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Decepcionante Decano (2-1)

  • José Dominguez no está a la altura en el encuentro más decisivo de la Liga y deja al Recre al borde del abismo. El Mirandés, con uno menos en toda la segunda mitad, le ganó un pulso vital.

La Liga le dio una vida extra. Tras la derrota frente al Girona el recreativismo asumió el apocalipsis. El sábado los marcadores de los rivales fueron modificando el horizonte y despejando las nubes. Después de todo, el Recre tenía de nuevo en sus botas la posibilidad de colocarse a un punto y prácticamente depender de sí mismo para lograr la permanencia. Una oportunidad con la que ya casi nadie contaba. No podía fallar y falló. Dominguez no estuvo a la altura. Decepcionó el día que tenía que dar la cara y demostrar que merece seguir en Segunda. El técnico se equivocó en el planteamiento y en la gestión. Su Recre es peor que el de Pavón e incluso que el de Oltra. Ahí están los números.

Salió timorato el Decano, muy lejos de lo que cabría esperar en quien se juega la vida y tiene que ir a por su rival sin darle siquiera la oportunidad de respirar. Si tenía que caer se lo tenía que trabajar el Mirandés. Es lo que correspondía, pero en cambio el Recre optó por contemporizar y no asumir riesgos cuando más necesarios eran. Mal.

Cometió un grave error de partida. Los albiazules quisieron ganarle la batalla al Mirandés en su terreno y con sus armas. Parecía que nadie recordaba que la única victoria albiazul en Anduva se logró tocando y obligando al conjunto burgalés a correr detrás de la pelota. Por el contrario, el Decano saltó al césped empeñado en jugar en largo y por alto, lo que hizo imposible los movimientos de Caye en punta y eliminó el peligro de sus propios futbolistas de banda. En esa pelea el Mirandés tenía todas las de ganar. Con Álvaro Antón, Pedro Ríos o Dimas sobre el campo no tenía mucho sentido insistir por ese camino que no conducía a ningún lado.

Tardó un cuarto de hora en darse cuenta Dominguez y ordenar un juego más acorde a las características de sus hombres. El balón comenzó a estar en contacto con el verde en lugar de sobrevolar Anduva. Y cuando mejor estaba, zas. No gana para desgracias este Decano. Todo lo que se le puede torcer, se tuerce. Con un partido sin grandes complicaciones y cuando parecía que el Recre comenzaba a hacerse con el dominio de la pelota llegó el accidente del 1-0. A los 24 minutos Pedro golpeó mal desde la frontal. No era ni peligro, pero el cuero pegó en la espalda de Urko Vera que pasaba por allí saliendo de la jugada y modificó la trayectoria haciendo imposible la reacción de Dani Sotres.

Después del sorprendente tanto el Mirandés se encerró en la cueva. Se sintió cómodo así. El Recre inquietaba poco y movía la pelota con poca profundidad, menos velocidad y escaso peligro. Tardó otros 10 minutos el Decano en salir del colpaso. Cuando lo hizo rozó el empate en dos claras ocasiones. En la primera Pedro Ríos cabeceó al palo tras un centro de Víctor Díaz desde la derecha en el minuto 39. Poco después fue Diego Jiménez quien acarició la igualada, sacando bajo palos un defensor local. Demasiado poco bagaje ofensivo. Dos tiros y ambos al borde del descanso. Un conjunto que se juega la vida como lo hacía el Recreativo debía ofrecer más, exponer más.

El descanso corrigió poco. Los mismos vicios, la misma falta de profundidad e idéntica inocencia ofensiva. Incluso pudo sentenciar el Mirandés con un remate de Urko Vera que se marchó alto a los 50 minutos de partido. Cambió el choque unos segundos después. Carnicer vio la segunda amarilla y dejó al Mirandés con uno menos y 40 minutos por delante.

Era el momento de volcarse. Había demasiado en juego. Antón, Pedro Ríos... Tenían que tomar el protagonismo con el balón. No podían permanecer perdidos en una batalla imposible. El técnico hizo un cambio en ese sentido aunque tardó casi un cuarto de hora vital en ordenarlo. No estaba el choque para regalar un cuarto de hora precioso. Entró Antonio Domínguez. El Mirandés se quedó a la espera de una contra y defender su botín. Con Manu Molina en el campo el Recre incidió en su evolución. Pero las ocasiones siguieron sin llegar. No pasó de un dominio estéril precipitado e impreciso en los metros finales.

¡Antonio Domínguez en un centrochut probó a Razak en el minuto 75! Primer acercamiento de un equipo que se juega la vida y tiene un jugador más. Sin tirar era imposible siquiera empatar.

Álvaro Antón recogiendo un rechace encendió una luz para la esperanza a falta de tres minutos. Fue el segundo disparo de toda la segunda mitad. Al menos abrió la posibilidad de rescatar un punto. No fue más allá de un espejismo. Era imposible.

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