Fórmula Uno

Alonso brilla en la exhibición de Verstappen

  • El asturiano saldrá por detrás del neerlandés tras una calificación que se resolvió por márgenes mínimos

Alonso sonríe mientras charla en Mónaco.

Alonso sonríe mientras charla en Mónaco. / Christian Bruna | Efe

El neerlandés Max Verstappen (Red Bull), líder del campeonato y que aspira a ganar un tercer título seguido, saldrá primero hoy, por delante de Fernando Alonso (Aston Martin), en el Gran Premio de Mónaco, el sexto del Mundial de Fórmula Uno, que se disputa en el circuito urbano de Montecarlo.

La cronometrada principal, decisiva habitualmente con miras a una prueba que discurre por las estrechas calles del bello principado de la Costa Azul, dictaminó que el otro español, el madrileño Carlos Sainz (Ferrari) arranque -tras la sanción de su compañero, el monegasco Charles Leclerc- cuarto; mientras que el mexicano Sergio Pérez, compañero del nuevo ídolo de los Países Bajos -al que secunda en la general, a catorce puntos-, accidentado en la primera de las tres rondas, lo hará desde el último puesto de la parrilla.

Verstappen cubrió los 3.337 metros de la pista monegasca en un minuto, once segundos y 365 milésimas, sólo 84 menos que Fernando -tercero en el Mundial, a 44 puntos-, que mejoró en una décima a Leclerc y en casi dos a Ocon. Sainz se quedó a 27 centésimas y arrancará desde la tercera fila al lado del séptuple campeón mundial inglés Lewis Hamilton; que vivió tiempos mejores en esta linda plaza mediterránea. El capitán de Red Bull, que había sido el más rápido en los entrenamientos del viernes, también lideró la tabla de tiempos en el tercer y último ensayo, en el que mejoró en 73 milésimas a Checo. En una sesión que acabó cinco minutos antes de lo previsto, con una bandera roja, a consecuencia del accidente -sin mayores consecuencias físicas- de Hamilton, que perdió el control, bajando a Mirabeau, de su Mercedes; que hubo de ser retirado de pista, dejando unas espectaculares imágenes, mediante una grúa.

Tercero había sido el canadiense Lance Stroll, compañero de Alonso en Aston Martin. Por delante de un Sainz que el viernes -antes de tocar el muro en la zona de salida de la piscina- había sido primero en la primera sesión y tercero en la segunda. El talentoso piloto madrileño -quinto en el Mundial, con 44 puntos, 75 menos que Verstappen- se inscribió cuarto, a 485 milésimas del que fuera su primer compañero en la F1 (en 2015, a bordo de un Toro Rosso, actual Alpha Tauri) en el último ensayo. Una sesión que Alonso acabó, sin opción a un último intento para mejorar crono, en decimocuarta posición; ya que poco antes del accidente de Hamilton también se había quedado parado en pista el Haas del danés Kevin Magnussen. El astro astur, victorioso en Mónaco en 2006 y en 2007, se había quedado a nueve décimas del crono de Mad Max.

A la hora de la verdad, en una prueba en la que la cronometrada principal prácticamente decide el resultado de la carrera, el más egregio eliminado en la primera ronda (Q1) fue Checo, ganador en el glamour mediterráneo hace justo un año. En la Q2, en la que se quedaron fuera Stroll y el finés Valtteri Bottas (Alfa Romeo), Verstappen volvió a comandar la tabla de tiempos, justo delante de Leclerc y de Fernando, con Carlos en el séptimo puesto. Hasta culminar otra actuación semi-estratosférica en su último intento de la Q3. En la ronda decisiva, dos españoles, Alonso y Sainz, llegaron a ocupar virtualmente la primera fila. Antes de que el crono del Aston Martin lo mejorasen Ocon, en primera instancia; y Leclerc -provisionalmente primero- justo después.

Pero quedaba en pista Verstappen. Y Verstappen -admirador declarado del genial piloto asturiano, que llegó a competir contra su padre, Jos, a principios de siglo- se marcó un tercer sector de auténtico lunático. Porque Mad Max es un salvaje. Y ayer lo volvió a demostrar.

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