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Atascado y sin soluciones

  • Pocas ideas El Recre no fue capaz de penetrar en el entremado defensivo irundarra, evidenciando su falta de creatividad Escasas ocasiones Los jugadores albiazules apenas inquietaron la meta de Otermin

Árbitro: Pino Zamorano l (castellano-manchego). Mal. Puede que acertara en la jugada clave, pero su forma de arbitrar lleva a la desesperación a propios y extraños.

Tarjetas: Rojas Barrales, por doble amonestación (60' y 91') Amarillas Aitor (29') y Jesús Vázquez, por el Recreativo; Aitor Sanz (26'), Salcedo (27'), Eneko Romo (37'), Lacruz (75'), por el Real Unión.

Incidencias: Partido correspondiente a la 22ª jornada de la Liga Adelante disputado en el estadio Nuevo Colombino. 10.360 personas en las gradas. Antes del choque el Recre hizo entrega de una placa al Real Unión al ser la de ayer su primera visita oficial a Huelva.

Esto es lo que hay. Y salvo que en estas últimas 24 horas salte alguna sorpresa, con estos jugadores tendrá que salvar la categoría el Recreativo de Huelva. Ayer no pasó del empate sin goles ante un Real Unión de Irún que, si tampoco nadie lo remedia, es un firme candidato al descenso.

Una ocasión de Braulio, nada más empezar, un gol anulado a Iago Bouzón y un remate al palo de Barrales, estos últimos en el segundo tiempo, fueron los únicos argumentos ofensivos del Recre ante un equipo que sólo enseñó los dientes en contadísimos contragolpes muertos todos por la propia inoperancia de sus delanteros.

Insípido, inodoro e incoloro. Esto último un poco menos, por el rico surtido cromático que, desde arriba, se divisaba con el verde del césped, el blanco y azul de las camisetas del Recre y la atrevida combinación rojinegra del Real Unión. Hasta para valorar el elenco de tonos sobre el campo dio tiempo en un primer periodo que empezó y murió en la ocasión que, como tarjeta de presentación, disfrutó Braulio a poco de que Pino Zamorano diera la orden de iniciar el bodrio que luego se pudo ver.

Desde ahí hasta el final del primer tiempo, un quiero y no puedo de dos equipos con enormes problemas para dar tres pases seguidos, dos conjuntos que dejaron patente tan buenas intenciones como carencias creativas. El cóctel fue un infumable primer tiempo, con abundancia de patadones y descontrol, que si no provocó la desesperación del respetable fue porque desgraciadamente ya está inmunizado a este tipo de esperpentos.

Cinco caras nuevas puso en liza el Recre con respecto al partido del Rayo Vallecano. No dieron el fruto apetecido, al menos en el primer periodo a tenor de lo presenciado. Quiso llevar la iniciativa el Recre, pero lo hizo sin ton ni son, al pairo de la voluntad que pusieron todos, pero condenado al fracaso ante la ausencia elemental de ideas a la hora de sacar la pelota.

El Recre quiso más que su oponente, resignado desde hace tiempo a una suerte que conduce a donde conduce, pero nunca pudo hincarle el diente mermado por su falta de creatividad.

Ni Jesús Vázquez, ni Álvaro Antón, posiblemente los dos jugadores de la medular que con mejor sentido pueden tocar la pelota -al menos de los que estaban ayer- pudieron demostrarlo. Así las cosas Fornaroli y Braulio, los dos atacantes, se tuvieron que buscar las habichuelas -léase balones- con lo que se perdía presencia arriba.

El centro del campo era una auténtica manifestación, con jugadores de los dos equipos empeñados en desastacar el juego, pero siempre condenados al facaso. La pitada final de Pino Zamorano fue una liberación para todos los aficionados que, en ese momento, se encomendaron a la mejoría en el segundo tiempo para tratar de ganar un partido, que era en definitiva lo que importaba.

Sí mejoró algo el equipo en el segundo tiempo. Pudo coincidir todo con la salida al campo de Emilio Sánchez, aunque tampoco el dominio local fue tan arrollador como para personalizarlo en alguien. Es cierto que el Recre jugó a arreones, mucho más cuando el incontenible Barrales salió al campo. En apenas cinco minutos el Recre lo dio todo arriba. Primero fue un gol anulado a Iago Bouzón por apoyarse en un contrario; luego fue el remate al palo del mentado Barrales; y más tarde un remate de Emilio Sánchez despejado de forma acrobática por el meta Otermin. Punto final.

De ahí hasta que el malísimo Pino Zamorano le dio por decretar el final del choque, de nuevo el desesperante quiero y no puedo de este Recre que camina demasiado cerca del precipicio.

La salida de Dani al campo tuvo el efecto gaseosa. Mucho bullir al principio y luego nada de nada. El Recre era un falso dominador del partido ante un Real Unión muy cómodo atrás, y de vez en cuando mucho más atrevido saliendo a la contra. Para bien del Recre el equipo vasco arriba no hace daño, y el infumable partido acabó con ese empate sin goles que deja demasiadas dudas.

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