Valladolid-Recreativo

Duro correctivo al ralentí (4-0)

  • Los pucelanos se encontraron con muchas facilidades ante una zaga albiazul que sigue dando regalos. En la primera parte se vieron algunas maneras, aunque insuficientes.

Cuando la mejor plantilla de la categoría hace un partido soberbio y te gana de mano el partido no queda más que felicitarla y pensar en el siguiente encuentro. Si la derrota se produce de forma abultada y sin que tu oponente sienta la necesidad de apretar el acelerador más de lo conveniente es que algo falla. A este Decano de las buenas maneras y los mejores propósitos se le atraganta el fútbol de verdad, el de los rivales que muerden y los árbitros sin piedad. El de Pucela fue un enfrentamiento para analizar seriamente. Los puntos pasan y no vuelven, pero las sensaciones quedan, maduran y fermentan en el ambiente albiazul.

Este Recre tiene serios problemas. Crea poco, construye a cámara lenta y esto se traduce en pocas oportunidades de gol. Si a esto se le añade una inocencia defensiva increíble, para una formación que cuenta con Manolo Martínez y Mora como referentes (centenares de encuentros en Segunda entre ambos), es que Pablo Alfaro tiene mucha tarea por delante para reconstruir un proyecto que se le tambalea a las primeras de cambio.

Lo de menos a estas alturas son las tres jornadas sin subir puntos al casillero. Acabarán llegando. Es más preocupante la incapacidad que muestra el bloque y las debilidades manifiestas. El Valladolid le dio un severo repaso sin necesidad de apretar el acelerador. Al ralentí, aprovechando cuatro de sus cinco ocasiones de gol, le goleó. Se podría acudir a la máxima efectividad pucelana para justificar el batacazo, aunque entonces se obviaría el hecho de que mientras unos rentabilizaron a otros no les quedó nada que rentabilizar.

El fútbol es un deporte caprichoso e impredecible en el que los méritos llenan las páginas de periódicos y las horas de radio, pero no suman en la cuenta de resultados. Cuatro partidos oficiales, cuatro derrotas. Para tirarse de los pelos si este deporte fuese una ciencia exacta en la que los números tienen la explicación a todas las dudas. Este Decano tiene un punto débil que con el paso de las semanas se está convirtiendo en un agujero negro que atrapa sus buenas maneras y esas ráfagas de buen fútbol con el que adereza cada encuentro. Porque esa es otra. Incluso en el varapalo de Valladolid hubo fases de claro dominio albiazul y achique pucelano.

No puede conceder tanto a tan bajo precio. Los errores cometidos contra el Betis le costaron la vida. Su oponente en Zorrilla no tiene nada que envidiarle a los verdiblancos. Así quedó demostrado. Fiel a su desastrosa rutina, el Decano le regaló el primer tanto al contrario. Ni siquiera esperó a superar el cuarto de hora. Como en Elche o en Ponferrada, siempre cuesta arriba. A los seis minutos Javi Guerra se aprovechaba de lo que iba a ser una constante, las debilidades defensivas y los desbordados laterales, para abrir la cuenta.

Los de Alfaro parecieron encajar mejor que otras ocasiones este palo inicial. Como si lo tuvieran asumido. Apretaron, tocaron el balón y llevaron el partido al campo del Valladolid. Con una diferencia. Mientras que la presencia albiazul no se tradujo en ocasiones, los locales sólo tuvieron que lanzar otro ataque con balón lateral y toque de Manolo Martínez para marcar el segundo (Calle 18').

Cuanto peor se puso el partido mejor pareció sentirse el Recre. Pablo Sánchez dispuso de las pocas ocasiones de los suyos, con respuestas acertadas de Jacobo. Incluso el colegiado tuvo su cuota habitual de protagonismo con un penalti a Juan Villar que no quiso ver. Podría haber significado el empate. Esa es otra cuestión. En cada lance indeciso, en cada moneda al aire de esta temporada a Pablo Alfaro le ha salido siempre la cruz. Prueba de ello fue el balón al palo de Aitor a cinco para el descanso. El partido habría cambiado. Al menos el Recre habría tenido oportunidad de disputarlo. El reverso del fútbol que también cuenta.

Ahí terminó todo. La segunda mitad fue un claro ejercicio de dominio de la situación. Al Valladolid le hizo falta tan poco para tenerlo todo bajo control que llegó a ruborizar a los onubenses.

La pareja de centrales recreativistas demostró que está muy lejos de su mejor nivel. Córcoles hizo internacional a sus oponentes. Aranda se defendió como pudo. En el centro el equipo naufragó. Ante la necesidad de tener la pelota y construir, Alfaro dio entrada a los que teóricamente están más capacitados. Emilio Sánchez dispuso de 40 minutos para demostrar que tiene un sitio en el once. Nada. Álex Quillo entró. Nada. Y lo peor es que para crearles sitio fue necesario desplazar a Pablo Sánchez a la banda, donde desapareció.

El Valladolid respondió donde, cuando y como quiso. Javi Guerra logró el segundo de su cuenta particular nada más volver de vestuarios. En el minuto 49 remató a placer con el pecho en el área pequeño. ¡Con el pecho! Casi con el tiempo cumplido redondeó la mañana y su cuenta Calle con el cuarto (80'). A este paso tendrá que jugar Pablo Alfaro de central.

Ficha Técnica:

4 - Valladolid: Jacobo; Pedro López, Arzo, Marc Valiente, Peña; Nauzet (Jofre, min. 75), Jorge Alonso (Baraja, min. 46), Álvaro Rubio, Sisi; Javi Guerra (Álvaro Antón, min. 69), y Calle.

0 - Recreativo: Fabricio; Aranda, Mora, Manolo Martínez, Córcoles; Juan Villar (Emilio, min. 53), Pablo, Jesús Vázquez, Aitor, Matamala y Kepa (Acuña, min. 72).

Goles: 1-0: Min. 6. Javi Guerra. 2-0: Min 18, Calle. 3-0: Min. 49, Javi Guerra. 4-0: Min. 80, Calle.

Árbitro: Lesma López (comité madrileño). Amonestó a Mora, Jorge Alonso, Martínez, Nauzet, Javi Guerra, Juan Villar y Kepa.

Incidencias: Estadio José Zorrilla. 9.000 espectadores.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios