El escaparate de la davis

Córdoba se rinde al mito del superhéroe

  • Los Califas registra una entrada espectacular y transmite toda su energía a Nadal y Verdasco para meter a España en otra final de la Davis.

Todo el mundo sabe que Rafael Nadal no existe, que en realidad es un dibujo animado, un superhéroe. Y es que ningún humano puede ser tan perfecto, tan ágil, tan amado. Ayer, tras arrodillar al guerrero Tsonga con un tenis de precisión suiza, hasta los aficionados franceses, tan remisos a apoyarle cuando arrolla en Roland Garros, le aplaudían. Los españoles, ni les cuento. Imaginen. Nadal ahuyentó en apenas dos horas cualquier fantasma que pudiese habitar en Los Califas tras la derrota en dobles del sábado. Al término del choque, la gente lo seguía por las dependencias del coso y se escuchaba esa ovación natural, ronca, profunda y sincera que sólo pueden despertar los auténticos héroes.

El manacorí es una leyenda y en su paso por Córdoba ha conectado con la mitología de héroes nacionales como El Cid, salvando las distancias. Llegó el mallorquín del Open USA derrotado y cansado, pero le ataron la raqueta a la mano y llevó a España en volandas hasta su octava final de Copa Davis. La gente, en el graderío, le insufló ánimos y le demostró su afecto desde que salió a la pista hasta que se fue. Él mismo reconoció en la conferencia de prensa posterior que el público cordobés ha estado formidable durante todo el fin de semana. Tiene uno la sensación de que si se presentase a las elecciones generales del próximo 20 de noviembre, Nadal dejaría a la doble R (Rubalcaba-Rajoy) en la oposición y de que si se hiciese matador de toros pondría en un brete a El Juli y Manzanares. La lástima es que este superhéroe de la Marvel que viste los colores de España no tenga el superpoder de clonarse. De poderlo hacer, seguro que se acaba con la crisis en menos tiempo del que él tardó ayer en poner a su sitio al temible Jo-Wilfried Tsonga.

El graderío de Los Califas, con un ambiente superlativo, disfrutó. Lo pasó en realidad de lo lindo con el paseo nadaliano y la posterior victoria de Verdasco. Y la verdad es que la afición lo merecía tras soportar dos jornadas previas de calor sofocante. Qué aspecto presentaban los tendidos: llenos a rebosar y adornados con cientos de banderas españolas. El público, que se olía que iba a presenciar algo muy grande, llegó a la plaza ya caliente. Cánticos, más cánticos y, en esta ocasión, algo que no había ocurrido en los días precedentes: mucha cordobesía. Se escuchó, de hecho, el Soy cordobés, ese himno oficioso de la ciudad, en varias ocasiones. Los cordobeses celebraban dos cosas: la victoria del conjunto español y la propia victoria de la ciudad ante sí misma. Se ha demostrado con creces que se está preparado para acoger acontecimientos de fuste internacional y para abrir a los foráneos otras zonas distintas a la Mezquita y su entorno. Ciudad Jardín ha ofrecido una imagen moderna, magnífica.

Los tendidos y los palcos a pie de pista, como en días precedentes, volvieron a acoger a numerosos rostros conocidos. Hubo más ambiente, de hecho, que en las jornadas anteriores.

Resultó divertido, por ejemplo, ver a la ministra Rosa Aguilar haciendo la ola o al matador retirado Agustín Castellanos El Puri animando a la Armada con uno de esos sombreros cordobeses tan claseados que él se pone cada vez que acude a Los Califas para ver un festejo taurino. El Puri dio prestancia y aroma taurino, mientras que el aroma flamenco lo puso Vicente Amigo. El guitarrista, otro habitual en el coso cuando llega la Feria de Mayo, disfrutó de la victoria española desde el tendido, con gafas de sol y sombrero de verano.

La Davis, por si alguien no lo sabe, no sólo es tenis, sino que también tiene algo de lugar de encuentro para hacer negocios o, al menos, conocer gente; para relacionarse y abrir horizontes. No es de extrañar por tanto que se viese por la plaza de toros a muchos empresarios y gente de la banca. El presidente ejecutivo de BBK Bank Cajasur, Carlos Pla, volvió de nuevo a disfrutar de la magnífica jornada de tenis en compañía, entre otros, del ejecutivo de la entidad Francisco Rapún  o de Antonio Fragero, de la Fundación Viana. No muy lejos de ellos, Antonio Pulido, presidente de Cajasol, también apoyaba a Nadal cerca del palco de la Cooperativa Valle de los Pedroches (Covap), donde se encontraba el presidente de la misma, Ricardo Delgado Vizcaíno. José Alejandro Pina, presidente de Enresa; Javier Sánchez-Ramade, presidente del grupo de empresas Sánchez-Ramade; la presidenta de Jícar y expresidenta de la Cámara de Córdoba, María Dolores Jiménez,  o Alfredo Rodríguez, máximo responsable de Endesa en Córdoba, fueron otros representantes de la economía que se dejaron ver por el coso de Ciudad Jardín.

Los políticos, y también los expolíticos, fueron sin embargo los que se llevaron la palma. Llevaba tiempo sin salir en las fotografías el exconcejal de Tráfico, José Joaquín Cuadra, pero ayer volvió a Los Califas, coso que conoce por ser también aficionado a los toros. Suspicacias de alguno hubo a su vez por la presencia de un delegado de la Junta, el de Agricultura, Francisco Zurera, después de la larga polémica que se montó en las semanas previas por lo que muchos consideran una falta de compromiso con Córdoba de la administración autonómica al no apoyar de forma decidida la organización de este evento en la ciudad. El socialista Juan Pablo Durán, que no ha faltado ninguno de los tres días, observó la gran victoria de Nadal codo con codo con el secretario regional del PP, Antonio Sanz. Seguro que ambos, cuyo credo político guarda enormes divergencias, compartieron sensaciones de plenitud al ver a los tenistas españoles en acción. ¿De que hablarían, en caso de que hablasen? Los concejales del Ayuntamiento, por último, volvieron a acudir casi en pleno y dieron muestras de buena convivencia. Son gentes de ideologías diferentes y procedencias sociales y profesionales de lo más variado, pero en esto de la Davis se les ha visto a todo juntos y charlando, sin temor a ser fotografiados los unos con los otros, sin abusar de las comanditas. Quizá les venga bien esta convivencia para hacer menos beligerantes los plenos municipales. El alcalde, por su parte, disfrutó del encuentro junto a su esposa y charló con uno de sus hombres de confianza, el edil Rafael Navas. El regidor de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, fue otro de los rostros conocidos en unos tendidos en los que también se pudo ver al rector de la UCO, José Manuel Roldán Nogueras, y a su predecesor Eugenio Domínguez.  

Más allá de famosos, la guerra que se libró en los tendidos la ganó claramente la afición española. Hubo el acierto de animar al público desde la megafonía en los momentos previos al choque e incluso durante el mismo, y eso alentó a la hinchada, que apenas dejó que se escuchasen las proclamas de la siempre optimista afición gala. El 'Vamos Rafa' se escuchó en cientos de ocasiones, tanto que uno tiene dudas sobre si hubo alguien que se fue de la plaza sin gritarlo. También hubo algunos gritos más expresivos como "Nadal, qué cojones tienes". En resumen, pasión y furia española en estado puro. En las banderas y pancartas, el nombre de muchos municipios de España y mensajes de ánimo diversos, algunos de ellos tan en clave que resultaba imposible entenderlos. Uno, malvadete, hizo reír a a la afición española. Decía: "¿Quién fue el último francés que ganó Roland Garros?". Y daba dos posibles respuestas: A/ Cromagnon y B/ Australopithecus.  Gracía tenía, la verdad.   

La apoteosis postrera de la hinchada, aunque para esa hora varios cientos de aficionados se habían ya marchado, llegó apenas pasadas las cuatro de la tarde, cuando Fernando Verdasco destruyó la escasa resistencia opuesta por Richard Gasquet, un fino tenista que se ha mostrado estos días abúlico y lánguido, como si lo hubiese dejado la novia. El madrileño se colocó una chaquetilla torera y el público comenzó a cantarle lo de "Torero, torero, torero", algo que ya le había dirigido antes al maestro Nadal. Comenzó a sonar entonces el We are the champions de Queen y el resto de miembros del equipo español saltaban a la pista locos de alegría. Curiosamente, se sabía al mismo tiempo que Novak Djokovic, la actual bestia negra de Nadal, se había retirado de su partido en la eliminatoria de la Copa Davis que Serbia libraba contra Argentina. Ese hecho certificaba que la final será entre españoles y argentinos, algo que favorece a los chicos de Costa pues la batalla se celebrará de este modo en España. Madrid y Valencia se postulan como candidatas. Allí viajará el espíritu de la Copa Davis, ese mismo que ya anida en Córdoba para siempre gracias a ese superhéroe irrepetible que es Rafael Nadal. Y es que, como gritaban ayer desde los tendidos, no queda otra que decir: "Viva la madre que te parió". A la buena señora, la verdad, habría que ponerle un  monumento. Aunque, digo yo, ¿los dibujos animados tienen madre?

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