Sporting de gijón-recreativo

Amago de fútbol al ralentí (0-0)

  • El Decano y el Sporting empatan en un simulacro de partido en el que anticiparon sus vacaciones. Los jóvenes salvaron la tarde.

Existen dos variantes del fútbol en chanclas, esa definición de Caparrós de la no competición final de Liga. Cuando se miden dos conjuntos con todo hecho y nada más que la vergüenza torera en liza suelen darse dos vertientes opuestas. En la opción atrevida, los equipos se olvidan de la defensa, de la especulación y se dan un festín de fútbol y goles. Una alegría para los ojos del espectador. En la versión apática, es el tedio el que domina. La falta de tensión se traduce en lentitud y desidia en el terreno de juego. El Sporting y el Decano decidieron regalar un homenaje de esa cara B al escaso público de El Molinón.

Comenzaron bien los dos contendientes. Con un juego alegre y nada especulativo hicieron pensar en un choque atractivo. Puro espejismo. Un cuarto de hora de artificios sin pólvora. El tiempo que tardó la imprecisión en hacerse con el dominio del juego. Ninguno de los dos fue capaz de tomar el control e imponer un ritmo acertado al duelo. Se fueron enfriando de forma paralela para dejar pasar 45 minutos sin apenas ofrecer ninguna profundidad ni acción realmente destacable.

La nota positiva de la tarde la pusieron los que tuvieron su oportunidad. Álvaro Vega, Naranjo, Francis… Hicieron su partido. Pusieron la intensidad personal en sus acciones y dejaron los pocos detalles destacables de la tarde asturiana. El central estuvo serio y metido todo el encuentro. Naranjo dejó muestras de su calidad y desparpajo. Participativo y voluntarioso, buscó sin complejos a sus marcadores y puso gotas de clase de forma irregular. Menos presencia tuvo Francis, quizá víctima de la falta de continuidad en el juego y los tímidos ataques colectivos. Entre estos dos últimos fabricaron la más clara y casi única oportunidad de gol de todo el choque en la segunda mitad.

Como un calco de la primera mitad fue la segunda. Los dos saltaron con algo más de presión. Buscaron la meta rival con más compromiso, pero sin agresividad ni constancia. Aportó más el estado físico de los jugadores que ellos mismos por abrir el duelo. El partido se hizo muy largo para buena parte de los profesionales. Muchos de ellos con poco ritmo de competición y poco habituados a tantos minutos notaron en el tramo final el peso. El Sporting llegó más entero a este desenlace. Sergi, que cumplió su segunda tarde de castigo, tuvo que mover los hilos en la distancia y se vio obligado a retirar a Granero, Naranjo y Francis por problemas físicos. Acusaron el esfuerzo y la falta de costumbre.

Los asturianos adelantaron ligeramente su tímida presión y con ello complicaron la salida del cuero recreativista. Fueron los únicos minutos de relativo agobio albiazul. Sandoval se dedicó a dar homenajes y convirtió los diez minutos finales en un pasarela de aplausos y reivindicaciones mientras sobre el césped hasta el árbitro pedía la hora. Y es que el partido se le hizo tan largo al Decano, como la temporada. Le queda una última carta para despedirse con buen sabor de boca. Pero debe dejar las chanclas para la playa.

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