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Dudas razonables en el tramo decisivo

Con su derrota en el clásico, el Barcelona sembró dudas razonables en un momento decisivo de la temporada, justo antes de su durísima eliminatoria ante el Atlético de Madrid en los cuartos de la Liga de Campeones. No sólo fue la caída por 1-2 en su campo ante el Real Madrid, sino cómo se produjo. El equipo blanco consiguió el triunfo con diez jugadores en el campo y tras acumular varias oportunidades más para ampliar la cuenta.

El propio futbolista Gerard Piqué se encargó de alentar el debate al pedir: "Hay que seguir adelante. Que no nos caigamos, que no caigamos en un bajón".

La prensa española se une a la sombra de la duda. "De repente, el Barça triunfal se ve bajo una nube negra, provocada tanto por el resultado como por la forma en que se produjo, con ese final en el que se derrumbó estrepitosamente", reflejó el diario As. Y Marca añadió: "No dio la menor señal vertiginosa en todo el partido. Se agarró a un juego bastante previsible, cosa extraña en el equipo de los jugadores imprevisibles".

A efectos estadísticos, la derrota en el clásico no es excesivamente preocupante para un equipo que viaja cómodo al frente de la Liga, ahora con seis puntos sobre el Atlético y uno más sobre el Madrid a siete jornadas del final. Y el average ganado a ambos.

Sin embargo, la realidad es que en el último mes se alejó de las mejores sensaciones y en los dos últimos partidos del campeonato sumó un empate muy sufrido ante el Villarreal y la derrota ante el Real Madrid. Además, eliminó al Arsenal en la Liga de Campeones sin la brillantez acostumbrada.

Más allá de los resultados, Piqué alertó de la posibilidad de un "bajón" que nadie desea en el Barcelona. A ese temor contribuye la actuación de sus delanteros en el clásico, donde Messi, Neymar y Luis Suárez estuvieron muy lejos de su mejor nivel.

"Con el tridente colapsado, en un día especialmente gris de Neymar y Suárez, el Barça no tuvo nunca la intensidad a la que nos tiene acostumbrados", explicó Sport.

La cuestión es ver si el mal rendimiento de las estrellas del equipo tuvo que ver con la dosificación de esfuerzos o una simple mala noche, o si por el contrario hay un desgaste acumulado después de una temporada llena de esfuerzos. No hay que olvidar que el Barcelona llegó al clásico con 52 partidos en sus piernas, 12 más que el Real Madrid.

A las dudas sobre el físico del plantel contribuye el quebrantamiento de los propios principios de su entrenador, Luis Enrique, quien durante esta temporada renunció a un principio que parecía inquebrantable, las rotaciones, y no da descanso a sus delanteros.

El conjunto azulgrana no pudo disimular su desplome físico en el tramo final del encuentro, en el que Real Madrid, incluso con inferioridad numérica por la expulsión de Sergio Ramos, acumuló un gol, otro mal anulado, un disparo al palo y varias llegadas más.

No hay demasiado margen y Luis Enrique lo sabe. "Este partido ya no existe, no hay dolor", dijo tras la derrota. Sabe que lo siguiente, este martes, es un choque crucial de Liga de Campeones ante el Atlético de Madrid, que el sábado ganó 5-1 al Betis.

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