El Sevilla logró tres puntos importantes para avanzar hacia su objetivo de disputar la próxima edición de la Liga de Campeones a costa de un Valencia desquiciado, que no levanta cabeza y cuya crisis se ve agravada semana a semana. El Sevilla quemó la falla valencianista en los primeros minutos del partido y se marchó con tres puntos ganados con holgura y superioridad, sin apenas exigencias para su portero Palop, y ante el peor Valencia como local de su historia, que padeció hoy la séptima derrota de la temporada ante su afición.

Los hombres de Manolo Jiménez, al menos en la primera mitad, disfrutaron sobre el césped de Mestalla, se mostraron sueltos y desinhibidos, y enfrente tuvieron a un rival que recibió una nueva dosis de sufrimiento ante sus incondicionales.

El equipo andaluz ejerció su dominio sobre todo en el primer periodo, con mucha consistencia defensiva y con jugadas elaboradas en las botas de Kanouté, Luis Fabiano, Alves, Keita o Capel, frente a un Valencia cuyos jugadores corrían detrás del balón mucho más de lo que lo tenían en su poder. Entre todos ellos, el protagonista fue Luis Fabiano, que a los cinco minutos malogró una clara ocasión de gol, sólo ante Hildebrand, pero que a los 10 y a los 21 logró los dos tantos de su equipo. El primero fue en un espléndido lanzamiento de falta y el segundo al desviar con picardía la trayectoria del balón en un lanzamiento lejano. Tras los dos goles sevillistas, los males del Valencia se evidenciaron más y el equipo se mostró incapaz de encontrar el camino hacia la remontada, ya que sus aproximaciones a la meta de Palop fueron escasas y poco afortunadas.

Durante toda la primera parte se había jugado al ritmo impuesto por el Sevilla, que posicionó mejor a sus jugadores sobre el terreno de juego y que acumuló mucha más calidad individual que su rival sobre el césped de Mestalla.

En la segunda parte el Valencia mejoró en ambición y ofensividad, pero no en juego. Gracias a la mayor tensión del equipo se produjeron un par de ocasiones de gol por medio de Silva y Mata, esta última en la primera intervención de Palop en el encuentro.

La entrada de Morientes dio un poco más de profundidad al Valencia, pero el Sevilla incrementó sus precauciones defensivas y sólo buscó el gol al contragolpe y en acciones a balón parado.

Sin embargo, cuando se comprobó que la gesta ya no era posible el Valencia bajó otra vez y el partido descendió hacia su conclusión sin signos de cambio.

El Sevilla se encontró pronto con los goles, pero demostró que conocía los defectos del Valencia y su hizo aflorar con buen fútbol en la primera mitad y sin pasar verdaderos apuros en el segundo, ya que supo tapar bien las vías de penetración del Valencia.

En el minuto 89 llegó el tanto que premió el esfuerzo del Valencia al batir Albiol a Palop en un disparo cercano, cuando ya no quedaba tiempo para meter presión al rival y lograr el empate.