Hay momentos que se cargan de añoranza, pensando en una cita en la que las cosas pintaban de otra manera, máxime cuando, echando la mirada atrás, en el inicio del campeonato, hiciste una exhibición que luego no tuvo la continuidad esperada, hasta el punto que se han invertido los guiones. Ahora es el Cartaya el que suspira y es el Ayamonte el que respira y hasta sonríe, tímidamente, pero sonríe. La última jornada del año puso a los de Juanma en el precipicio y sacó del mismo al equipo de Limón, que ejerce de salvador de la causa en la Puerta de España.

Así es la cita en el primer partido de la segunda vuelta, sin trampas ni cartón, bidireccional, porque dependiendo de lo que ocurra en uno u otro sentido, tendrá afectación sobre el otro. Para colmo, se viste de derbi de toda la vida, de esos que te llevabas hablando una semana antes y la siguiente al partido. Son otros tiempos, lo sabemos. Pero la esencia perdura porque aún hay muchos aficionados que se resisten al cambio de los tiempos, a las nuevas formas interpretativas de la rivalidad.

El Cartaya y su entrenador andan a la búsqueda de la fórmula que les lleve al éxito. El equipo ha exhibido ciertas variantes interesantes respecto al pasado reciente. Quiere ser más efectivo a través del juego de largo alcance. Pero hasta el momento, siempre ha aparecido un detalle que le ha tirado por tierra el plan. Sirva como botón de muestra la despedida de 2022 ante el Sevilla C. o el anterior partido en Coria. El caso es que en estos momentos está en puestos de descenso y perder sería como un puñal clavado en la espalda.

En la otra parte, el Ayamonte, que era carne de descenso hasta que llegó Limón y comenzó a calentar el sol. El resucitador de muertos está con paso corto pero seguro. Y eso ha conducido al conjunto de la Puerta de España a salir de los puestos de descenso. Con escaso margen, pero suficiente en la comparativa a como estaba.

Seguramente Limón, viejo conocido de la afición de Cartaya, haya preparado el partido bajo el plan del desgaste, el físico y el moral de su rival. Que nadie le hable a Noé de la lluvia. Por eso, en principio, salvo sorpresa, se espera a un Ayamonte de líneas juntas, de bloque bajo y saliendo a la contra, con cesión del balón a los locales. Es una intuición conociendo las estrategias del míster.

Fuera como fuese, en principio, el que tiene la obligación de agarrar responsabilidad máxima e iniciativa es el Cartaya. Juega en casa y no puede permitirse un estornudo. Todo lo que sea echarse mano a la nariz para sonarse será un mal síntoma. Las vacunas tardan un tiempo en hacer efecto y el equipo de Juanma se fue extraordinariamente resfriado al parón de Navidad. No ya por las sensaciones, que fueron muy buenas, sino por los resultados.

Por cierto, en cuanto a fichajes el Cartaya no se ha movido un milímetro y el Ayamonte ha firmado a Zeballos, un delantero uruguayo que seguramente tenga minutos a lo largo del partido. Juanma ya pidió en su momento el regalo de reyes en forma de incorporaciones, pero hasta llegar a este punto su Majestades hacen mutis por el foro.

Aderezar la cita no es necesario porque el partido se viste solo, con pajarita incluida. Es el primer partido de la segunda vuelta, luego quedan mundos por descubrir y no convendría dramatizar según el resultado. Pero a nadie escapa que es una cita que puede marcar el futuro inmediato. Y ya sabemos que la cabeza es lo más importante para afrontar cualquier tipo de situaciones.

Con respecto a la alineación, Juanma, a excepción de Mario y Wocjik los tiene a todos disponibles y no se descarta variantes respecto al último partido de 2022. Así, el once más probable será el formado por Marco Montaño en portería, con Pepe, Franci Ruiz, Paco Benítez y Novoa en defensa. Manuel, Ponce, Juanma Galán y Antonio Molina en el centro del campo, Lolo en el enganche y Diego Vargas en la punta del ataque.

Es la fiesta del fútbol provincial y por lo tanto se espera la mejor entrada de la temporada en el Luis Rodríguez Salvador. Ambiente de gala pues, para una cita de máxima necesidad para ambos.