Ponferradina-recreativo

Mora salva al Decano del colapso (1-1)

  • El control de la situación no se transformó nunca en fluidez ni en ocasiones de peligro recreativistas. El Decano se fue arriba con el tiempo cumplido y logra un empate que evita una derrota con efectos devastadores.

Érase una vez la historia de un partido tan perdido como el rumbo de uno de los contendientes... Así podría empezar la crónica del empate del Recreativo en Ponferrada. Así sería si así fuese el cuento. El choque era de la Ponferradina. Lo sabía a esas alturas hasta el último de los bercianos. Los puntos estaban ya sumados en el casillero local. Hasta que salió lo único que a estas alturas sostiene al Recreativo a flote. La garra, el pundonor y la fe de un conjunto que forzó una falta de donde no había nada (ese tanto se lo debe apuntar Lamas). Subieron todos a rematar. Los centrales y el portero. A la vieja usanza. Cámara cubrió las espaldas de todos sus compañeros. Había poco que guardar. Aitor colgó el balón y como jabatos pelearon el cuero uno tras otro hasta que Mora acertó a introducirlo dentro de la meta de Queco Piña.

El reloj hacía muchos minutos que había superado el 90. Un punto caminaba para Huelva. No fue de calidad, no fue de vistosidad, no fue de brillantez pero fue de necesidad. El Decano no podía permitirse volver de vacío. Añadir sus urgencias deportivas a la situación institucional habría tenido un efecto devastador. Lo último que necesita el vestuario en estos momentos es mayor incertidumbre. Como si de un mensaje al entorno se tratase, los profesionales se sobrepusieron a todo en Ponferrada para demostrar que en cuestiones de sudor el club no carece de liquidez.

Pretender sacar mayores lecturas positivas del duelo sería perder el tiempo. El Recre mantuvo el orden y el control del partido durante gran parte del mismo. Insuficiente. Desde que el fútbol es fútbol, gana el que hace más goles. Tirar a puerta por primera vez en el minuto 60 te retrata.

Los hombres de Pablo Alfaro tienen serios problemas ofensivos. Dos tantos en cinco jornadas es una cifra tan paupérrima que no alcanza para sumar una victoria. Mantienen el tipo en defensa. El portero parece asentado bajo los palos de una meta que no le plantea excesivas dificultades. Los problemas surgen por delante. El centro del campo brega y pelea. Es guerrillero y ordenado, pero escasamente creativo. Los que deberían aportar ese plus están ausentes (Emilio Sánchez & cía). Alfaro se ve maniatado a la hora de introducir mayores variantes que las que cada semana se ve obligado a realizar por sus condicionantes. Nunca ha dispuesto de rotaciones en ataque. Contra la UD Las Palmas se queda sin Acuña por sanción.

Puntúa que no es poco. Así se titularía el cuento. Después de todo es la mejor de las reflexiones posibles tras el encuentro. Una primera parte de control total en la que Fabricio no intervino, pero en la que la Ponferradina vio puerta en el primer remate que tuvo. Saque de banda al segundo palo y cabezazo de Saizar. Era la prolongación. ¿Una crueldad del fútbol? Entonces parecía la mayor de las posibles. Donde las dan, las toman. Complicado panorama para el técnico albiazul que entonces comenzaba a tener algo más que la corbata apretándole el cuello.

Había ganas de regresar a Ponferrada. La eliminación copera estaba muy reciente. La polémica por el arbitraje y lo doloroso de despedirse a las primeras de cambio de la competición convirtieron el duelo con los bercianos en una cita inesperadamente deseada. No lo pareció.

Alfaro decidió meter todos sus recursos ofensivos sobre el terreno de juego. Acuña entró en el campo para darle verticalidad al equipo. Lo hizo el tiempo que estuvo sobre el césped. Una niñería lo mandó al vestuario antes de tiempo. Lo último que necesitaba el nefasto colegiado era una excusa.

Un punto más de dificultad para la Ponferradina que además tuvo un par de oportunidades para sentenciar. También las tuvo el Decano. Cuadrado sacó bajo palos el esférico a falta de seis minutos, en lo que debió de ser el empate. Como en la Copa, a pesar de la inferioridad numérica y la ventaja, a los locales se les hizo muy largo el encuentro.

Con todo perdido tocó zafarrancho de combate. Salió a relucir la 'testiculina' de la que habló en su día Rainieri. A base de balones en largo y mucha más fe que fútbol, muy escaso toda la tarde, los albiazules salieron de su bloque. Buscaron al meta Queco Piña y lo encontraron. Un punto de valor incalculable. Caer en Ponferrada habría tenido efectos devastadores para el Recreativo. La derrota habría provocado el letal efecto bola de nieve que acaba arrasándolo todo a su paso.

- Ficha Técnica:

1.- Ponferradina: Queco Piña; Cristian, Cuadrado, Luis Prieto, Redondo; Jonathan, Toribio; Iván Pérez (Rubén Vega, min. 81), Saizar (Miguel Ángel, min. 68), Del Olmo (Yuri, min. 72); y Máyor.

1.- Recreativo: Fabricio; Raúl Cámara, Mora, Lamas, Aitor; Fidel, Manolo Martínez (Álex Quillo, min. 73), Jesús Vázquez, Kike (Acuña, min. 58); Pablo Sánchez y Kepa.

Goles: 1-0, m.45: Saizar. 1-1: m. 95: Mora.

Árbitro: Daniel Ocón Arráiz (Comité Riojano). Mostró tarjetas amarillas a Redondo, Saizar, Cristian, Luis Prieto, Toribio y Cuadrado por la Ponferradina y a Acuña en dos ocasiones (min. 78) y Jesús Vázquez por el Recreativo.

Incidencias: 7.000 espectadores en El Toralín. Se guardó un minuto de silencio en memoria del ex jugador de la Ponferradina Juan Carlos Montes, que militó también en equipos como Sevilla, Córdoba, Langreo, Cultural y Zamora y que falleció esta semana.

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