Ahórrense los malos pensamientos y las conclusiones equivocadas. La revolución en el once del Cartaya se debió a la acumulación de partidos y a la exigente semana, en ningún caso como consecuencia de la derrota en Gerena. Así de simple. No habrá más comentarios al respecto. Wojcik, Lolo, Miguel Fernández, Joao Lobo y Miguelito, fuera de órbita en el inicio. Así, el entrenador apostó de nuevo por las dobles parejas y puso por primera vez como titular a Pepe Cárdenas, además de a Francis Ruiz, que volvía después de tres partidos de ausencia. Por eso cambió el dibujo arriba. Sin un nueve puro, José Díaz y Cárdenas eran los abanderados, con Mario y Cerpa en el doble pivote.

El caso es que el esquema funcionó. El Sevilla, que comparecía con cuatro triunfos seguidos y con Talaverón como amenaza, fue, en la primera parte, Jaime, el lateral derecho y poco más, porque en Francis Ruiz y Víctor Sánchez anularon y de qué manera a Talaverón, que incluso llegó a desesperarse.

Así el asunto y con el Cartaya descamisado, cosa muy distinta a lo que hace fuera de casa, a los dos minutos de partido, Fabinho, también titular, disparó con intención y sacó la defensa en última instancia. La respuesta la puso Jaime, a los seis de partido, con un chutazo que sacó Adrián.

Todo lo demás, en la primera mitad, llevó la firma en intenciones del Cartaya, como por ejemplo la petición de un penalti sobre José Díaz que pareció al mismo tiempo que no pareció. De moviola. Pero lo que enervó al público fue una caída de Carlos Martínez, de los más destacados, al borde del área que pareció y lo fue. El árbitro, Caballero Caballero, de Córdoba, se llevó una importante acumulación de piropos.

A la vuelta de vestuarios se desató la guerra. El Sevilla adelantó líneas, el Cartaya se vio algo descuadrado conforma pasaban los minutos y con los cambios y los hispalenses estuvieron a un milímetro de adelantarse, sobre todo en un balón que ganó Pablo, sustituto del desaparecido Talaverón que mandó al travesaño. Antes, el mismo delantero solicitó penalti.

El Cartaya recogió el mensaje y lo hizo totalmente suyo, hasta el punto que el partido se abrió por completo y la locura fue la nota dominante, de norte a sur, de portería a portería, con Wocjik, ya en el campo, como amenaza permanente. El delantero polaco tuvo unas cuantas en la recta final y todas ellas se la sacaron de forma milagrosa, si no era el portero era la espalda de un defensa que pasaba por allí. Así hasta el suspiro final. Nadie se conformaba, todo a pecho descubierto, con la afición enaltecida y con un espectáculo en todos los sentidos.

Al final firmaron tablas, empate a cero. Pero la carencia de gol no restó ni un ápice de belleza al partido. El Sevilla cede después de cuatro triunfos seguidos. Por lo que respecta al Cartaya, se percató de que cuando saca de paseo su personalidad, me puede mirar a la cara a cualquiera, se llame como se llame y tenga el apellido que tenga.

Ficha técnica:

Cartaya: Adrián, Manuel, Novoa, Víctor Sánchez, Francis Ruiz, Mario (Miguel Fernández), Pepe Cárdenas (Wojcik), José Díaz (Miguelito), Cerpa, Carlos Martínez (Marcos Tavira), Fabinho (Lolo).

Sevilla C: Matías, Marcos Otero, Capi, Jaime, Diego Talaverón (Pablo), Cristóbal (Ismael), Guti, Raúl (Álvaro Espuny), Agustín (Jacobo), Lulo (Lolo Vázquez), Marco Antonio.

Árbitro: Caballero Caballero del colegio cordobés. Mostro cartulina amarilla por los locales a Cerpa, Carlos Martínez, José Díaz y Miguelito. Y por los visitantes a Lulo y Cristóbal. Y tarjeta roja a Lulo por doble amarilla una vez fuera del terreno de juego.

Incidencias: Luis Rodríguez Salvador. Unos 500 espectadores.