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Cheryshev y Golovin ilusionan

  • Rusia pasa por encima de una Arabia Saudí sin el nivel mínimo

Rusia, impulsada por el fulgor de Golovin y Cheryshev, inauguró su Mundial 2018 como ansiaba y como pocos creían en el país. No por el triunfo, esperado, sino por la claridad de la victoria (5-0) que logró ante una endeble Arabia Saudí, muy permeable atrás e ineficaz en ataque.

De nada le valió al equipo del hispano-argentino Juan Antonio Pizzi tratar de manejar el balón, de adueñarse de la mayor posesión posible e incluso de llegar de forma esporádica a las inmediaciones del área de Akinfeev.

Rusia, sin hacer nada del otro mundo, tan solo con los destellos de Gazinsky, pretendido por algún grande como la Juventus, y de Cheryshev, jugador del Villarreal, que había relevado al lesionado Dzagoev, resolvió el trámite sin mayores problemas antes del intermedio.

Cherchesov optó finalmente por el bloque, por un doble pivote en la medular con Dzagoev por detrás de su gran estrella, el punta Smolov. Sin embargo, no le hizo falta tener otro atacante nato y no acusó la lesión del jugador del CSKA a los 24 minutos.

Para entonces, con Golovin como gran factor desequilibrante, ya mandaba en el encuentro y en el resultado. Un centro del zurdo del CSKA permitió a Gazinsky, completamente solo tras la caída de un zaguero saudí, inaugurar el Mundial 2018 con un preciso testarazo al que no pudo responder Al-Mamuaiouf.

Habían pasado tan sólo 12 minutos y el partido se le ponía de cara a Rusia, como había soñado tanto tiempo un equipo que no lograba ganar un partido desde el pasado 7 de octubre (a Corea del Sur, también en Moscú).

Era lo que necesitaban los hombres de Cherchesov. Alejar los nervios y permitirse ganar en confianza para alejar las dudas, aunque, obviamente, la gran exigencia le llegará en los dos siguientes compromisos. Egipto y Uruguay la incrementarán.

La salida de Cheryshev dinamizó las contras de los anfitriones. El zurdo formado en la cantera del Madrid exhibió su clase y rapidez por la izquierda, y Golovin, con más libertad, fue una pesadilla para Arabia Saudí, cuyas pérdidas en la medular eran un auténtico regalo para sus rivales.

Una de esas acciones acabó, poco antes del descanso, con balón a Cheryshev a la izquierda del área saudí y el segundo. La segunda mitad ya sería un paseo y se remataría con un cabezazo de Dzyuba y dos goles postreros.

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