría, sabe que necesita asentarse para seguir creciendo. Asegura que el salto "se notó mucho en las primeras semanas", especialmente en el ritmo de los partidos.

Sin embargo, Moreno trabaja día a día para progresar sin pensar en el largo plazo. "No me pongo techo ninguno. Intento mejorar cada día y no me pongo límites", confiesa. Lo que no pierde nunca de vista son sus sueños y no parece estar dispuesta a dejarlos sin cumplir. Si hace unos meses quería jugar en Primera, a día de hoy no es menos ambiciosa: "Si me llegara la oportunidad de la selección sería estupendo".