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El Cartaya, a por la tercera victoria consecutiva

Entrenamiento de la AD Cartaya.

Entrenamiento de la AD Cartaya. / AD Cartaya (Cartaya)

El partido ante uno de los gallos de la categoría, el Ciudad de Lucena, medirá, aparte del impulso alcanzado por el Cartaya con dos victorias consecutivas, la convulsa semana que ha vivido la entidad rojinegra con la salida de Antonio Molina y el plante del preparador físico. Asuntos ambos, aunque diferentes, que afectan a lo deportivo. A todo ello hay que añadir que Franci Ruiz, el jefe de la defensa, será ausencia por acumulación de amonestaciones. Son ese tipo de citas que se cargan de dificultades en la previa pero que muchas veces sirven de acicate para venirte arriba en banderillas. El Cartaya tiene ante sí un reto de calado, de dimensiones indescifrables. Si sale victorioso será un mensaje inequívoco de que la plantilla ha alcanzado la madurez. Y eso, detalles así, te ponen en el camino del objetivo. Ni lo duden.

Centrados en lo que puede hacer el entrenador, Juanma Rodríguez tendrá que ejercer de técnico en el más amplio sentido de la palabra. ¡Ahí te quiero ver!, es el pensamiento generalizado por la gestión que debe hacer de lo que tiene entre manos. De atrás hacia delante, la primera cuestión se localiza en la defensa. Sin Franci Ruiz solo le quedan dos centrales y los dos son zurdos cerrados. Póngale la puya al trompo. Y uno de ellos, Alex Barragán, aún purga los errores de Pozoblanco. Imagino la conversación del entrenador con el futbolista. "Te necesito, confío en ti". Veremos cómo digiere eso el jugador, que no ha rascado bola desde entonces y ya han pasado algunas jornadas. Eso en el caso de que apueste por él como compañero de Paco Benítez, aunque no descarten otro invento porque bailar en esas posiciones tan delicadas con la misma pierna debe ser complejo.

Luego está el centro del campo. Sin Ponce y sin Antonio Molina. El primero se marchó hace dos jornadas y el segundo esta misma semana. Ambos eran agitadores compulsivos de situaciones encefalograma plano. La ausencia del primero la solventó bien el Cartaya y el entrenador. La del segundo está por ver. Hay quien apunta que eso ofrece opciones a jugadores menos habituales y no sería la primera vez que uno que no ha contado casi nada se erija en héroe accidental. Todas las miradas apuntan a Marcos Tavira, del que se esperaba crecimiento absoluto y el paso de las jornadas le ha provocado menguar en grado extremo.

Así la cuestión y teniendo en cuenta que el Ciudad de Lucena está con los ojos ensangrentados porque de momento no ejecuta la temporada que esperaba por potencial, el partido es una asignatura en la que se entremezcla las matemáticas, la física, el lenguaje, la psicología y la entereza. Esta última no está recogida en el temario de ninguna universidad, pero no descarten que la incluyan en el futuro.

El once, como pueden suponer, es una cuestión de adivinanza o de gustos personales. Lo que decida el entrenador puede tener lógica o todo lo contrario. Pero como debe experimentar, lo que haga habrá que calificarlo al final y dependiendo de sensaciones y resultado.

En todo caso, se prevé que Marco Montaño esté en la portería, con Manuel y Novoa en los laterales. Centro de la defensa con Paco Benítez y Barragán o Pepe, con un doble pivote compuesto por Juanma Galán y Gabarri, con Lolo en la izquierda, Fernando Vargas en la derecha, Miguel Fernández o Rubén Cabeza en el enganche y Diego Vargas en la punta del ataque.

A pesar de que la plantilla se ha quedado significativamente corta, al entrenador aún le queda alguna que otra variante, como por ejemplo Marcos Tavira, Wocjik y Fran Palma, todos ellos de perfil ofensivo.

El fútbol ofrece posibilidades que no se encuentran en ninguna otra parte. Y a eso quiere agarrarse el Cartaya paro sorprender a su rival, que se agarra al partido como clavo ardiendo. Viveza y paciencia. Porque si el Ciudad de Lucena se pone de los nervios, entonces el viento se puede poner a favor del Cartaya, que acude en dinámica creciente.

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