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El Madrid entra en combustión

  • Pese a los seis puntos de ventaja, los nervios se instalan en el club blanco, que adopta otra vez la personalidad de Mourinho

El Real Madrid, fiel a la irascible personalidad imprimida por José Mourinho, entró en combustión tras mostrar una extraña paradoja: parece en crisis a pesar de tener seis puntos de ventaja sobre el Barcelona, la mayor diferencia en todas las Ligas importantes de Europa.

Ningún líder del continente tiene una distancia tan apreciable respecto a sus perseguidores. Pero, aun así, el Real Madrid no es feliz y se instaló en el ruido. Otra vez. El equipo blanco derramó la gasolina el domingo, cuando el Málaga le igualó en el último minuto, y encendió la cerilla el miércoles, con el empate ante el Villarreal después de un partido cargado de tensión.

Volvió el Madrid más conflictivo, con cinco expulsados: Mourinho, su ayudante Rui Faría y los jugadores Sergio Ramos, Mesut Özil y Pepe. Este último vio la roja con el partido ya concluido tras decirle al árbitro: "Vaya atraco, hijo de puta". Y más: Cristiano Ronaldo se marchó del campo diciendo "robar, robar, siempre robar", según se escuchó por televisión.

El día después fue el previsible en la casa blanca una vez que su técnico renunciara a dar la rueda de prensa habitual tras cada encuentro. Mourinho impuso el silencio en todos los estamentos del club, desde directivos hasta jugadores. El Real Madrid convocó ayer a la prensa para un acto institucional al que acudieron el presidente, Florentino Pérez, el entrenador y varios jugadores. Ninguno habló, más allá del habitual discurso del presidente elogiando la grandeza del club. Más que eso, Mourinho ofreció su gesto más agrio. Ni una sonrisa, contrastando con la felicidad que irradiaba su presidente.

Según informaron a Dpa fuentes próximas a la directiva, que prefirieron mantener el anonimato, "Pérez respalda incondicionalmente a su entrenador y todas sus decisiones". Sin embargo, es evidente que el Real Madrid vuelve a dar muestra de inestabilidad por su propensión a la polémica cuando, paradójicamente, sus números son óptimos.

Porque resulta extraño que entre un combustión un equipo que está al frente de la Liga con seis puntos de ventaja sobre su gran enemigo y muy cerca de las semifinales de la Liga de Campeones. Pero es que la personalidad de Mourinho es imprevisible, como demostró en Villarreal. Y no está claro que eso beneficie al equipo.

En el partido del sábado ante la Real Sociedad no podrá contar con los expulsados Ramos, Pepe y Özil. Tampoco con Lass Diarra, que cumplió ciclo de tarjetas, ni con los lesionados Callejón y Di María.

Y también está la imagen del club, que nuevamente convirtió un campo de fútbol en un campo de batalla. Así, varios jugadores del Villarreal se encargaron de filtrar ayer a la prensa que al término del encuentro, y mientras ellos celebraban el punto conseguido, varios futbolistas blancos y miembros del cuerpo técnico quisieron entrar en su vestuario para pedirles pelea.

Si el equipo blanco afrontó el comienzo del último fin de semana con diez puntos de ventaja sobre el Barcelona, ahora, pocos días después, ve cómo su diferencia se redujo a seis. Y, además, el equipo azulgrana, agarrado a Lionel Messi, cada vez está mejor.

Suficiente para destapar la euforia en Barcelona, poco tiempo después de que su entrenador, Josep Guardiola, repitiera hasta en dos ocasiones: "No podemos ganar la Liga".

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