De libros

El problema del mal

Conversaciones con Arthur Schopenhauer. Luis Carlos Moreno Claros (Edición y traducción). Acantilado. Barcelona, 2016. 368 páginas. 20 euros

Se recogen aquí, seleccionados y traducidos por Luis Fernando Moreno Claros, los testimonios de algunos contemporáneos que dieron fe tanto de su carácter polémico, como de la propia vida de Arthur Schopenhauer. Testimonios cuyo valor no sólo concierne a la curiosidad del erudito (cómo vivía, qué lugares frecuentó, cuáles fueron sus amores), sino que plantean una cuestión, en buena medida, paradójica. De la lectura de estos relatos cabe deducir que el filósofo del dolor, de la agonía, de la futilidad de la existencia, era un hombre alegre. Una alegría no exenta de sarcasmo, dada la suspicacia del filósofo; pero alegría al cabo, de la que existen numerosas pruebas. Lo cual nos lleva a interrogarnos sobre la naturaleza de su obra y la fuente primera de la que brota su filosofía.

Uno de estos manantiales, como se señala en el propio título de la introducción (El "Buda" de Fráncfort), fue el budismo. Y dentro del budismo, aquél descubrimiento aciago del Buda, cuando se le revela la caducidad y la ruina de la existencia. Aun así, se trata de un caso particular de aquella onda mayor de lo Oriental que atravesó el pensamiento y el arte del siglo XIX. El propio Schopenhauer ejercería de filósofo de las religiones cuando aborde en sus estudios los diferentes mitos inaugurales y el problema del mal que se sustancia en ellos. En ese sentido, tanto su concepto de la voluntad como el trágico pesimismo que alimenta su obra, no son sino evidencias del fracaso de la Razón, de esa razón ilustrada que todavía alienta en Goethe, como organizadora del mundo.

Así pues, el lector curioso encontrará en este espléndido volumen no sólo el vario testimonio de una vida impar. Encontrará, en mayor medida, y abriéndose desde muchos ángulos, el clima intelectual y el entramado anímico de una hora de Europa. Uno de esos vectores, que modificaron perdurablemente la visión de su siglo, fue este Arthur Schopenhauer que aquí se contiene. De su alegre mordacidad, sin embargo, no se deduce una imagen clara y enérgica de la existencia. Es el anacoreta de Jung, su estatismo mineral, su fatiga de siglos, lo que se preludia inadvertidamente en estas páginas.

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