Cartaya Antoniano | Crónica

El Antoniano hace doblar la rodilla al Cartaya

  • Jugar en casa se está convirtiendo en un calvario para los rojinegros

El futbolista David Novoa del AD Cartaya durante un encuentro.

El futbolista David Novoa del AD Cartaya durante un encuentro. / Clara Carrasco (Huelva)

El Cartaya se topa de bruces con la realidad de la competición y el Antoniano, con apenas nada, le hace doblar la rodilla. Valió el gol de Romero en los albores del segundo tiempo. El conjunto local estuvo desconocido respecto a Rota. Jugar en casa se está convirtiendo en un calvario para los rojinegros. Esta vez, apenas aparecieron los violinistas. El Cartaya esperaba con ansiedad el debut en casa y se dio de bruces con la realidad que le espera. El Antoniano, con muy poquito, dejó en evidencia la poca creatividad y resolución expresada por los locales.

No hay dos momentos iguales y la primera parte del Cartaya-Antoniano lo demostró con creces. Y eso que el equipo local, que se presentaba ante su público, amaneció en el partido a lomos de la moral, después del sablazo de Rota. Dominó, se atrevió, rondó en varias ocasiones el peligro, sobre todo en una acción de Manuel, siempre Manuel, que ganó la línea de fondo y abortó el portero Andrés, pero todo eso se quedó en gaseosa, porque a partir del minuto 20 de partido, el Antoniano, timorato al principio, se sacudió la timidez y comenzó a asomar la gaita en ataque, hasta el punto de acumular dos ocasiones claras. Una de ellas la paró Adrián, la otra, en exceso de vista del portero, el balón dio en el poste y se marchó fuera.

Así se dividió la primera mitad, a partes casi iguales, lo que dejaba el partido en el alambre y con la sombra de los últimos compromisos de los locales en casa, sin triunfos, merodeando el ambiente. Además de que algunos empezaban a recordar que al Antoniano siempre se le había dado bien el municipal cartayero. Todo el mal presagio se confirmó en la reanudación. Empezó el Cartaya asustando de nuevo, como reflotado tras la pausa, solo que ahora no le duró tanto la reacción, fue efímera, como los altares que están montando últimamente para sacar imágenes de vírgenes a la calle.

Y eso que a los dos minutos de volver de los vestuarios, José Díaz la tuvo. Se inventó un chutazo a la escuadra que Andrés sacó con la yema de los dedos, a córner, en una estirada que hizo crecer 20 centímetros al cancerbero. Ahí se acabaron las intenciones y los propósitos. Porque a los siete minutos del segundo tiempo, un error en cadena de la defensa rojinegra derivó en el único tanto del partido, obra de Romero, que solo tuvo que empujarla a la red. Fantasmas y más fantasmas, con el Cartaya mirando al suelo y el entrenador refrescando el equipo para poder encontrar los plomos fundidos. Nada funcionó, porque la gente que saltó del banquillo apenas hizo acto de presencia por el contenido y menos por lo que necesitaba el equipo para reverdecer de nuevo.

Mientras, el Antoniano, a lo suyo. Paró el tiempo y el mundo, lo que acabó por desactivar de todo al Cartaya, que ya no se tenía ni en el dibujo ni en la fe, solo a base de corazón, y con eso no le dio ni tan siquiera para empatar el partido. Además, el conjunto de Manu Fidalgo incluso pudo aumentar la cuenta con el Cartaya a la deriva. Salvó Adrián. Un escarceo de Cárdenas, con un tiro ajustado a la escuadra fue lo más destacado en los instantes finales, que acabaron ensuciándose por mor de una pelea en la grada cerca del banquillo sevillano, que obligó al colegiado a parar el partido por el tumulto que se generó a la espalda de ese banquillo. Veremos lo que refleja el árbitro en el acta y veremos la reacción del Comité.

Así fue la historia, de decepción porque el Cartaya venía de convencer y de enamorar y de pronto se le fue la primavera. El partido, aparte de la derrota, deja una lectura clara para los rojinegros. Esto es otra historia, aquí nadie regala nada y si pueden te matan silenciosamente. Porque eso fue el Antoniano, un asesino silencioso, sin ruido alguno, con lo justo y con lo puesto, y dejó sin aire a un Cartaya que de pronto ha visto cómo la realidad de su vida es la de tener que sufrir lo indecible si quiera pasar por la Liga sin pesadillas.

Jerez es la próxima parada. Y lo bueno y lastimoso al mismo tiempo es que volverá a jugar fuera. Porque lo de jugar en casa, desde hace meses, se ha convertido en un auténtico calvario que igual le obliga a tener que pasar por el psicólogo.

Ficha técnica:

Cartaya: Adrián, Manuel (Marcos), Novoa (Fabinho), Joao Lobo (Cárdenas), Franci Ruiz, Mario (Miguelito), Cerpa, Lolo, Miguel Fernández (Carlos Martínez), José Díaz y Wojcik.

Atlético Antoniano: Andrés, Macías, Alberto Gómez, Chamizo, Nacho (Romero), Román (Del Castillo), Domingo (Oku), Alberto Sánchez, Ángel, Valenzuela (Ismael) y Jesús Romero.

Goles: 0-1 52' Romero.

Árbitro: Pozo Fernández, de Ceuta. Mostró cartulinas amarillas a los locales Franci Ruiz, José Diaz, Wojcik y a Carlos Martínez. Y a los visitantes, Nacho, Domingo, Alberto Sánchez y al entrenador Manu Fidalgo y expulsó por doble cartulina a Alberto Gómez en el minuto 82.

Incidencias: La Agrupación Deportiva Cartaya concedió, a título póstumo, la acreditación de socio honorífico a Juan Miguel Polo Plana. Unos 500 espectadores.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios