La natación española afronta los Juegos Olímpicos de Tokio entre la incertidumbre que genera el estado de forma de Mireia Belmonte, lastrada por sus continuos problemas en los hombros, y la esperanza que suscita la actuación de Hugo González, dispuesto a ratificar en la capital japonesa el salto de calidad que protagonizó en los pasados Europeos de Budapest.

A esa cita, la nadadora de Badalona se vio obligada a renunciar a causa de una tendinitis que sufrió en los hombros a comienzos del año. Esa dolencia ha condicionado la preparación de la española, que apenas ha podido competir este curso. Esta circunstancia impedirá a Belmonte, abanderada del equipo español junto con el piragüista Saúl Craviotto, defender en Tokio 2020 la medalla de oro que conquistó hace cinco años en los Juegos de Río en los 200 mariposa. 

La renuncia reducirá el habitual ajetreado programa de la nadadora del UCAM Fuensanta a tan sólo tres pruebas: los 800 y 1.500 libres, así como los 400 estilos. Tres pruebas a las que Mireia Belmonte, ganadora de cuatro medallas olímpicas, podría sumar una cuarta si finalmente forma parte del cuarteto español que competirá en el relevo 4x100 estilos.

La menor carga no facilitará, sin embargo, el camino hacia el podio a la nadadora española, que este año cuenta tanto en los 800 como en los 1.500 libres con registros alejados de los de las mejores del curso.

De hecho, el primer objetivo de Mireia Belmonte será acceder a las finales y una vez en ellas la experiencia, la catalana disputará sus cuartos Juegos, y, sobre todo, la capacidad competitiva de la pupila de Fred Vergnoux abre las posibilidades a la sorpresa.

Algo más accesible se antoja el camino en los 400 estilos, prueba en la que las medallas no parecen tan claras como en las dos pruebas de fondo, aunque para ello Belmonte, bronce en los Juegos de Río, deberá mejorar notablemente los 4.39,37 que firmó a finales de junio en Roma, su mejor marca del año. Todo un reto para la de Badalona, que a sus 30 años quiere demostrar, pese al calvario que ha sufrido con las lesiones en los últimos tiempos, que tiene un hueco entre las mejores del mundo.

El mismo objetivo con el que llegará a Tokio Hugo González, tras la explosión que protagonizó el pasado mes de mayo en los Campeonatos de Europa de Budapest, en los que el nadador balear se colgó tres medallas, una de ellas de oro. Metales que confirmaron las esperanzas que había suscitado desde que se diera a conocer al mundo en el verano de 2017 con los tres oros que logró en los Mundiales júnior de Indianápolis.

González ya no es el bisoño nadador que con apenas 17 años logró el pase en las semifinales de los 200 espalda en los Juegos de Río, ha ganado peso competitivo con su paso por la Universidad de California como demostró en Budapest tras colgarse con apenas una hora de diferencia la plata en los 100 espalda y el oro en los 200 estilos. Precisamente, las dos pruebas en las que González, de 22 años, competirá en la capital japonesa, donde el nadador del Canoe intentará subir al podio en la prueba corta de estilos.

Una distancia en la que Hugo González partirá con la sexta mejor marca de todos los inscritos, los 1.56,31, nuevo récord de España, que firmó a comienzos de junio en Barcelona y que el balear deberá rebajar si quiere pelear por las medallas.

Sin embargo, Mireia Belmonte y Hugo González no serán los únicos nombres propios del equipo español, que contará con Joan Lluis Pons y Jessica Vall como otros dos de sus principales puntales. Pons, cuarto en los Mundiales de Gwangju 2019, intentará repetir la final de los 400 estilos que logró en Río en su debut en una cita olímpica, una final que también perseguirá Jessica Vall en los 200 braza.

Completarán el equipo español África Zamorano, Marina García, Lidón Muñoz y Jimena Pérez, así como el joven Nicolás García, que a sus 19 años disputará sus primeros Juegos Olímpicos