El empate a dos ante el Ceuta B dejó un poso amargo por cómo se desarrolló el desenlace, sobre todo en ese punto, en el descuento, porque hasta llegar ahí, el conjunto de Amate se sobrepuso a las curvas incluso volteando el marcador. Son ese tipo de momentos que tratas de olvidar cuanto antes pero que cuesta hacerlo. Lo que debió ser y no fue. Por desatención, por falta de oficio o por ansiedad para matar un partido que ya estaba muerto, a poco que el Cartaya hubiera gestionado bien sus sentimientos.

El caso es que ya pasó y lo que pasó, si el conjunto de Amate ha aprendido la lección, algo que también da de lleno al entrenador, no debe volver a repetirse. Aunque ya sabemos qué le pasa al hombre. Partido de la base que la plantilla es alegre por naturaleza, que rebosa juventud por donde quiera que se mire, es posible que la lección quede pronto en el olvido. Nadie pide que se cambien genes y doctrinas. Pero esa forma de vivir, a mil por hora, puede dar disgustos y alegrías a partes iguales. Se solicita, desde diferentes vertientes, alguien en el centro que tenga mando en plaza. Que frene ímpetus innecesarios. Que tenga en su poder la llave. La llave y el equilibrio.

El Cartaya visita un lugar en el que el pasado año se dio la primera alegría de la Liga. En Rota ganó 1-3 y aquel triunfo anunció cosas que luego no se confirmaron. Este curso las sensaciones son diferentes. La composición de la plantilla no se asemeja casi nada al pasado y la mentalidad, comparada con aquel momento, tampoco.

El Rota viene de ganar al Ciudad de Lucena, palabras mayores, por lo que su moral debe rayar el infinito. Es una plaza tan apetecible como complicada porque el fútbol son retos permanentes y ahí tiene el Cartaya la primera estación diferencial para ponerse flamenco, porque el rival, seguramente, no le regale nada.

Es posible que por la cabeza de Amate pase hacer alguna variante. La primera puede llegar en el lateral derecho, con Manuel tocado, será el gladiador Pepe el que ocupe ese lugar. Luego está la posibilidad de devolverle a Rubén Cabeza la titularidad, por lo que Tavira sería el damnificado. Y luego está la portería. Hasta el momento, Parra está siendo titular, pero Marco Montaño ha venido para plantarse bajo palos. Veremos.

Por lo demás, todo anuncia, a no ser que alguno estornude, a que será lo mismo que ha venido siendo, por lo que el once podría asemejarse al formado por Parra, Pepe, Franci Ruiz, Barragán, Novoa, Ponce, Miguel Fernández, Juanma Galán, Rubén Cabeza, Lolo y Fran Palma.

Recuperar el control sobre el escenario, perdido en los instantes finales el otro día y volver a ganar son los objetivos innegociables para Rota. La propuesta futbolera no cambia ni tiene porqué hacerlo. Tener la pelota y atacar mucho y con mucho dinamismo. La plantilla del Cartaya es bailona y ahora que eso está de moda, no tiene porqué reprimirse.