En un partido no eliminatorio pero con sabor a octavos de final por el camino que había que recorrer posteriormente, España perdió ante Eslovenia (87-95) y quedó condenada a un enfrentamiento durísimo en los cuartos de final. Fue superior durante numerosos tramos de encuentro España, pero Eslovenia, aun con Doncic algo contenido aunque rozando el triple doble, nunca se fue del partido. Hubo un momento crítico al comienzo del tercer cuarto en el que España se marchó por 12 puntos, pero rápidamente cubrió trecho el equipo centroeuropeo, mucho más que el genio de los Mavericks. Y en el cara a cara final, reinó Eslovenia.

Queda un regusto amargo aunque no haya perdido nada. España jugó cerca de su mejor nivel, pero no le dio para mantenerlo y sacar adelante un partido que era casi un salvoconducto para semifinales. Sergio Scariolo planteó con minuciosidad el partido intentando minimizar las inmensas capacidades de Doncic. El técnico de Brescia planteó lo que parecía una zona 1-2-2 que se convertía en una caja+1 en defensa. Un cuadrado con Víctor Claver, especialista defensivo, sobre Doncic. Piernas, tamaño y mucha experiencia del valenciano, con más minutos como cuatro tras la baja de Juancho Hernangómez.

España consiguió sacarle dos faltas rápidas a Doncic y mandaba en el marcador en torno a los cinco puntos. Los eslovenos son mucho más que la estrella de los Mavericks. Hay algún jugador de NBA, muchos de Euroliga. Y parecen estar inmersos en una misión, la de dorar el increíble momento del deporte esloveno, con atletas top mundiales en diversas disciplinas con algo más de población que Sevilla o Málaga y la cuarta parte de Andalucía. Al final del primer cuarto, Doncic cometía una falta en ataque que le sacaba Abrines, la tercera. Mandaba España (24-20).

Suele ocurrir, cuando durante un partido se consigue el objetivo, como en este caso era minimizar a la estrella rival, hay una relajación involuntaria. Sin Doncic, Eslovenia hizo daño (24-26) pero un tiempo muerto de Scariolo puso rápidamente las cosas en orden (31-26). Tenía alguna opción de estirar España, pero siempre encontraba algún recurso el equipo alpino. Fuera Cancar, Dragic, Prepelic o Tobey. Había campos de mejora para la selección, como cerrar mejor el rebote (algo complicado por la amplitud de campo que genera el equipo esloveno con su ataque) y conseguir más anotación interior, pues el rival colapsaba la zona. Ricky intentaba sacarle la cuarta a Doncic en un ataque, pero los árbitros no la dieron. Y España mandaba 44-41, con buenas sensaciones.

Una descarga inicial de triples de Abalde, partido maduro el suyo, y de Rudy Fernández extendió la renta de salida (57-45). Fallaba un fenomenal Ricky, con Marc Gasol las referencias, un par de ataques tras grandes desequilibrios, y Eslovenia apretaba. Sergio Rodríguez daba aire con seis puntos consecutivos, pero Eslovenia hacía mucho daño con el fornido Dimec barriendo todo lo que le llegaba cerca del aro y por primera vez se sentían los eslovenos con la vara de mando (68-68) a finales del tercer cuarto, con mucho volumen de posesiones, algo que primaba los intereses eslovenos.

En un momento en el que parecía escaparse el partido después de que Doncic diera una asistencia fenomenal y Tobey tomara el relevo de Dimec, dos enormes triples de Pau Gasol y otro de Abalde daban a España (82-76) más aire. Pero ahí el equipo dudó, fue menos agresivo en los ataques y por dentro tuvo problemas serios en defensa, con Cancar castigando las ayudas. Quizá tardo en salir Ricky. Con 87-88 a falta de 15 segundos, un triple de Abalde se salió. Y otro triple de Ricky a falta de ocho segundo para empatar tampoco entró. Eslovenia sigue en esa misión, que no es exclusiva de Doncic. Y ahora viene un cruce tremendo.