El golfista Gonzalo Vicente, después de más de dos meses y medio sin poder practicar su deporte por la pandemia de coronavirus, ha vuelto a pisar un campo de golf para iniciar la preparación de una temporada atípica, en la que disputará una veintena de torneos concentrados en dieciséis semanas.

El deportista onubense afincado en Madrid declaró que, tras el confinamiento y las restricciones derivadas del estado de alarma, ha tenido "buenas sensaciones, mejor de las que creía", en su reencuentro con el deporte que ama y precisó que en julio jugará su primer torneo en el Circuito de Madrid, que tendrá nueve pruebas.

Vicente, que ganó varios torneos del circuito madrileño y el Alps Tour en 2019, su mejor año como profesional, destacó que también ha recibido un correo de invitación al circuito internacional, que se reanudará a mediados de agosto en Austria con la disputa del primero de sus diez torneos.

Afirmó que muchos jugadores habían propuesto "congelar las categorías y empezar en el 2021", pero indicó que al final los dueños del circuito han seguido adelante con su decisión, por lo que subrayó que afrontará una temporada en la que se jugarán "todo en apenas dieciséis semanas".

Teniendo en cuenta este factor, el golfista de Lepe consideró que puede pasar "de todo" y reconoció sobre la actual situación que "no es lo mismo a que tengas un año entero para programar todo bien y con orden, pero hay que adaptarse a todas las circunstancias".

"Toca empezar a entrenar duro, porque empieza lo bueno", resaltó Gonzalo Vicente, quien valoró que, pese a "la falta de juego y de competición", el trabajo físico realizado durante el confinamiento le ha hecho ganar fuerza para llevar la bola más lejos.

Su objetivo en los cuatro últimos meses ha sido prepararse para ganar fuerza y masa muscular

Así, dijo que su "único objetivo" en los últimos cuatro últimos meses fue prepararse físicamente para ganar fuerza y masa muscular y, de este modo, poder pegar más fuerte a la bola y recuperar "esa desventaja que tenía en esa parcela respecto a otros rivales, sobre todo desde el 'tee' de salida con el driver".

El onubense se mostró contento de su progresión en esta parcela, al indicar que hay un simulador denominado 'trackman', un radar que mide todos los parámetros cuando golpea, entre ellos la velocidad que alcanza la bola y también la del impacto. "Hace 120 días podía hacer una velocidad de 'swing' de 107 millas por hora, que está algo por debajo de la media si comparamos con los jugadores de los grandes circuitos", explicó Vicente.

Después de trabajar "muy duro" en este aspecto del juego, añadió, ahora ha regresado moviendo el palo a 115 millas por hora, lo que supone pegar a la bola "casi 20 metros más lejos", un avance ante el que "el primer sorprendido" es él al ser "demasiado para tan poco tiempo".

Además, el onubense estuvo hace unos días en las instalaciones de Taylor Made en el Golf Santander haciéndose un 'fitting', un estudio de sus hábitos de juego y gustos para elegir, a partir del análisis de todos los parámetros usando distintas varillas y cabezas de palo, el que mejor se adapta a sus características