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Despedida con honores y aplausos a Samaranch

  • Deportistas y ex deportistas trasladaron el féretro con los restos del presidente de honor del COI hasta la Catedral de Barcelona, donde los Reyes presidieron su funeral.

Barcelona despidió calurosamente a Juan Antonio Samaranch, el hombre que llevó al primer plano deportivo a una España que aún no se había sacudido del todo sus complejos, al tiempo que elevaba los Juegos Olímpicos a una nueva dimensión.

"Vinimos de las cuatro esquinas del mundo para despedir y decir gracias a un gran hombre", dijo el presidente del Comite Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, al hablar de su antecesor, fallecido el miércoles en Barcelona a los 89 años. La frase de Rogge abrió más de nueve horas de ceremonias y elogios a la figura del catalán, que durante sus 21 años como jefe del olimpismo estuvo al menos una vez en todos los países del mundo y dio más de un centenar de vueltas al planeta en avión.

En el final de la larga jornada el féretro de Samaranch entró a la Catedral de Barcelona transportado, alternativamente, por figuras de la historia del deporte español como Manolo Santana, Rafael Nadal, Arantxa Sánchez, Gemma Mengual, Manel Estiarte, Andrés Gimeno o Gervasio Deferr. La ceremonia fue oficiada por el arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach.

El adiós a Samaranch estuvo trufado de simbolismos. Cubierto por la bandera olímpica, el féretro con su cuerpo entró a las 10:40 al Palacio de la Generalitat de Cataluña, en lo que implicaba todo un viaje en el tiempo: la sede del gobierno regional catalán es el mismo edificio en el que el dirigente trabajó en el final de la época franquista, cuando presidió la Diputación de Barcelona a partir de 1973. De eso habló su íntimo amigo, el mexicano Mario Vázquez Raña, cuyo jet estuvo siempre a disposición del español: "Lo acusaron de que había sido amigo de Franco, y yo le dije: tenlo como orgullo, porque anteriormente quien no era amigo de Franco se moría". Pero la España que despidió a Samaranch está a a siglos de distancia de aquella gris del franquismo. Evolucionó enormemente, tal como Jordi Pujol, ex presidente del gobierno catalán, asegura que lo hizo el propio Samaranch: "Fui testigo de un fuerte incremento de su sentimiento de país, de su implicación con Cataluña".

Rogge definió a Samaranch como "el presidente más influyente" desde el fundador del COI, Pierre de Coubertin. "Cuando fue elegido en 1980 en Moscú, el movimiento olímpico enfrentaba un futuro ominoso", recordó Rogge ante una nutrida audiencia en la que se destacaban Don Felipe, Doña Letizia, la infanta Cristina y las máximas autoridades y personalidades políticas catalanas, así como la plana mayor del deporte español.

Por la tarde, ya en la Catedral de Barcelona, se sumaron los Reyes. Más de una docena de miembros del COI, entre ellos el vicepresidente Thomas Bach y el príncipe Alberto de Mónaco, estuvieron en la despedida. "Él era un líder nato", dijo Vázquez Raña. "El líder más grande que ha tenido el movimiento olímpico fue Samaranch, un verdadero parteaguas".

Samaranch es recordado por haber abierto los Juegos al profesionalismo y la comercialización casi sin límites, convirtiéndolos en un gran negocio que los salvó de la agonía en la que estaban. También fue clave en su trayectoria el escándalo de corrupción que sacudió al organismo entre 1998 y 1999, del que salió mejor parado de lo que se creía en un primer momento. "Era un hombre de pocas palabras, pero cada uno de ellos sonaba fuerte y tenía total sentido. Fue un hombre generoso y compasivo. ayudaba con total discreción", aseguró Rogge. Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español (COE), dijo que "pasarán muchísimos años" hasta que se pueda "dimensionar" la "auténtica obra" de Samaranch.

José Montilla, presidente del gobierno catalán, destacó el impulso que los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 dieron a la ciudad, unos Juegos que no habrían llegado a España de no ser por el decisivo apoyo de Samaranch desde la presidencia del COI. "La proyección internacional de nuestra capital y de toda Cataluña es profundamente deudora de Juan Antonio Samaranch". La despedida a Samaranch mostró codo con codo a dos ex presidentes catalanes, Jordi Pujol y Pasqual Maragall, y a altas autoridades del deporte mundial.

El Príncipe Felipe elogió a "un amigo entrañable" al que definió como "coloso del deporte y el olimpismo moderno", y del que destacó su "lealtad a la Corona". "Gracias, Juan Antonio, buen viaje a la eternidad", añadió, en una ceremonia que se cerró con Amigos para siempre, un tema creado por Andrew Lloyd Weber para Barcelona 92 y que, dijo su hija, "encantaba" a Samaranch.

Antes de que centenares de ciudadanos comunes pasaran a darle su último saludo al dirigente, llevando trofeos, fotos y recuerdos de encuentros con él, María Teresa Samaranch Salisachs había dejado en claro, por si alguien lo dudaba, que el deporte todo lo devoraba en su familia. "Aprendimos a compartir a nuestro padre con los deportistas. El ambiente festivo de las comidas familiares quedaba subordinado siempre por otro miembro de la familia, el televisor y los medios de comunicación en general".

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