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Rafa y el cultivo del esperpento

  • El asistente/linier más famoso del planeta no vio fuera de juego de Raúl en el gol y sí la última parte del 'rifi-rafe' Heinze-Beto · Iturralde, como antes Mejuto, se dejó llevar por los errores de su compañero

Se podía decir que 'Rafa jodió al Recre', aceptando la segunda entrada que tiene la palabra joder en el diccionario de la Real Academa de la Lengua (destrozar, arruinar, echar a perder). Ese era el titular más apropiado para la contracrónica de un partido decidido por un arbitraje lamentable, pero que al sonar tan mal se ha optado por utilizar el término esperpento (hecho grotesco o desatinado).

Porque lo de Rafa Guerrero, el ahora asistente -antes juez de línea o linier-, es el cultivo diario y continuo del esperpento, con el problema añadido de que muchas de las veces que interviene es para poner entre la espada y la pared al árbitro. Mejuto González lo vivió en sus carnes en su día -"Rafa no me jodas", se acuerdan-, y ahora es Eduardo Iturralde González -otro que se apunta al esperpento- el que lo sufre. Lo malo de todo es que siempre hay quien paga el pato, y el sábado le tocó la china al Recre, indiscutiblemente el equipo menor de los dos que estaban en el campo.

Lo de Rafa es de análisis. Ve cosas que otros no ven y sin embargo no ve lo que todos sí ven. Vio más que nadie en el 'rifi-rafe' entre Heinze y Beto y se fue al extremo más severo (el apellido de Beto es Severo) del reglamento para hacer de las suyas y meter a Iturralde en un callejón sin salida. Por eso el vasco solventó la papeleta con una roja para el portugués cuando lo sensato (ja, ja, he dicho sensato) era una amarilla repartida a partes iguales.

La cosa no quedó ahí, porque antes Rafa (Guerrero) ya había conducido al error a Iturralde no levantando su banderín ni hacer ninguna indicación por el pinganillo en la jugada en la que Raúl marcó el primer gol partiéndose la cara literalmente. Fuera de juego del '7' del Madrid. De todos modos, siempre queda la duda de si Rafa le dijo algo a Iturralde y éste hizo caso omiso, porque el asistente/linier más famoso del planeta no se fue con cajas destempladas al centro del campo. Secreto del sumario en la historia del pinganillo.

Pero hubo más madera. Imputables a los dos protagonistas del partido del sábado. Con dos convidados de piedra: Heinze y Ersen Martin. Ya casi al final, el argentino, que antes había salido victorioso de su 'affaire' con Beto -lección 1 del fútbol, nunca te enfrentes a un argentino- le dio por empujar al turco en una acción que requería una solución tan simple como no hacer nada, porque la pelota se iba a perder en el limbo.

Está claro que si en un partido le dan al rival un gol ilegal, te quitan un penalti a favor y aplica el rasero más severo en contra tuya en una jugada de culpas repartidas, alguna influencia debe tener en el resultado final. Por eso, aunque se tire por la calle de enmedio de utilizar la palabra esperpento, lo que el cuerpo y el diccionario pide y aconseja es eso tan famoso de "Rafa, no me jodas más".

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