división de honor

El Pozoblanco saca a la luz las miserias del Cartaya

Pitu -izquierda- salta con un jugador del Pozoblanco en el choque de ayer.

Pitu -izquierda- salta con un jugador del Pozoblanco en el choque de ayer. / andrés gaitán

Si algo tiene el fútbol es que te concede otra oportunidad de una semana para otra. Si en la anterior fallas, a la siguiente tienes la ocasión de resarcirte. Y el Cartaya, en pleno día fuerte de su feria de octubre, se presentaba ante el Pozoblanco con cuentas pendientes. En Castilleja no ejerció de líder, salió escaldado, con dos expulsados incluso y el equipo pozoalbense se ponía en medio de las ansias locales de demostrarse a sí mismo que lo de Sevilla fue un accidente. Un mal día lo tiene cualquiera, se escuchó al término del encuentro de la pasada semana.

La primera atención se centró en la portería local. Bocanegra, fuera por expulsión, era sustituido por Raúl Hernández. La segunda en el centro del campo, donde tampoco estaba Fernando Vaz, lesionado en un tobillo que le trae de cabeza. Y ya van varias semanas fuera.

Y el Cartaya, sabedor de todos los resultados de la jornada, comenzó la cita intentando mandar en la sala de máquinas. Y a los seis minutos, Dani Pérez, que luego se tuvo que retirar por una brecha en la frente, la mandó al palo en la primera ocasión local. Cuatro minutos más tarde, fue Sebas el que se encontró con una pierna contraria que pasaba por allí para evitar el gol.

A ese tiempo de partido el choque se movía entre la querencia rojinegra por inclinar del todo el campo y por la resistencia cordobesa por evitarlo. Y entre tanto, fue el Pozoblanco el que la tuvo desde fuera del área. Iván agarró una pelota en la frontal y su chutazo salió rozando la escuadra de Raúl. Ocho minutos más tarde, entusiasmado el Pozoblanco porque el Cartaya no terminaba de concretar, Adriano, a un metro de la línea de gol la echó por encima del larguero. Pero la oportunidad de la primera parte la tuvo Pitu. Jugadón de Souto en banda izquierda, gana línea de fondo y a veinte centímetros de la línea de gol, el delantero, en vez de quedarse quieto para que le diese la pelota, movió los pies, y no se sabe cómo la sacó para el campo.

La segunda parte arrancó en medio de la preocupación. Al Cartaya se le nota en exceso cuando le falta algún jugador titular y el Pozoblanco lo puso de manifiesto. De esta forma, el conjunto cordobés, conforme fueron pasando los minutos fue poniéndolo todo de su parte. Sus propios aciertos, físico, táctico y técnico, muy dinámico y los errores del Cartaya, desaparecido en todo lo que significa competir en un partido. Lento, previsible, errando el pase, sin ideas, un desastre. Y con todo ello, fue el Pozoblanco, que se venía venir, el que se adelantó en el marcador. Jugada en banda derecha y Adriano, más listo y vivo que nadie batió a Raúl en el 74.

Limón, consciente de lo que había, metió a Quino, para adelantar a Aitor para al menos darle fuerza al centro del campo. Entró Guille por Novoa y esa era la desnudez total estando vestido. El Cartaya tiene un once y cuando sale de ahí se queda desnudo. A pelotazo limpio no se ganan partidos. Y da la impresión que al equipo de Limón, después comenzar la Liga como un tiro, se le está yendo la fuerza y la imaginación. Segundo aviso serio en dos semanas. De nada sirvió lo de Castilleja. El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

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