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De Hacienda al orgullo

  • El conflicto con el fisco español provocó que Cristiano Ronaldo decidiera marcharse de España

Cristiano Ronaldo junto a Florentino Pérez en la renovación de 2016.

Cristiano Ronaldo junto a Florentino Pérez en la renovación de 2016. / sergio barrenechea / efe

El Real Madrid confirmó ayer la marcha de Cristiano Ronaldo y abrió una enorme serie de interrogantes sobre los motivos de su despedida, algo que pasa fundamentalmente por dos razones: el fisco español y el orgullo del futbolista.

"Creo que ha llegado el momento de abrir una nueva etapa en mi vida y por eso he pedido al club que acepte traspasarme. Lo siento así y pido a todos, y muy especialmente a nuestros seguidores, que por favor me comprendan", solicitó Cristiano Ronaldo en su carta de despedida. Motivos demasiado difusos para que resulten comprensibles.

Fueron nueve años gloriosos del portugués en el club blanco, pero un final abrupto que el jugador ya avanzó cuando menos se esperaba, el pasado 26 de mayo, apenas unos minutos después de conquistar su cuarta Liga de Campeones con el equipo español. "Fue bonito jugar en el Real Madrid", dijo entonces para aguar la fiesta blanca.

Hasta entonces, el Real Madrid no había tenido noticias de un eventual disgusto de Cristiano Ronaldo. Al menos, nada que no se pudiera resolver con la habitual negociación y una subida de contrato. Pero no era cuestión de dinero. O de dinero del Real Madrid. "Cristiano Ronaldo se va porque no quiere jugar en España, porque no quiere vivir en un país en el que se siente acosado por Hacienda", explicó a la agencia dpa una fuente próxima a Florentino Pérez, presidente del club. ¿Por vergüenza? "Puede ser. Entre otras cosas", responde.

Cuando el portugués pronunció aquellas palabras tras la final de la Liga de Campeones, ya sabía que el asunto del fisco español era irreversible. Cristiano Ronaldo fue acusado de evadir 14,7 millones de euros en el manejo de sus derechos de imagen. Una auténtica mancha en su historial, del que siempre había presumido.

Y durante su concentración con Portugal en el Mundial de Rusia tuvo que leer la noticia de los periódicos españoles: "Cristiano propone a Hacienda aceptar una condena de dos años de prisión y el pago de una multa de 18,8 millones de euros". No iría a la cárcel en ningún caso al carecer de antecedentes, como ya le ocurriera al futbolista del Barcelona Lionel Messi. En breve se espera la sentencia y todo apunta a que podría ser a finales de esta misma semana. "Demasiado para el tremendo orgullo del portugués", añadió la fuente consultada.

El Real Madrid supo poco después por boca de su representante, Jorge Mendes, que quería marcharse. De España, principalmente. El club blanco entendió que no había nada que hacer. Además, al presidente de la entidad, Florentino Pérez, se le habían acabado las ganas de pelear más por los caprichos de la estrella después de subirle el sueldo apenas hace dos años.

No sólo eso, sino que Florentino Pérez estaba -y está- harto de Mendes. Hubo un tiempo en el que el Real Madrid se llenó de representados del superagente -Ángel Di María, Fabio Coentrao, Pepe, James Rodríguez, Cristiano Ronaldo o José Mourinho- y de todos ellos ya no queda ni uno solo con el adiós de la estrella lusa.

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