Plante de Cameron Bennerman. El escolta del Ciudad de Huelva se negó ayer por la tarde a participar en el entrenamiento del equipo como medida de protesta tras querer desahuciarle por falta de pago el casero del piso en el vive en la capital onubense.

El pago de la citada vivienda lo debe realizar el club, práctica habitual en los contratos que firman muchos profesionales del deporte de la canasta -especialmente si son estadounidenses y ocupan plaza de extracomunitario- quienes no sólo se garantizan una determinada remuneración económica, sino también desentenderse de abonar otros conceptos como piso, coche, o un determinado número de billetes de avión al año para viajar a su país.

Cuando parecía que por fin llegaba un pequeño periodo de tranquilidad al seno de la entidad, que el pasado viernes abonó a todos sus trabajadores dos de las tres mensualidades que les adeudaba, y esa misma noche el equipo ganaba al Aguas de Valencia poniendo fin a una racha negativa de siete derrotas consecutivas, ahora surge un nuevo problema. Al parecer el Ciudad de Huelva debe varios meses de alquiler del piso, en el que van a cortar -o ya se ha hecho- la luz y el agua por falta de pago. Esa es la misma vivienda en la que residía anteriormente Chris Hernández, quien harto de soportar los problemas económicos decidió abandonar el equipo -al igual que hicieron Ross Schraeder, Oriol Junyent y anteriormente Damon Johnson- marchándose al Fuenlabrada de la ACB.

En el terreno deportivo el CB Huelva afronta una semana muy intensa, con dos partidos: primero visitará mañana (20.30 horas) al Alerta Cantabria y el próximo domingo recibirá al Alicante Costa Blanca de Joaquín Costa. El conjunto santanderino partía al iniciar la temporada con el objetivo de pelear con los mejores y luchar por el ascenso, pero tras cambiar al técnico y remodelar notablemente su plantel se encuentra instalado en la decimoquinta plaza de la clasificación con sólo nueve triunfos, dos menos que el CB Huelva que ocupa la undécima posición.