Liga adelante

Perdido en el laberinto canario (1-0)

  • El Decano se desquicia en la guerra de guerrillas que le plantea el Tenerife. Los albiazules sólo tuvieron opciones en la última media hora.

El Decano llegó demasiado tarde al encuentro. Con el reloj peninsular puesto, entró una hora después que su oponente al choque. Se perdió en el laberinto de peleas y rifirrafes que le planteó su rival. Cuando quiso reaccionar se quedó sin tiempo para ganar con fútbol lo que en el ring le había arrebatado su oponente.

El choque pronto se convirtió en un duelo de trincheras, una guerra de guerrillas en la que el Tenerife demostró sentirse más cómodo. Acostumbrado a la pelea, los locales no tuvieron inconveniente alguno en trabar el fútbol y emplearse a fondo en el barro. Al Recre le costó adaptarse a esta situación. Expuesto a una historia que no era la suya y con unas armas que no habitúa, el conjunto onubense se sintió siempre incómodo.

Cervera invitó a Sergi a plantear la batalla en su terreno. El recreativista, condicionado por las bajas y los cambios, no eludió el combate pero lo ofreció donde más fuerte se sentía su rival. Su once fue una declaración de intenciones. Zamora fue su tercer hombre. El tercer central en la defensa y el tercer pivote con el balón. El murciano se convirtió en la sombra de Aridane junto a Menosse. Entre los dos le dieron lo suyo al gigante del Tenerife, pero se olvidaron que además de repartir y entrar a las provocaciones había un partido que jugar. No lograron evitar que el ariete chicharrero dominase el juego aéreo del partido. De sus prolongaciones y segundas jugadas vivió el ataque chicharrero. Aridane peleó todos los balones y Ayoze Pérez los tradujo en fútbol.

De esa combinación de talento canario y fuerza física que define al equipo de Cervera nació el único tanto de la tarde. Los tinerfeños trenzaron una buena pared en la frontal que Aridane convirtió en un pase atrás para la llegada de Suso. El delantero centro no sólo cedió el cuero al centrocampista, sino que en su movimiento arrastró a los defensores recreativistas para habilitar el espacio.

El Recre se preocupó demasiado de la pelea. Se distrajo en la guerra de guerrillas que le propuso su oponente y se olvidó de desplegar sus mejores recursos ofensivos. Antón, Linares y Joselu prácticamente no aparecieron en los primeros 45 minutos. Ni un tiro a puerta y un único córner evidenciaron el déficit ofensivo recreativista.

Al Tenerife la gasolina le aguantó para una hora. Los canarios se mantuvieron en la batalla durante quince minutos más. Fuertes, intensos y aguerridos en la presión y con la sensación de tener argumentos para generar más fútbol que el les pide su entrenador. A Cervera la fórmula le dio resultado, pero este Tenerife aparenta más talento arriba del que el preparador se conforma en desarrollar. Tuvo dos ocasiones claras para liquidar el encuentro. En ambas Cabrero amargó la tarde a Aridane en el 57. El ariete canario lo ganó todo en la primera mitad, pero en este tramo en el que miró a puerta y se encontró con el acierto del oscense. Concluyó el minuto mágico chicharrero con un balón al palo.

Con 30 minutos por delante el Recre se despertó. Se olvidó de la guerra y trató de buscar su fútbol. Tardó una hora en darse cuenta que esa no era su guerra y que metido en un fregado incontrolable la única víctima iba a ser él mismo. Reaccionó tarde.

Sergi metió dos extremos. Gallegos y Arana abrieron el campo. Nong le dio refresco y movilidad al ataque albiazul. El Tenerife comenzó a pedir la hora. Sólo respondió en un latigazo de Ayoze Pérez que repelió el larguero. Y se acabó. Durante un cuarto de hora el balón apenas salió del campo local. Los canarios se defendieron con orden y agresividad. Tanta que Aitor Sanz se marchó al vestuario tras una dura entrada que supuso la segunda amarilla. El colegiado consintió demasiado. No cometió errores determinantes, pero dejó hacer a un Tenerife que se aplicó con dureza y desquició al Decano.

Zamora tuvo en su cabeza ser el héroe de la tarde. Prueba del mal partido en ataque de los albiazules fue que hasta el 78 no tiraron a puerta. Su cabezazo lo sacó Suso bajo palos. El centrocampista hizo el tanto de la victoria y evitó el del empate. Nadando por lograr la igualada, los recreativistas se ahogaron en la orilla. Vieron la posibilidad cerca, aunque apenas llegaron a tenerla a mano.

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