Fútbol

El Cartaya gana 1-0 al San Roque y provoca dudas en Lepe

  • La mejor versión rojilla del verano logra la victoria por la mínima ante el San Roque

  • El polaco Wjocjk anota el único gol ante un gran ambiente en las gradas del estadio cartayero

El goleador polaco es abrazado por dos compañeros del cuadro cartayero.

El goleador polaco es abrazado por dos compañeros del cuadro cartayero. / Clara Carrasco

Lo decíamos en la previa y así fue. Sin cuartel, ni amistoso ni gaitas, a mil por hora, sin esquinas, sin pizarra, con los ojos brillantes, como si no hubiera un mañana, honrando a la historia y a los enfrentamientos que un día, durante décadas, pusieron el punto de interés en ambos equipos. Al final salieron victoriosos los locales, el Cartaya, con un solitario gol del polaco Wjocjk pero mostrando su mejor imagen de la pretemporada. Tanto como para dejar dudas en el San Roque de Lepe, pese a que no todas sus cartas se pusieron encima de la mesa.

Al cuarto de hora ya habían ocurrido un millón de cosas. En las dos porterías, desde el minuto cero. Lo mismo atacaba el Cartaya que respondía el San Roque. Y así hasta que el conjunto rojinegro, que, al igual que su rival, ya había olido la sangre, marcó el primero en el 26 de juego, obra de Wjojick, que ha empieza a rentabilizar su fichaje, tres goles en lo que va de pretemporada. El Cartaya robó en el centro del campo, se puso a pensar José Díaz (una delicia de partido), habilitó a Miguel Fernández y éste al delantero polaco, que retrató a la defensa aurinegra.

Era el resultado de 25 minutos de escándalo. En ese tiempo, Miguelito demostró que es diferencial, igual que Manuel y José Díaz. Y para colmo de la felicidad, el polaco enchufándolas arriba.

En el otro rincón, aunque Antonio Fernández no descubrió del todo sus cartas, si quedó claro que la zaga tiene que afinar, que Adrián necesita espejos retrovisores y que Abeledo, el hombre franquicia, tiene que correr para ponerse en el tono idóneo para la Liga.

Mientras, el entrenador local puso en liza un once que puede ser el que arranque la competición, estructurado en los dos laterales del pasado año, Manuel y Novoa, con Franci Ruiz como jefe de la zaga y con el acompañamiento del portugués Joao Lobo. Cerpa es el anclaje en el medio en detrimento de Mario y a partir de ahí, los jugones, los que tocan el violín: Miguelito, Lolo, Miguel Fernández y José Díaz, con Wojcik arriba.

Un futbolista de la escuadra aurinegra trata de marcharse de un rival del Cartaya. Ambos equipos se mostraron aun buen nivel de pretemporada. Un futbolista de la escuadra aurinegra trata de marcharse de un rival del Cartaya. Ambos equipos se mostraron aun buen nivel de pretemporada.

Un futbolista de la escuadra aurinegra trata de marcharse de un rival del Cartaya. Ambos equipos se mostraron aun buen nivel de pretemporada. / Clara Carrasco

El caso es que a raíz del gol el Cartaya se hizo gigante y minimizó a un San Roque al que le invadieron las dudas y las imprecisiones. Y todo así hasta el descanso, con salva de aplausos para los locales en la retirada a vestuarios.

Visionada la película de la primera mitad, el Cartaya no tocó nada y el San Roque modificó varias cosas, con cambios de cromos y cambio en el sistema: de defensa de cuatro pasó a defender con cinco para ganar más vuelo en los costados. Y a la hora de partido, a la salida de un córner, pudo empatar Becken, al rematar de cabeza un balón que salió rozando el poste. Para entonces, el Cartaya se refugiaba más en la primera mitad y ahí pasó el San Roque a tener más el balón, pero sin apenas dientes.

A falta de veinte minutos para el final, el Cartaya comenzó a revolucionar su once. De hecho, cambió totalmente su fisonomía, buscando aire y piernas, que para entonces ya se mostraban cargadas. Aire, piernas y vivir al contragolpe, ya que el San Roque volcaba el campo sin miramientos buscando decididamente la igualada.

Todo lo que aconteció en el último cuarto de hora fue residual. Cientos de cambios, pérdida de dibujo y estética, todo al montón y con el San Roque impotente para hincar el diente a un rival que mantuvo el tipo y la ventaja.

El partido dejó varias cosas claras. Es pretemporada, cierto. Pero el San Roque está a una semana de comenzar la Liga y en Cartaya se cargó de dudas, con futbolistas que tienen que alcanzar el mejor nivel cuanto antes, porque de lo contrario sufrirá en los albores.

Por lo que respecta al Cartaya, el conjunto rojinegro, que amanecía en la cita con sobrecarga de estrés porque no había enseñado apenas nada, y venía de recibir un severo castigo en Moguer, salió como alma que lleva el diablo, a mil por hora en moral. No en vano, lo cartayeros se bailaron la mejor versión en lo que va de verano. Ha encontrado un once distinguible y compacto y los recambios que tienen ofrecen garantías. Es la preparación, pero el algodón ya va enseñando de qué puede ir la cosa.

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