Baloncesto | Selección

El MVP más solidario

  • Ricky Rubio presenta una sala para pacientes oncológicos en Barcelona financiada por su fundación

  • Lleva el nombre del padre de Víctor Claver

Ricky Rubio, pensativo durante la inauguración de la sala para pacientes oncológicos, mientras Claver aplaude.

Ricky Rubio, pensativo durante la inauguración de la sala para pacientes oncológicos, mientras Claver aplaude. / enric fontcuberta / efe

El campeón del mundo con la selección española de baloncesto Ricky Rubio dijo ayer que disfrutó el Mundial de China "como un niño pequeño", afirmó que "esto no acaba aquí, esto sigue", y que los jugadores eran conscientes de que la selección la había "liado un poco, pero no tan gorda". Rubio, MVP del torneo, presentó ayer en una rueda de prensa la nueva sala para pacientes oncológicos y familiares del Hospital Universitario Dexeus de Barcelona que su fundación ha contribuido a financiar.

En el acto también participó Víctor Claver, ya que la sala se bautizó con el nombre de Javier Claver, padre del baloncestista que, como la madre de Rubio, también falleció por un cáncer. "Ha sido un buen campeonato, pero no me conformo", señaló el catalán cuando los periodistas le preguntaron sobre cuestiones deportivas.

Rubio aseguró que "desde el primer día" sintió "una fuerza interior" que le hizo "creer" que conquistar el Mundial era una posibilidad real. Destacó que estos días ha vivido "muchas emociones" y que los jugadores de la selección se dieron cuenta real de lo logrado "al ver la reacción de la gente" y que en Madrid "las calles estaban llenas" para recibirles. Cuando recibió el trofeo de MVP, comentó, le resultó "difícil asimilarlo todo": "Me detuve un momento para saborear todo lo que habíamos hecho", recordó.

Rubio se mostró, sin embargo, convencido de que su madre ya fallecida, a quien dedicó unas emotivas palabras al finalizar el torneo, "está más orgullosa de que haya inaugurado esta sala que de que haya sido campeón del mundo". Claver, por su parte, manifestó que desde el principio "las sensaciones dentro del equipo eran buenas", pero que aun así él nunca pensó en la final, sino en ir "partido a partido".

En el combinado español "hubo una química especial que otras selecciones no tienen" y es, a su juicio, porque los jugadores del grupo que dirige Sergio Scariolo son "más que una selección", son "un equipo y una familia". Eso permite que "en los momentos duros te unes más y en los buenos disfrutas más", añadió. El jugador valenciano también sostuvo que "una de las claves de la final fue afrontarla como un partido más".

"Todos éramos conscientes de la oportunidad que teníamos delante, pero hicimos lo mismo que hicimos en los otros partidos. Jugamos a cartas e hicimos las tonterías de antes de cada partido. A lo mejor es una superstición, pero nos sirve para prepararnos y ayudarnos", señaló.

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