José Luis Ferris. Escritor

“La vida de Miguel Hernández tiene mucho de película”

  • Los epistolarios encontrados y los congresos sobre el autor de 'El rayo que no cesa' han motivado la versión ampliada de la biografía del poeta, que publica la Fundación Lara

José Luis Ferris, este jueves en una visita a Sevilla para presentar su biografía de Miguel Hernández.

José Luis Ferris, este jueves en una visita a Sevilla para presentar su biografía de Miguel Hernández. / Juan Carlos Vázquez

El poeta activista que se encuentra con sus coetáneos, el miliciano en el frente de batalla, el hombre enamorado, el militante político o el más íntimo están presentes en Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta, una revisión ampliada de la biografía del poeta de Orihuela que publicó en 2002 la Fundación José Manuel Lara. Una nueva versión necesaria, a juicio de su autor, José Luis Ferris (Alicante, 1960), que en estos años ha encontrado más datos y referencias, que sirven para iluminar algunas sombras de la vida y obra de Hernández.

–¿Qué aporta de nuevo esta ampliación de su biografía de Miguel Hernández?

–La biografía ha ido creciendo porque se han ido descubriendo epistolarios, se han celebrado tres congreso dedicados a la figura del poeta, y todo eso lo he ido absorbiendo. Fundamentalmente, la ampliación compete a los últimos capítulos, porque el Ministerio de Defensa ha tenido a bien abrir sus archivos para que conozcamos los expedientes carcelarios de Miguel Hernández, así como sus sumarios de guerra. En ellos aparecen algunos nombres, como el del juez que lo condenó, Pablo Alfaro, y que nadie había vinculado hasta ahora con el poeta falangista Jose María Alfaro, que fue su hijo. La huida por la frontera de Portugal, por ejemplo, antes la despachábamos con suma facilidad, y ahora sabemos lo que hizo día a día, con quién se encontró o quién le ayudó, porque todo eso está ahora muy documentado.

–¿Existen todavía rincones oscuros de la vida del poeta de Orihuela?

–Tanto como rincones oscuros, no exactamente. En su momento ya saqué toda la implicación de la Iglesia, sobre todo a través de su relación con el obispo Luis Almarcha, que marca de una manera definitiva la vida del poeta. Lo apoyó y ayudó cuando era joven, mientras que posteriormente fue terrible, con una sed de venganza desaforada. Supongo que debe haber algún documento en el que se demuestra más la fijación de Almarcha por Hernández. Y seguramente nos encontraremos con más textos de Miguel Hernández. Tengamos en cuenta que se trataba de una persona muy generosa, muy desprendida, y cuando en prisión los otros reclusos le pedían un poema para sus hijos, por ejemplo, él los escribía y casi nunca se quedaba con una copia. Estando en Badajoz un señor se me acercó para decirme que tenía un poema escrito por Miguel Hernández, de puño y letra. Tiene que haber muchas cajas del abuelo con poemas suyos.

–La huida, la coincidencia con Franco en el Real Alcázar de Sevilla o el reloj que le regaló Aleixandre, parecen elementos de una película de aventuras, con final desgraciado.

–La vida de Miguel Hernández tiene mucho de película. Estando en su pueblo percibe que se tiene que ir, y decide huir por Sevilla, ya que le recomiendan que se encuentre con el poeta Joaquín Romero Murube, que en un principio le aconseja que se esconda en un pueblo de la provincia, como jornalero. La coincidencia con Franco en el Alcázar (Murube era el responsable del monumento) tuvo que ser cierta, ya que he encontrado cinco versiones, y todas coinciden. Y por lo que cuenta Murube, Miguel Hernández le comentó: Con lo pequeño que es y la que ha liado, o algo parecido. Y el célebre reloj de Aleixandre (que le había regalado el poeta sevillano) fue lo que provocó su detención.

"Miguel Hernández está en las antípodas de la Generación del 27, que era una generación de gente pudiente"

–Su libro transmite la sensación de que Hernández tuvo una relación irregular con sus coetáneos.

–Miguel Hernández está en las antípodas sociales de la Generación del 27, que era una generación de gente pudiente, que podían permitirse estar en Madrid sin tener que trabajar. Por ejemplo, hay una carta de Lorca, con 36 años, en la que le dice a su padre: "Este mes no me tienes que enviar dinero". La de Hernández no era una familia pobre, su padre no era pastor como se ha dicho alguna vez, pero sí es verdad que eran austeros. Y cuando llega a Madrid con 25 años su aspecto físico, que desprendía ruralidad, no es agradable para estos poetas, que se caracterizaban por ir siempre muy elegantes, de chaqueta y pajarita. Los comienzos con Lorca no fueron fáciles, y a esto debemos unirle lo que podríamos calificar como una especie de alergia, que le provoca el poeta de Orihuela, tal y como le confiesa a Aleixandre. Hernández no fue feliz con ese grupo, porque nunca se sintió aceptado, teniendo una especial mala relación con Alberti y Lorca. Sin embargo tuvo una excelente relación con Pablo Neruda y Vicente Aleixandre, o con Buero Vallejo posteriormente.

–Su vida sentimental estuvo marcada por tres mujeres, con relaciones muy distintas con ellas.

–Él se enamora con 23 años de Josefina Manresa. Pero la energía vital que tiene choca contra los muros que levanta ella, tanto religiosos como sociales. Eso le genera una pena, con la que construye algunos poemas. Cuando se instala en Madrid en 1935, en plena crisis existencial, aparece la pintora Maruja Mallo, a la que conoce en la casa de Neruda. Y con la que mantiene una relación, tras romper con Josefina. Pero Maruja Mallo no quiere un compromiso estable y él se siente engañado. Tras esto se encuentra con María Cegarra, que se puede entender como una fusión de Josefina y Maruja, y trata de convencerla, en vano, para que lo acompañe a Madrid. El rayo que no cesa es la representación poética de esos tres amores, con una presencia destacada de Maruja Mallo. Y ya no hubo más mujeres en su vida, porque los rumores de relaciones con María Zambrano o Carmen Conde no tienen consistencia.

–¿Por qué Miguel Hernández sigue siendo un poeta actual?

–Es el poeta que menos ha envejecido de aquella generación. Sus poemas de amor, sobre la soledad o sobre la explotación infantil, que está ocurriendo ahora mismo en países asiáticos o africanos, o sus poemas sobre la guerra están plenamente vigentes. Nadie ha abordado un conflicto armado como Miguel Hernández. En El rayo que no cesa se acerca al 27, pero la guerra es la prueba del algodón de un poeta. Ya no se puede cantar al amanecer, al amor o a una rosa, y hay que hacerlo sobre la sangre derramada y sobre lo que pasa en las calles. Los grandes poetas del 27 no fueron capaces de conciliar metáforas con compromiso. Sólo supo hacerlo Miguel Hernández. Dignificó la literatura de compromiso.

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