El alemán Nico Hülkenberg no necesita vacaciones. El piloto de Renault dio ayer incluso algunas vueltas en los tests de Hungaroring. Pero la Fórmula 1 para por el verano. Y la acción, guste o no, volverá el 26 de agosto.

"No me siento agotado, es más para los miembros del equipo. Nosotros como pilotos tenemos la parte física de conducir, pero entre carrera y carrera tenemos tiempo para recuperarnos y relajarnos, mientras el resto debe trabajar todo el tiempo", explicó el germano. "Los pilotos estamos en un lugar muy privilegiado", añadió.

A lo largo de los años, la Fórmula 1 hizo un receso durante el periodo estival. En 2001, la máxima categoría estableció extraoficialmente ese descanso, pero en 2009 el compromiso fue vinculante a través del Acuerdo de restricción de recursos.

Originalmente, la pausa tenía como objetivo reducir los grandes costes. Paddy Lowe, ex director técnico de Mercedes, lo describió como un "cese el fuego" en la incesante búsqueda de innovación. Después de los test de Budapest, las escuderías tienen que cerrar sus fábricas durante dos semanas. Tocar los monoplazas está tan prohibido como la correspondencia oficial. "El trabajo no está terminado el domingo a la noche. Al contrario, el lunes a la mañana es cuando arranca. El 90% del rendimiento viene de la fábrica", explicó Toto Wolff, el jefe de Mercedes.

Y razones para descansar hubo este año, que tuvo el triple header de tres carreras en semanas consecutivas (Francia, Austria, Gran Bretaña). "Se pasa tiempo con la gente que quieres, haces lo que te gusta. No hay obligaciones profesionales", describió Hülkenberg.

Sebastian Vettel (Ferrari) está contento por descansar junto a su familia. "Tras tanta tensión se respira tranquilidad", afirmó. El líder del Mundial, Lewis Hamilton, escoge todo lo contrario y vive la vida de un soltero sin hijos. "Todavía estoy en la fase de diversión. Viajaré un poco", explicó el británico, que ve en el tiempo festivo una forma de "recuperación activa".