Fútbol| División de Honor

El Cartaya alcanza la gloria eterna en Dos Hermanas y consigue el ascenso (0-2)

  • El equipo de Amate se fajó de principio a fin en un campo exigente y los goles de Díaz y Novoa lo elevan al cielo. El equipo rojinegro vuelve a Tercera once años después. Amate revolucionó el once

El Cartaya alcanza la gloria eterna en Dos Hermanas. / Manolo Camacho

Empezaremos por los detalles sentimentales. En Sevilla tuvo que ser, concretamente en Dos Hermanas, en la calle Virgen de Consolación, donde está ubicado el campo de la Peña Deportiva Rociera, once años después. Estaba escrito. El Cartaya, en la tierra del azahar y de la primavera eterna, alcanzó la gloria, cerquita de todo lo que supone las mil maravillas, en tiempo de Rocío y esperanza, de San Isidro Labrador, de goles que son amores. Allí, once años después, el conjunto rojinegro se alinea con su historia, con los grandes para la próxima temporada, categoría nacional. Ahí es nada.

Y todo comenzó desde la naturalidad y el sentido común que su entrenador, Paco Amate, le dio al once titular. Gente comprometida, de pierna dura, de preocupaciones por llevar la solidaridad hasta el último extremo. Por eso puso en el partido a gente como José Díaz, Iván Arenas, Lagos, Asuero, Japón o Marcos Tavira. El que la lleva la entiende, pero nos identificamos desde los albores con la propuesta y así resultó; espectacular.

Hay que apuntar que la Peña Rociera no se jugaba nada si entendemos que no jugarse nada es no aspirar al ascenso. Luego están los intangibles, honor, escudo y camiseta, historia en definitiva. A ver quién es el guapo que mide eso en proporciones de ajuste a la incidencia dentro de un partido. El caso es que el conjunto onubense se lo tuvo que trabajar, sudar, exprimir cada centímetro en la conquista del terreno de juego. Que esa es otra. El Cartaya de Amate, hasta que se percató que con la técnica aseada no iba a ninguna parte y apostó por la fuerza y pierna dura, sufrió lo indecible. Una vez la transformación cogió cuerpo, se ha erigido como un equipo altivo y señorial, porque aunque la clase quede en un segundo plano en citas así, la clase siempre se tiene. Aunque la inteligencia le dio el triunfo y la lectura correcta de situaciones en las que otras veces se cayó.

Balón de portería a portería, sin tregua, sin poder pestañear, así fue todo el rato, salvo en los minutos finales, justo hasta que Novoa dijo queel pleito estaba visto para sentencia.

Es posible que la titularidad de José Díaz sorprendiese a muchos. Al entrenador, no. Amate le dio galones y el jugador, que ha padecido un calvario esta temporada, se lo agradeció con el primer gol del partido, justo cuando el primer tiempo expiraba en medio del intercambio de golpes en el aspecto aéreo. La agarró en la frontal, perfiló a pierna diestra y la cruzó para embolsar la pelota en la portería nazarena. Minuto 45 de partido. Antes, Díaz había tenido una de la que se llevó lamentado 20 minutos, hasta que Amate, sin miramientos, le dijo que hasta ahí, que empinara la cabeza y vaya si la empinó.

Fiesta cartayera en el césped tras ponerle la guinda a la temporada. Fiesta cartayera en el césped tras ponerle la guinda a la temporada.

Fiesta cartayera en el césped tras ponerle la guinda a la temporada. / Manolo Camacho

El inicio de la segunda parte fue un calco de todo lo anterior. El Cartaya en la máxima concentración, sin cometer ni un solo error y sacarla de atrás sin miramientos. Mientras, el equipo local se fue fundiendo entre la pena y la impotencia, incapaz de meterle proa a un conjunto, el rojinegro, que se sabía la lección de memoria.

Así todo hasta que Novoa dijo basta. El lateral, que tiene una fe infinita en su pierna izquierda (nosotros también), la enchufó cruzada y gritó al cielo la consecución del reto. Minuto 77 de juego. Cierto es que hasta llegar a ese momento, ocurrieron otras cuestiones que acabaron con la resistencia de los sevillanos, como por ejemplo la expulsión de Checa, que pateó por detrás a José Díaz y el colegiado lo mandó a enfriarse al vestuario.

De ahí al final la cara del Cartaya era puro brillo. Fue como si el sol saliera en medio del diluvio, como si el tiempo se parara, para disfrutar del momento, el Cartaya y el centenar de aficionados del Cartaya que se citaron en Dos Hermanas.

Fue en Sevilla, en Dos Hermanas, en la calle Virgen de Consolación. Allí ha comenzado el club rojinegro una nueva vida, en categoría nacional de cara a la próxima temporada, once años después, tras  bailarse una campaña excelsa, de principio a fin. Queda un partido. Y eso será otra historia. Será la historia ya escrita. Por lo que tienen permiso para cantar todo lo que quieran. Se lo han ganado, desde el primero hasta el último.

FICHA TÉCNICA

Peña Rociera: Rivas, Torres, Parra (Saavedra), Checa, Guti, Cala, Recio (Edu) Chucena, Gordi (Peluqui), Varela (Suárez) y Pablo (Manu).

Cartaya: Adolfo, Manuel, Novoa, Kike, Franci Ruiz, Asuero, Lagos, José Díaz (Josué), Arenas (Adri), Marcos (Lolo) Japón (Arias)

Goles. 0-1 m. 45 José Díaz; 0-2 m77 Novoa.

Árbitro: Heredia Díaz, de Cádiz. Bien. Amonestó por los locales a Rivas, Chucena, Gordi, Pablo y Manu. Y expulsó con roja directa a Checa en el 55 de partido.

Incidencias: Unos 300 aficionados, con presencia de un centenar procedentes de Cartaya.

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